lunes, 30 de abril de 2018

La Monegros 2018, qué duro es ser tuercepedal


He aquí la crónica de la Monegros 2018 hecha por los tuercepedales. Porque el mundo debe conocer estos pormenores. Lo duro que resulta ser tuercepedal. Mes de diciembre. Sin mucho conocimiento y sin pensar demasiado las cosas un grueso de tuercepedales bastante importante nos apuntamos a la marcha larga de la Monegros. Algunos, haciendo gala del aludido poco conocimiento, completan las inscripciones propias o las de sus amigos poniendo en sus dorsales nombres dudosamente representativos y/o directamente poco dignos.

Llega abril y tras un invierno y principio de primavera pleno de lluvias y alguna que otra calamidad toca repasar las bicis de montaña para ponerse en la línea de salida de la Monegros. De los tres años, con este, en los que he salido lo mismo era el menos indicado para afrontar semejante kilometrada pero el escaso juicio que dicta los designios de un tuercepedal de pro me llevan a tirar adelante por dos razones. Una, donde no lleguen las piernetas tendrá que llegar la voluntad. Y dos, donde no lleguen las dos cosas antes mencionadas lo hará un Patrol de la Cruz Roja. Que los Monegros son un desierto pero tampoco hay que exagerar y esto no es como irse a pedalear al Kalahari con un odre de agua y con el siguiente ser vivo a día y medio de camino. No hay que dramatizar, no nos pongamos nerviosos. En caso de quedarnos tirados por avería mecánica o física (la mental ya viene de serie) no creo que sea necesario tener que recolectar raíces para nuestra supervivencia.

El objetivo, además de completar la marcha de manera más o menos digna, no se mide en tiempo sino en número de tartaletas de manzana que enjaretar al buche. El anterior récord establecido consistía en una deglución de ocho de estas ambrosías en dos avituallamientos dispuestos a tal efecto. Teniendo en cuenta que en esta ocasión íbamos a disponer de cuatro paradas para disfrutar de estos manjares el récord parecía factible aunque siempre había que tener en cuenta los imponderables que afectan a estos eventos y que suelen traducirse en vomitones, cagaleras y toda suerte de malestares estomacales que devienen en un rendimiento inferior al pronosticado.

Total que tras la recogida de dorsales toca vestirse de ciclista y ahí ya acontecen los primeros horrores. En los dorsales personalizados surgen los despropósitos cometidos en diciembre. Que si un Pablé por aquí, que si un Van Lakommen por allá. Al pobre Lemus petit se le empezó a torcer la jornada al ver que iba a tener que circular con el apelativo que el bueno de Juanlu y sus huevos toreros habían tenido a bien cascarle al completar la inscripción pero es que lo mío… me lo hice yo… ¡Van Lakommen! ¿Pero de qué iba en diciembre para poner semejante faltada? Ni que fuera un flandrien de los que hacen el calendario de piedras, que soy un tuercepedal que ha venido aquí a no hacerse mal y a comer tartaletas de manzana como un cerdo, hombre.

Así es que tras saludar a mr Trendy, al sr Ornitorrinco, sr Bestué, Pepito, mi hermano Jesús, compañeros varios de instituto nos vamos al cajón de salida. Jesús en un alarde que le dan después de haber almorzado bien se mete en un cajón intermedio, que vayamos con ellos, hombre no que tenemos dorsal para el cajón de los cojos, que es igual, hombre no sé yo, que sí, mira que hemos pagao nosecuantos ñapos al menos salir en la clasificación y no hacer un siskevicius. Al final, Jesús y sus compañeros marchan al cajón de los pudientes y Juanlu, Pablo (me niego a denominarle Pablé, él lo agradecerá), el señor Lueza, el señor Cantín y un servidor marchamos al cajón de los desarrapados. Previo despliegue espectacular de Juanlu con los malabares acostumbrados de siempre y que hacen las delicias del público asistente. Que si la rueda que pierde y no se puede hinchar, el número de las tenacillas y el imprescindible giro mortal del bidón que no lleva agua. Espectacular.

Salida lenta y trabada con parones y algún tapón tras las caídas de costumbre que libramos sin dificultad. Algún incidente con uno de esos bikers que piensan que aquello es el Tour de Francia y que saliendo a toda mecha y empujando a los demás igual lo gana. Manolo recibe un topetazo de uno de estos iluminados y lo despide con cariñosos saludos. Hasta que al fin los caminos se ensanchan, el pelotón se estira y Javi Miguelón Indurain puede poner las bielas a funcionar para implantar un ritmete bueno con el que ir avanzando alguna posición. Manolo con la bici de ruedas gordas también va allanando el camino hasta que cuando nos las veíamos felices llegamos a un tapón bíblico. Aquello parece Zaragoza cuando llueve, Barcelona el 1 de agosto o Monzón cuando había semáforos. El atasco es memorable. La causa no es ni la fin del mundo ni que doscientos bikers hayan caído fulminados por torzones de tripas tras ingerir pantagruélicas cantidades de tartaletas de manzana puesto que el primer avituallamiento aún no ha llegado. No, la causa es un charco. Aún me acuerdo del primer año que hicimos la Monegros con Jesús. Los treinta primeros kilómetros eran charquilandia. Tras la lógica aprensión que supone cruzar una de esas charqueras en las que uno no sabe si puede verse sumido en un hoyo que lo lleve hasta Nueva Zelanda, todo temor se disipaba al ver cruzar por medio a algún incauto con poco conocimiento y ver que no pasaba nada. Pues nosotros íbamos detrás. Y no pasó nada. Pues este año fue misión imposible porque el tapón era infranqueable. Entre los que no querían mojarse los petetes, los que se iban por la margen a ritmo caribeño, los que se hacían selfis, los que se quedaban mirando el charco… Un charco. Que no es más que una extensión de agua puerca de como palmo, palmo y medio de profundidad que a lo sumo tiene renacuajos nadando en su interior. Pues gente mirando el charco. Treinta minutos para cruzar dos charqueras cuando el siguiente gozo de esta marcha después de ponerse como un cerdo comiendo tartaletas es mancharse como un gorrino cruzando los charcos.


Apártense que tenemos hambre
Unos repechos después en los que también se forman tapones y podemos contemplar como algún biker hace la croqueta en una zanja al violar la máxima de que cuando ruedas más despacio que lo que puedes caminar eso ya no es ir en bici sino que es hacer equilibrios, llegamos al primer avituallamiento bien colmado de gente.  El quinteto que formamos se despliega con suma eficacia ignorando que por tercera vez se forma un tapón en la mesa donde se disponen las viandas y una de las señoras que atiende el puesto se ve obligada a recordar a la gente que no se apelotone al principio pues pueden disponer de toda la longitud del lugar tan largo es ya que hay comida para todos. En ese momento el grueso de bikers mira hacia la otra punta de la mesa y contempla un espectáculo que ya nunca podrán borrar de sus retinas, cinco tuercepedales devorando tartaletas de manzana como si no fuera a haber mañana. Tras apurar la ingesta del orín de pitufo más conocido por su marca comercial, powerade, pregunto a Javi cuántas tartaletas lleva y sentencia que cuatro. Este hombre es un titán pedaleando y mallando, no perdona. Manolo también lleva lo suyo y Juanlu y Pablo sencillamente no hablan y trasegan que da gusto. Pues voy a por la cuarta tartaleta, me digo, pero al ir a por ella acontece uno de esos fenómenos de la naturaleza similares a cascar un huevo y que aparezcan dos yemas. La tartaleta se aferra de manera firme a una congénere y yo no puedo jugar a ser dios y separar lo que la naturaleza quiso que estuviera unido así es que haciendo uso de todas mis fuerzas devoro ambas tartaletas para que marchen de este mundo igual que amanecieron en aquella bendita cajeta de repostería Dulcesol.

Comienzan las primeras estribaciones del alto de Piedrafita y al sol le da por salir. Como cinco cerdos bien cebaos avanzamos al matadero con sudores plenos de toda la glucosa sobrante que el organismo intenta sacarse de encima tras esa agresión injustificada a nuestros estómagos. Me siento pesado, dice Pablo. Nos ha jodido mayo con las flores.  Javi Miguelón impone un ritmo, Manolo y yo le seguimos para rebasarle después. Juanlu y Pablo penan por detrás. Serán las tartaletas. Javi Miguelón nos coge un rato más tarde y juntos llegamos a la cima. Yo voy con ligeros amagos de calambre en las piernas. Pero como las tripas van bien y hemos venido a zampar decido seguir para la marcha larga sin pensar demasiado en las consecuencias. Tras unirnos otra vez los cinco tiramos cara abajo dirección Peñalba.


Un uomo è al comando, la sua maglia è biancoceleste, il suo nome è Manolo
Ya entonces cuando la bajada se hace más tendida vemos que Juanlu y Pablo empiezan a quedarse otra vez atrás. Como no hay mal que por bien no venga, al aflojar un poco el ritmo las piernetas se van relajando y tras pasar el kilómetro 60 el canguelo se va haciendo a un lado. Llegamos a Peñalba. Avituallamiento en el pueblo y lleno de animación, se agradece un poco de vida en  esos momentos. Javi está con que ese pueblo es Valfarta y yo con que es Peñalba. Juanlu viene a desentrañar el misterio. Que Peñalba igual no es porque trabajó allí y no le suena para nada todo aquello. Mira que había un cartel a la entrada de cooperativa de Peñalba o algo así. Pues no sé. Y al mirar al otro lado del avituallamiento, a la otra orilla de lo que parece ser un canal ve que sí, que trabajó justo allí en ese edificio. Memorable.

Haciendo acopio de coraje nos enfrentamos a la mesada dispuesta aunque esta vez el desempeño efectuado es algo más suave y se salda con un total de tres tartaletas de manzana y un botellín de orín azul. El titán Miguelón se enjareta ocho o diez piazos de naranja a ritmo de adelantar a Chiapucci en la crono de Luxemburgo.Pim pam, pim pam.  Pablo, Juanlu y Manolo haciendo subir las acciones de la casa Dulcesol a la que no tendremos inconveniente en cederle un espacio publicitario en el ribete de alguna manga el día que la Agrupación Gastrónomica Tuercepedales saque maillot de equipo. Bien cebadicos salimos dispuestos para acometer el rampote posterior al avituallamiento.
Comienzan los kilómetros del desasosiego. Una interminable sucesión de rectas y falsos llanos que han de llevar hasta Castejón de Monegros. Milagrosamente las piernetas responden pero Pablo va asfixiado. Qué le vamos a hacer, le habrán sentado mal las tartaletas o estará incubando algo, ya llegaremos. Lo que es raro con la pretemporada en altura que se había clavado el muy zorro ahí en Andalucía pedaleando y entrenando la muñeca y el movimiento de codo, pero en fin… Cada vez se van retrasando más el caso es que llegado un punto Manolo y yo terminamos pedaleando en solitario y contando las granjas de tocinos que vamos viendo a la vera del camino. Pero llega un punto en que no se ve venir al resto de la grupeta y decidimos parar por si Pablo ha tenido que retirarse. Debe de ser como el kilómetro 80. Llama Manolo a esta gente y le dicen que Pablo ha sufrido una avería pero que tiremos hasta el siguiente avituallamiento y esperemos allí. La resolución de las desgracias del pobre Pablo a la vuelta de la publicidad. Emoción, intriga y dolor de barriga.



Tercer avituallamiento y allí en medio de un sembrao están repatingados Jesús y su colega Antonio que han optado por la retirada. Antonio con torzón de tripas y Jesús solidarizándose con él se queda para esperar a los otros compañeros y que vengan a buscarlos con el coche. Les contamos las penurias de Pablo y ya hasta le hacemos un hueco en ese viaje de vuelta por si va tan fastidiado que no pueda continuar. Y entonces llegan Juanlu, Javi y Pablo.

Temiendo lo peor nos acercamos al damnificado por averías y dolencias varias, cómo te encuentras, puedes seguir. Y a continuación nos explica la algarada del día y que entra a formar parte del top3 del universo tuercepedal. Yo creo que supera la vez que Juanlu rajó la cubierta a los trescientos metros de comenzar la Puertos (y no llevaba ni velocímetro, ni agua, ni dineros para pagar la reparación) y compite de manera firme con Jesús cuando se hizo la marcha de Labata con la suspensión bloqueada. Resulta que siguiendo la tónica de la jornada el pobre mozo iba asfixiado y subido de pulsaciones que no podía más. Y aquello que no tiraba. El caso es que en una de las bajadas, Javi y Juanlu se le empiezan a ir. Pablo, escamado ante tan alarmante situación en la que simplemente tirándose a peso mierda debería ser capaz de seguir al resto, decide parar y comprobar si le pasa algo a las ruedas. Al girar una de las ruedas en vacío esta gira dos segundos y se para. Pastilla de freno rozando el disco. Imprecaciones varias. Reparación de la avería y a volar lo que no estaba en los escritos. Rato después y ya de camino a casa en el coche nos reímos a base de bien por el hecho de que Pablo tardó tanto tiempo en atribuir su lentitud a la bici en lugar de a su estado físico. “Esto me ha pasado por dudar de mi estado físico”. El pobre hombre, que había estado entrenando en Andalucía (tanto el pedaleo como el zampe) no era normal que tuviera un rendimiento tan malo. Pero él lo estuvo creyendo durante 80 largos kilómetros porque es un tuercepedal sin remedio. A todos nos hubiera pasado lo mismo. A cualquier otro biker más preocupado por reventar el KOM del strava que por reventarse las tripas zampando ese mediocre ritmo le hubiera hecho sospechar que su bicicleta estaba averiada no dudando en ningún momento de su infalibilidad como ciclista. Qué le vamos a hacer, nosotros no somos así.

Tras contar la anécdota toca ajusticiar el avituallamiento y es en este punto donde se rebasa la mágica cifra de diez tartaletas de manzana al mismo tiempo que saludamos a Gustavo quien se encuentra reparando bicicletas a todo tren. Con fuerzas renovadas nos encaminamos a completar los últimos 30 kilómetros con Pablo tirando como un poseso. Pero se ha pegado tal pechada hasta ese momento que el efecto dura poco y volvemos a la marcheta habitual. Hay que acabar como sea. Así y todo en el tramo de bajada donde se juntan de nuevo las dos marchas se va la grupeta dada mi ineptitud para pedalear en cualquier tipo de porcentaje negativo. Y encima se me cargan las lumbares.

Llego al cuarto y último avituallamiento con la vana esperanza de entrar y no encontrar a mis cuatro compañeros, pensando que al estar tan cerca del anterior y tan cerca de meta se lo habrán saltado. Los cojones. Ahí están mallando a base de bien. Si les sacan un par de cocos fritos y una botella vino ahí no queda ni el plato. Cuando me veo resignado a intentar llegar a ingerir tantas tartaletas como copas de Europa tiene el Madrid descubro aliviado que aquí hay bocadillos de chorizo. Tras comer y beber la correspondiente de orín pitufo continuamos con la última tramada hacia meta.


En el km 115 a punto de llegara a meta. Menuda odisea
Comienzan las fotos a lo loco, los vídeos con gritos y alaridos en plan desustanciao y Juanlu preparando el dispositivo de entrada a meta que consiste en ir los cinco en paralelo confiando en que nuestra torpeza no sea impedimento para meternos la gran hostia. Al final y tras un intento en el que rozamos el afilador hacemos algo parecido a cinco tíos entrando en paralelo eso sí montando mucha escandalera. Lo hemos conseguido. 117 km y casi 8 horas desde que empezamos a movernos hemos llegado tras ingerir una cantidad ridícula de tartaletas y líquidos, con una de las bicis trabada hasta el kilómetro 80. Pero nos lo hemos pasado en grande y nos hemos reído un montón. Unas fotos levantando la bici de ruedas gordas de Manolo, una caña caña que sabe a gloria y la fiedeuá con hamburguesa que sabe hasta buena para marchar cagando leches al coche a cargar los cataticos y llegar cuanto antes a casa para darnos una ducha y marchar a dormir. Qué día más largo y qué cansado es esto del zampar.


Entrando en meta. Pablo, Manolo, servidor, Juanlu y Javi. Foto sensacional

domingo, 15 de abril de 2018

Historias de Roubaix

El pasado domingo se celebró una de las carreras ciclistas más bonitas del año. El monumento de los monumentos, la Paris-Roubaix. Como todos los años sus doscientos cincuenta y muchos kilómetros depararon multitud de momentos épicos para recordar. He aquí algunos de ellos.


El que llegó primero. Por fin ganó Pitera Sagan en el velódromo de Roubaix. Tras unas cuantas ediciones de mala suerte y sinsabores el bravo ciclista eslovaco parece que dio con la tecla adecuada. Sin mostrarse en exceso durante las primeras tres cuartas partes de la carrera decidió ponerse farruco a falta de algo más de cincuenta kilómetros de meta. Tras un buen rato de fuerte ritmo en cabeza de lo que quedaba de pelotón a cargo de la excelsa maquinaría Quick Step y de un ataque a modo de prueba de Gregorio, Pitera se puso farruco. No fue un ataque ni duro ni flojo, enchegó la moto y marchó para adelante con ritmo sostenido. Detrás gente pillada al contrapié se miraba desconcertada sin saber qué hacer. Para cuando quisieron ponerse a trabajar Pitera ya sacaba una ventaja considerable que supo administrar de manera sabia. Pitera jamás duda, el resto de mortales sí. Más allá de sus enormes huevos, la fuerte determinación de este héroe paticorto y con cara de trilero es su mejor arma.



El que llegó segundo. A menudo se dice que el segundo es el primero de los perdedores pero no siempre es así. Todo depende del cómo. En el caso de Silvan Dillier ser segundo en esta Roubaix es un éxito memorable. Plantarle cara a Sagan hasta la última curva del velódromo es una prueba de casta muy notable. No se enganchó como una lapa a su estela durante kilómetros para racanear un podio, no. Luchó la fuga inicial antes de empezar los tramos de adoquines, se trabajó junto a sus compañeros una renta de minutos holgada y para cuando todos ellos excepto Wallays fueron cayendo en combate tuvo los redaños suficientes para aguantar al Sagan desencadenado que les alcanzó, relevarle en muchos tramos, sufrir sus acometidas en tantos otros y disputarle la carrera al sprint. Fue un tanto patético escuchar como a falta de veinte kilómetros los comentaristas deportivos daban por segura su derrota a manos (o mejor dicho, a piernas) de Sagan. Sin tener en cuenta un pinchazo en mal momento o no digamos una caída que hubiera podido tener Pitera, a un mozo que ha hecho bailar su bicicleta durante 29 tramos de pavé en cabeza de la prueba ciclista más complicada hay que respetarlo. A sus pies monsieur Dillier.



El que llegó tercero. Nikki Terpstra debe de ser un tipo complicado. En 2014 en esta misma blog se cantaron loas y alabanzas a su victoria en solitario. Aparte de su ataque desbocado gustó y mucho su recogida del pedrolo que lo acreditaba como vencedor ataviado con gorreta "como un ciclista antiguo". A lo largo de estos años ha seguido ganando carreras de prestigio y labrándose esa fama de tipo raro. Y el domingo volvió a las andadas. A lo mejor era el más fuerte pero no supo jugar sus cartas. Dudó. Y Pitera, como se ha dicho, no. Cuando no había solución se dedicó a tirar del carro de los favoritos en pos de lo imposible y cuando vio que no habría manera de alcanzar la cabeza saltó de su grupo para adjudicarse el tercer cajón del podio en solitario. Al llegar a meta, con la cara llena de barro, sudor y mierda se acercó a la zona donde Pitera había aparcado su bicicleta. Para Nikki, un tipo con cara de luterano trabajador y aplicado, esforzado, diligente y un poquito psicópata había concluido la edición 2018 de Roubaix a la par que daba comienzo la edición 2019. Su cabeza ya bullía con las mil y una tretas que podía, y debía, pergeñar para alzarse con la victoria al año que viene. Cogió los tubulares de la bici de Pitera y aplicando una leve presión con sus dedos intentó adivinar los bares de las ruedas con las que el salvaje del trilero Sagan le había levantado la carrera. Su cabecita comenzó a procesar.



El que no pudo llegar. El ciclismo es uno de los deportes más duros. No sólo porque se exprima el organismo hasta límites insospechados durante mucho tiempo sino porque además entraña ciertos riesgos. Por desgracia uno de estos riesgos se ha hecho palpable y patente en los últimos años en demasiadas ocasiones. Tanto en marchas cicloturistas como en pruebas profesionales. Cuando no es por caída, es por atropello y cuando no por un fallo cardiaco pero el caso es que se ha hecho relativamente habitual ver o escuchar como un ciclista muere mientras intenta disfrutar de su pasión. Esta vez le tocó al bueno de Michael Goolaerts del humilde aunque corajudo equipo Willems Verandas. En el segundo tramo adoquinado cayó fulminado por un infarto. En esos tensos momentos en los que el pelotón se desgaja en mil pedazos con caídas múltiples por doquier ya pareció que su caída no era una más puesto que sacaba muy mala pinta tendido en el suelo. Fue reanimado y trasladado al hospital donde a la noche no pudo superar la crisis y falleció. Morir casi siempre es una desgracia pero con 23 años lo es aún más si cabe. Al día siguiente los informativos deportivos se llenaron de una interminable sucesión de imágenes del pobre chaval tendido en el suelo luchando por vivir en una clara muestra de mala ética periodística y de la catadura moral por parte de los editores de esos espacios. Hubo que rebuscar en twitter para encontrar a gente que recordara al pobre Goolaerts subido a una bici y disfrutando una semana antes en el Tour de Flandes en pleno Kapelmuur. Si existe un cielo ojalá sea algo así para el bueno de Goolaerts. Una subida infinita de pavé pedaleando alegre llevado en volandas por los gritos de la gente que lo flanquea. Descanse en paz.



Los hermanos que acabaron. En el ciclismo han sido y son famosas las sagas de hermanos  e hijos que han coincidido o se han sucedido en el pelotón profesional. Así a bote pronto surgen los Simon, los Planckaert, los Indurain, creo que los Lejarreta, los Gorospe, los Scleck... ahora más recientemente y con diferentes resultados pues los Nibali, los Sagan, los Herrada, los Izagirre, los Quintana... los Zabel, los Minali, los Roche... hay unos suecos, los Peterson (uno de ellos,Gösta, ganó un Giro y todo), que eran cuatro y en los años sesenta-setenta ganaron medallas mundiales y olímpicas en contrarreloj por equipos. El equipo sueco era la familia Peterson al completo, algo así como Bélgica cuando compite en atletismo en 4x400 y tres de los cuatro relevistas se apellida Borlee. Pues ahora en Francia está la familia Turgis. Anthony, Jimmy y Tanguy son profesionales. Son jovenetes, del '94, '91 y ¡¡¡'98!!! respectivamente. Tanguy tiene 19 añetes pues el zagal es de mayo. El común de los mortales con 19 años un domingo por la mañana está o clavando codos o durmiendo la mona. No hay muchas más opciones al respecto. Tanguy estaba corriendo la Roubaix. No la prueba junior, no. La gorda, la de los salvajes. No sólo tuvo las pelotas suficientes para colocarse en la línea de salida sita en Compiegnes sino que además terminó la prueba. Convirtiéndose en el más joven en lograr tal proeza desde el año 1939. Además lo hizo acompañado de su hermano Jimmy. Militan en diferentes equipos pero es de imaginar que llegado el momento los intereses comerciales se difuminaron para dar paso al mero interés fraternal. El hermano mayor llegando con el pequeño sin nadie más, en tierra de nadie, en las posiciones 42º y 43º a más de 12 minutos de Sagan. Tiene que ser una chulada acabar Roubaix con 19 años. Acabar Roubaix con 19 años acompañado de tu hermano tiene que ser ya la repanocha.




El que quiso terminar a toda costa. Evaldas Siskevicius es un modesto ciclista lituano del aún más modesto equipo Delko. Tropical Amissa Bongo, circuito continental francés, carreras en China y alguna aparición en Dauphine o París-Niza. Es parte del bagaje de este típico ejemplo de ciclista de segunda división que se deja los riñones en carreras no muy conocidas para ganarse el sueldo. Porque detrás de las grandes estrellas hay un amplio pelotón de anónimos esforzados cuya labor es bregar y ayudar a sus jefes de filas y no siempre en carreras de relumbrón. Siskevicius había hecho su faena el pasado domingo y circulaba en última posición con el coche escoba pegado al culo cerrando la carrera. En el tramo adoquinado del Carrefour del arbre tuvo problemas con su rueda trasera. Necesitaba cambiarla. A esas alturas de la película con el grueso de los aficionados huyendo en desbandada a sus casas después de haber visto a las estrellas el bueno de Siskevicius ni tan siquiera tenía un coche de asistencia. Su coche de equipo era parte del convoy de cola ya que tras averiarse iba cargado en una de las grúas que cerraban la carrera. Siskevicius lo tuvo claro. ¿Retirarse? No, jamás. Hizo parar al convoy de cierre, se subió al coche que estaba sobre la grúa, sacó una rueda, la cambió él mismo y continuó. Desde el coche escoba le fueron indicando que había ganado Sagan y que iba a llegar fuera de control. A Siskevicius le dio igual. Siguió. Y para cuando llegó a las puertas del velódromo de Roubaix alguien se apiadó de él abriendo las puertas que ya habían sido cerradas para que pudiera dar su vuelta de honor y cruzar la línea de meta. Si se busca la clasificación Evaldas Siskevicius aparece con un DNF. Did not finish. No terminó. O en el mejor de los casos un Fuera de control. Pero su gesto es de los que hacen grande a este deporte y a los locos que lo practican. Enorme Siskevicius, enorme Roubaix.


jueves, 28 de diciembre de 2017

Cuando aquí se hablaba de carreretas (I): La 25ª Media Maratón

Supervía, los Puyuelo, Fernández, los Plana, Abascal, Gregorio, Mª José Pueyo, Cabestre... ; al fondo del todo y saliendo los últimos, los sospechosos habituales

Más vale tarde que nunca. Esta crónica debe de llevar en el horno como tres meses y diferentes circunstancias como la molicie otoñal han impedido su parto. Ustedes me dirán que la molicie suele ser estival y asociada a esas largas jornadas veraniegas en las que el no hacer absolutamente nada se convierte en el mejor de los deportes. Yo les digo que no, que la molicie es sana y buena en todas sus variantes estacionales y que por tanto debe de ser ejercitada durante todo el año. Y si cuando se logra escapar de ella es para ejercitar el noble arte de la lectura o la netflixización más irredenta la cosa se complica sobremanera. Uno se pondría a escribir en uno de esos ratos muertos en los que no se procede a procastinar, leer o netflixar pero resulta que en un alarde de jovial vitalidad me da por acudir a pasar la tarde al gimnasio muchos días. Nada serio, no se vayan ustedes a asustar. Charrar y hacer como que pedaleo. Y después de cenar el tiempo está reservado para conocer las novedades diarias de la república dictatorial de Moderdonia y las vicisitudes de la vida moderna de la mano del dictador supremo Broncano y sus adláteres Ignatius y Quequé. Y esto último es ley y no se puede hacer otra cosa que no sea descojonarse de la risa con estos caballeros, de modo que uno ya escribe poco y mal.

Pero hete aquí que hoy en una de esas comidas navideñas con las que continuamos la agresión justificada a nuestros aparatos digestivos en estas dos semanas de fastos para dar la bienvenida al pequeño baby Yisas, uno de los lectores habituales de esta mierda de blog me ha tirado de las orejas. Que si ya no escribes o qué. Pues algo hay en la nevera pero ya pude un poco. Pues podría hacer un poco de por favor y sacar aunque fuera las sobras. Pues venga, ya voy. Así que aquí está. Con mis dos huevos toreros, a finales de diciembre, en plenas navidades ahí va la crónica de una de las carreretas que hice el año pasado. Ahí va la crónica de la Media (aunque corrí la 5K).

Parece que fue ayer cuando se celebró aquella primera edición de la media maratón de Barbastro y el último domingo de septiembre tuvo lugar la 25ª edición. Aquella primera edición en la que unos pocos locos y locas se echaron a la carretera para recorrer unos, por aquel entonces, descomunales 21 kilómetros. Ir hasta Salas y volver. ¿Quién en su sano juicio podía pensar siquiera en intentar semejante salvajada? Pues poca gente y con la cabeza bien amueblada aún menos. Los colgados que en aquellos años se dedicaban a correr por la calle en lugar de entrenar pruebas de pista, militares del cuartel a los que sin duda participar en la prueba reportaría algún jugoso permiso y Gregorio.

Esto ya se explicó en tiempos en la blog pero no se van a librar ustedes de volver a leer las aventuretas de este titán local. El gran Gregorio ya estuvo allí en aquella primera edición. Uno, que estuvo en el avituallamiento de Bodega Pirineos repartiendo agua y naranjas a los esforzados de la ruta, jamás olvidará a Gregorié corriendo pegado a la margen de la carretera toda la recta previa a donde estábamos situados. De su cara de esfuerzo y sus estentóreos gritos para que alguien se apiadara de él dándole un sobre de glucosa. La respuesta de uno de los responsables del avituallamiento preguntándole que si se había pensado que aquello era una farmacia. Lo que ha cambiado todo en estos veinticuatro años cuando aquellos y aquellas valientes completaron esa delirante distancia a base de agua, naranjas y un poco de isostar de polvos. Sin zapatillas de drop 8, ni garmin, ni tirita nasal, sin gafas ni camisetas técnicas con carbono activado. Sin tanta tontería, geles ni potingues varios. Pudiendo a choto con aquellas camisetas de algodón que hacían rolde y se pegaban al cuerpo. Y para desespero de Gregorio, sin glucosa. Pero la hicieron. Y año a año la carrera fue creciendo y a pesar de algún que otro bache se llegó a la 25ª edición.

Me hacía ilusión participar este año en la carrera, porque era una edición redonda y porque esta carrera pues siempre ha sido eso, especial. Partiendo de la base de que durante años el teléfono para apuntarse a la carrera era el de casa uno puede hacerse la idea de la relación amor-odio que ha habido con ella por parte de todos y cada uno de los componentes de mi familia. Pero como dicen que el tiempo hace que uno se olvide de las cosas malas uno sólo puede recordar cosas buenas de esta carrera así es que había que participar sí o sí. Durante la primavera llegué a pensar en hacer los 21 km aunque conforme fue avanzando el verano tuve que ir recapacitando e ir aceptando la cruda realidad. Rebajar las pretensiones y pensar en el 10K para tras un último mes de molestias en la rodilla claudicar con el 5K. Y es que esta carrera tiene muy mala leche y ya me midió la lomera hace nueve años cuando llegué a la meta último al borde del fuera de control y con unos calambres horribles que no dejaban ya ni caminar. No me apetecía transitar esa delgada línea que separa el heroísmo del patetismo y volver a enfilar la recta de meta con unos tablones por gemelos. Así es que al 5K. De lo malo, no era un desastre ya que podría decir que participaría en una misma carrera con el gran José Manuel Abascal.

Pienso que fue un acierto combinar la media con los 5 y 10 kilómetros. Quien quiere participar no se ve lastrado por tener que hacerlo en alguna distancia imposible para sus posibilidades. Hace que esta fiesta sea accesible a mucha más gente. Así es que allí nos congregamos el domingo de marras en la línea de salida unos 500 participantes entre las tres distancias. Los peques ya habían tenido su momento de gloria el sábado por la tarde en un nuevo formato que les da mayor protagonismo.

Línea de salida, de izqda a dcha: Mireia Sosa, ganadora de tres ediciones de la Media; Mº José Pueyo, olímpica  en Pekín 2008 y de Sabiñánigo; Gregorio: filósofo, estadista y poeta, cuando no corre da charlas memorables en la piscina municipal. Al fondo de la imagen, definición gráfica de salir los últimos: un servidor y el Enano de Estercuel

Línea de salida, de dcha a izqda: La mencionada Mª José Pueyo charrando con un Monzón y otra moza; Abascal, plata en 1500 en Los Ángeles '84, mito del atletismo nacional; Juan Ramón Plana "el Figura", mi entrenador en categoría benjamín, ganador de la primera San Silvestre barbastrense hace casi cuarenta años, mito del atletismo local; Juan Plana, el relevo de la saga, ganador de la Milla de este año. Al fondo de la imagen, definición gráfica de salir los últimos II: un servidor y Juanillo
Yo había quedado con el Enano y Juanillo pero cuando comentaron el ritmo sabrosón que pensaban perpetrar durante la carrera ya les dije que los acompañaba en la salida pero nada más. Más que nada porque me iba a cansar más yendo a casi 8 minutos el km que yendo a lo que dictaran las piernas. Por allí al fondo de todo también estaba Juanlu, ilustre tuercepedal con el que estuvimos bromeando hasta que dieron el pistoletazo de salida y al que tanto le da hacer la Quebrantahuesos como una media, enchega el motor diésel ese que tiene y tira para alante con una cojonera envidiable. Pero eso sí, yo creo que podríamos dar un master en esto de salir últimos en las carreras. Muy vasta la experiencia acumulada en estas lides. El primer medio kilómetro fue muy malo, en consonancia con el estado de las piernas que las sentía como si fueran de goma. Es un miedo escénico recurrente que se reproduce todavía más si estoy de plantón charrando a la espera de salir. Quince minutos antes de la salida marché a caminar hacia el circulé donde Juan Ramón me presentó a Abascal de manera muy suigeneris, pero ni por esas. Piernas de goma.

Al revisar las fotos me he dado cuenta de que pasé al lado de mucha gente conocida. Pero entonces no los vi. Apunte friki: la nueva camiseta del CAB recuerda al maillot de Eslovaquia de Sagan. Tremendo. A mucha gente no le gusta la nueva camiseta, a mí sí por esta circunstancia. Es lo que tiene ser FRIKI
Luis Fonsi y Daddy Yankee en DES-PA-CI-TO (en el momento en que se elaboró esta crónica el Despacito todavía daba los últimos coletazos; hoy por hoy la foto quizás debería estar patrocinada por la gran Becky G y su "A mí me gustan mayores")

Suerte que al llegar al Coso las piernas se fueron soltando y poco a poco fui adelantando posiciones hasta encontrar un ritmo más acorde. Pasé al lado de Tom, de Pedro, iba buscando al Gurú y mientras no vi a otros tantos. El caso es que pensé que si paraba en uno de esos grupos a charrar con gente que iba para la Media pues me acomodaría en un ritmo más cochinero que el que podían dar las piernas y seguí adelante. A sensaciones, ya que ni cogí reloj ni garmin. Llevo un año de no poner cuentakilómetros en la bici ni reloj al correr. Y oigan, se vive mejor. Cuando en tiempos lo contaba el frikienfermero Abizanda llegué a pensar que eso de ir sin velocímetro ni astrolabio por la vida era de quinquis e inadaptados seres y que aquello sólo podía traer llanto y rechinar de dientes. Un dislate, vaya. Pues ahora les digo que no, cojan su garmin y su cuentakilómetros y mandenlo a tomar por el culo, llegarán igual a los sitios. Antes o después (probablemente después, mucho después) pero seguro que más felices y sin mirar los numericos constantemente. Así es que después de este ataque de ira contra toda la industria relativa a los globalpositionsistems volvamos a la crónica. Sin más elementos para discernir el bien y el mal que mi buen juicio cogí el globo de 1h 55' y pensé que por esa zona iría bien, que ya si eso en la bajada apretaría más. 

En el puente de hierro nos cruzamos con los primeros clasificados del 5K y a partir de ahí fue un continuo animar a los que me iba cruzando. Y cuando el tramo de carretera de las bodegas ya comenzaba a hacerse un poco tedioso tocó dar media vuelta y volver por donde habíamos venido. Ahora a gritar a los que me cruzaba y que iban hacia Castillazuelo. A punto de llegar de nuevo al puente de hierro y cuando pensaba que habrían pasado incrustados en algún grupo aparecen el Enano y Juanillo. Gritando que diera media vuelta y me fuera con ellos. Por un breve instante consideré la posibilidad pero por una vez que corriera a todo lo que me dieran las piernas en lugar de ejercer de muñeca de Famosa tampoco iba a pasar nada. Así es que seguí.

En la subida del Silo apareció Barriguitas, mi hermano Agus, fiel a su cita para animar en el punto más dantesco de la carrera. Está muy bien que la gente se acerque a animar al Coso, al Rioancho o a la meta pero donde verdaderamente se agradece ese empujón anímico es en esa cuesta del demonio. Alguna vez alguien me ha dicho que si cuando yo he estado animando en ese punto es por una mera cuestión morbosa de ver el sufrimiento de la gente en esa cuesta atroz. Y no es verdad. Porque he pasado por allí y lo he sufrido prefiero animar en ese trozo. Y Agus se rige por esa misma norma. Luego volveremos a ese punto. Por una vez crucé toda la subida sin parar a caminar. Jodido pero sin caminar. Viva la 5K.

Y a partir de avenida Navarra fue un no parar de ver a gente conocida animando. Creo que el haber combinado las tres distancias viene muy bien para fijar a la gente en la acera al paso de la carrera. Antes era una hora larga de plantón entre la salida y la llegada y ahora es un cuarto de hora de espera para toda esa gente que con sus aplausos hacen una inestimable labor. Por la zona del Rioancho iba un poco fundido ya que si bien los aplausos de la gente eran muy gratos el no llevar desde hacía rato a nadie corriendo por delante frenaba un poco la motivación. A ver si al año que viene se animan más a correr las distancias cortas. El caso es que mi sobrina Alejandra estaba por allí apostada y con el choque de manos que me dio tuve suficiente para llegar hasta la recta de meta.

Allí entre un porrón de gente estaba Tatín, mi hermano Jesús, bajo uno de los arcos de la recta de meta aplaudiendo y soltando la lapidaria frase de "venga, corre, que sólo te va a sacar 4 minutos Abascal". Al final no fueron más que tres minutos y llegué en menos de 25'. O sea, que oficialmente según los estándares del Gurú el cual afirma que todo lo que sea desplazarse a más de 5'/km no es correr, se puede decir que esta vez corrí. Bordeando el límite pero corrí.

Y lo bueno de hacer el 5K, tras dos minutos de coger resuello pues a aplaudir a la recta de meta. Para otro año tengo que dejar la bici preparada para subir a reunirme con Agus en el Silo pero esta vez lo pensé tarde, el caso es que allí me quedé. Aplaudiendo al primer clasificado de la 10K, al Enano y a Juanillo que llegaron justo por detrás de él reeditando aquel esprepéntico momento famoseril en el que llegamos tras el primer clasificado de una 10K de San Ramón mientras el público, ignorante de lo que realmente ocurría, nos aplaudía como si llegáramos segundos. Y el caso es que nos habían doblado y nos faltaba dar otra vuelta al circuito. La cara del presi Torres en meta pidiendo por favor que dejáramos de alentar a las masas y que nos desviáramos a dar la segunda vuelta al circuito es de las que jamás se olvidan.

Volviendo al presente, el rato continuó aplaudiendo a Gregorio, que esta vez se decantó por la 10K, ya lo anunció en la piscina en una de sus conferencias veraniegas, que este año no haría la Media porque si no luego está lento en los crosses, se cae la recta de meta a su paso. El estruendo no es menor cuando llegan los ganadores de la Media, los hermanos Puyuelo de Jaca, o cuando llega Javi Yerno (ganador de la primera edición) con el globo de la hora y media, Albertico de la CAI, Mª José Pueyo, diversos componentes de la Vieja Guardia, el presi Torres, el sr Ornitorrinco o el Gurú acompañado de Lucía.

Barriguitas y Tatín. Parecen Ngé Ndomo en "Amanece que no es poco" ahí posando como si fueran un pastor masai vigilando a las cabras mientras apacentan 
Del Gurú no va a haber documento gráfico porque llegó fundido y medio pachucho y no saca muy buena cara en las fotos pero a los otros elementos que tengo por hermanos van a recibir mención. Barriguitas, mientras se zampaba una bolsa de pipas en el Silo entre ánimo y aplauso a los participantes, tuvo que parar a un corredor que iba haciendo eses en la subida. Como él dice "lo primero es lo primero" y terminar una media maratón puede ser más o menos importante en el bagaje personal de cada cual pero no tener un susto de salud siempre debe estar por encima de todas esas gilipolleces que nos están metiendo con calzador algunos influencers, bloggers e instagramers de mierda. Que si no sé donde están los límites, que si todo es posible, que si tal y que si cual. Sí, y un huevo. Se ha comentado alguna vez pero no está de más repetir que una media maratón está al alcance de mucha gente (si Barriguitas, Tatín, el Enano, Juanillo y yo hemos terminado una... pues eso) pero no se puede hacer de cualquier manera. Que son 21 km, que es un esfuerzo considerable, que el cuerpo puede reaccionar muy mal. Carreras hay muchas, patatas sólo tenemos una y cuando peta mal asunto. Pues eso, todos tenemos un límite, absolutamente todos. Hasta ese que dice que no sabe donde está el límite y en una tanda de siete aironmanes (sí, aironmanes) que tenía que hacer en las siete islas canarias se encontró el suyo de morros en la segunda isla. Que ese límite se puede modificar con entrenamiento es cierto pero que no les coman la cabeza a ustedes y aprendan a descifrar donde está el suyo. Y asumanlo. Serán más felices.

Tatín tuvo una epifanía en este sentido hace unos años en la subida a San Pelegrín cuando un señor mayor le adelantó mientras recogía caracoles. Y desde entonces dejó esto del correr. Que no le digo yo que vuelva a meterse una media entre pecho y espalda pero que algún almuerzo famoseril ya se podría ir haciendo. Vamos, digo yo. Que antes se quedaba casi todos los fines de semana y se salía del Alhambra o de l'Olla rodando con la panza como una nutria gorda. Y ahora nada de nada. Está feo. Hay que ir a almorzar más.

En resumidas cuentas, fue una buena mañana de atletismo. Aunque algunas voces seguimos clamando por un cambio de fechas. Ya se sabe que el calendario está muy saturado de carreras y hay que hacerse un hueco un poco donde se pueda pero finales de septiembre no parece la fecha más indicada para una prueba de 21 kilómetros, sin embargo el cambio de hora y de formato le puede venir muy bien a la Media. En definitiva, larga vida a la Media.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Buquiporra, un verano de mierda y las carreras de ASO 2017

Creo que ha sido uno de los veranos más asquerosos que puedo recordar al menos desde hace mucho tiempo. Parece como si el hecho de que no se prendiera fuego a las hogueras de San Ramón fuera un presagio de lo que acontecería o quizás ha sido así porque tenía que ser y punto. Pero ha sido un verano de mierda en muchos aspectos. Y no porque el Tour fuera una competición insulsa y anodina. Ojalá todo fueran cosas así de simples y carentes de importancia, ojalá. El caso es que desde que terminó la charlotada esa que hacen en julio en carreteras francesa y a pesar de que el post estaba bien avanzado no he tenido ganas de escribir estupideces acerca de la buquiporra e incluso medité el dejarlo por imposible y pasar del tema. Sin embargo los muy estimados lectores de esta blog y participantes de la buquiporra demandan hace tiempo un resumen de lo acontecido en la competición buquiza por excelencia. Así es que por petición popular ahí va la crónica de la buquiporra. Se ha intentado mezclar lo que ya estaba escrito con nuevos apuntes, a ver qué sale.


La Buquiporra de la charlotada de Francia fue ganada por el Truli. Evidentemente va a deparar una crónica hiriente a más no poder hacia todo lo que se generó en esas tres semanas de circo. Y el primero en recibir leña recia sin ningún tipo de contemplaciones va a ser el propio Truli. Porque estoy enfadado con el hecho de que el más bello espectáculo deportivo que la historia jamás conoció esté siendo denigrado año tras año al más lamentable de los bodrios imaginados por las odiosas mentes que desgobiernan los designios del deporte más bonito del mundo. Y alguien tiene que pagar los platos rotos.



Vamos a ponernos en antecedentes de lo que supone una victoria del Truli. Hace muchos años, en una infausta edición de la Vuelta a España los bucos de buen corazón nos reuníamos de manera poco menos que clandestina para perpetrar nuestras apuestas ciclísticas. Por aquel entonces desconocíamos la existencia de páginas webs que gestionaran estos eventos y nuestra forma de organizar las porras era seleccionar los ciclistas por el método draft. Siendo ocho o nueve enfermos de la bicicleta nos juntábamos en algún bar bien escondidos del resto de mortales para que no se dieran cuenta de nuestras aviesas intenciones y así perpetrábamos.



Se realizaba un sorteo para determinar el orden de elección del, pongamos, del primero al octavo. En la segunda ronda de elección se invertía el orden y el octavo elegía el primero y así hasta el primero que había elegido en la primera ronda que elegía el último en la segunda y volvía a elegir el primero en la tercera ronda. De manera que un ciclista quedaba ligado a un porrista y no podía estar más que en un equipo. Un método demoniaco que a buen seguro podía provocar reacciones de alarma social en los parroquianos random de bar que estuvieran hojeando el Marca. Por eso que hacíamos estas prácticas bien a escondidas.



Pues en una de estas ocasiones y cuando la ronda de draft estaba concluida y todo el pescado estaba vendido apareció el Truli por el bar. Que él también quería participar. Pues la ronda de elecciones no la vamos a repetir. Pues tranquilos que ya me quedo con los despojos. Con la morralla. Con lo que la gente no había querido. Con lo que había sobrado después de que ocho tíos hubieran elegido nueve ciclistas cada uno. Con lo mejorcito de los ciento y poco tíos que nadie quería de una Vuelta a España. Repito, con las sobras de una Vuelta. Para completar el esperpento, el Ali, ese hombre que en tiempos rozaba con su varita mágica a completos desconocidos para proclamarlos campeones y que ahora simplemente provoca el llanto y el rechinar de dientes en todos aquellos desgraciados que caen presos de sus filias y se ven obligados a correr en sus filas, le hizo una preselección de entre toda esa morralla para que el Truli eligiera sin agobios.



Fue el año que el bisonte Cobo ganó la Vuelta y el hombre asíntota que tiende al puesto 15 quedó sexto y fue líder de la carrera. Sí, Monfort fue líder una vez. Ni qué decir tiene que el Truli llevó a Cobo. Y a ocho tíos más que los hizo internacionales. No es que nos ganara, no. Es que nos arrasó. Se sacó el trípode y nos orinó en la cara. Fue la victoria más humillante infringida en una buquiporra desde que el mundo es mundo y desde entonces nunca jamás se volvió a hacer una porra tipo draft. De hecho es posible que se cancelara la celebración de la buquiporra al año siguiente y que la gente huyera espantada de semejante horror. Y que cuando al cabo de un par de años cuatro incautos como el Ali, Nachete, David y yo propusiéramos celebrar de nuevo otra especie de buquiporra pero con otras reglas fuéramos insultados gravemente e instados a crear un nuevo grupo de wasap donde desarrollar nuestras filias y fobias, en un gueto alejado de la gente normal. Nos exiliamos, confiamos en velogames, crecimos, nos reprodujimos y ahora la buquiporra ha llegado a una dimensión desconocida. La ha vuelto a ganar Truli de una manera infame. A continuación se procederá a hacer un repaso de lo más florido y granado de la porra así como de diferentes efectos y fenómenos detectados durante estas tres semanas de sopor absurdo.



Espumosos Angelín: el equipo del Truli. Cuando escribo esta crónica va primero, si la hubiera escrito hace dos semanas y pico también hubiera ido primero. Y si esperara a que terminara la charlotada esa de París pues no cambiaría para nada el resultado. Nos ha orinado en la jeta. Lleva al ganador de la carrera, al maillot blanco, a Chavito con siete puntos (7, ojo cuidao). A Dan Martin que no lleva más puntos pues porque fue uno de los damnificados bajando mont du Chat (abro asterisco, leer más abajo), al infraser Buani que bastantes puntos ha hecho para sus limitadas aptitudes mentales, Gregorio, Castroviejo y Kristoff. Y el noveno pasajero que merece capítulo aparte. El joven Küng. El que se metió en una fuga y como era joven y bonito el pelotón le abucheó y le pidió que volviera al redil porque si él estaba en la fuga "iban a tener que trabajar más para cogerlos". Y se sintió halagado y aceptó volver como un corderé. Eso no merece ser llamado ciclista.

Y con estos mimbres nos ha ganado yendo líder desde la noche de los tiempos. Una humillación en toda regla. Con dos tíos que han hecho 32 puntos entre ambos y otro que es el corderito de Norit. Y con eso le ha bastado. Conservar a los nueve componentes del equipo intactos, cosa harto complicada para el resto de participantes. Ese ha sido su mérito. Evidentemente se le pagó la cena pero porque no quedó más remedio.
(Asterisco): Dan Martin, que ahora dicen que desde la caída en mont du Chat llevó dos vertebras averiadas hasta el final de carrera. Que de ahí sus gestos de dolor al finalizar según qué etapas. La gente lo ensalza como a un héroe. Perdonen mi actitud y mi acritud pero prefiero poner estas cositas en cuarentena. De jovencito fui máximo seguidor de Tyler Hamilton quien cruzó los pirineos navarros con dos costillas fracturadas para ganar de manera épica una etapa. Todavía recuerdo la crónica de "El País" en la que se mezclaban mitos y leyendas de esos montes con las evoluciones de la etapa. Como si un ser mitológico hubiera surcado aquellas montañas haciendo acopio de toda su fe y todo su coraje para vencer las adversidades. Y luego resultó ser un drogadicto más de los que destrozó el ciclismo. Perdonen mis reticencias pero es que según que cosas ya no me las creo. Me gustaría hacerlo pero ya se me olvidó creer.



Interludio primero: El AliFactor


El mundo guarda misterios insondables que encogen el corazón y provocan duelo y desazón al ser nombrados. Dejando aparte las atrocidades cometidas por Javi, que también, lo del Ali es digno de película de terror. Al igual que el niño del Resplandor tenía el don y esplendía nuestro Ali también esplende. Porque es blanquiñoso a más no poder y porque tiene el don de joder a todo ciclista que tiene la mala suerte de caer en sus manos. Pero además joderlo bien. Baste que en un momento dado Ali haga notar en el chat de la porra que ha sido el único en confiar en RichiPorrr. Desde ese preciso instante se sabe que el tasmano lleva una espada de Damocles encima de la cabeza que le va a bajar con nieve y mucha fuerza para joderlo vivo. Porque no es como lo de Javi, no. El don con el que esplende Ali lleva a que RichiPorrr se caiga y de paso se lleve por delante a Martin. Carambola que no es la primera vez que realiza nuestro Ali. Antes ya había dejado para el arrastre a Valverde y Demare se veía aquejado por una repentina flojera que le provocaba llegar fuera de control en una etapa montañosa. A Gilbert le empezaban a dar los siete males y Bennett notaba un picorsillo nada bueno. A su condición de lotoyumbo unasele el AliFactor y la flojera tiene que ser horrenda. Se han "librado" Kiato y Gromenauer que uno yendo como una moto todos los días y el otro ganando en París lo mismo tienen el reverso tenebroso del AliFactor esperando en algún control antidoping (nótese que esta parte está escrita antes de que finalizara la carrera; Bennett no la terminó). Y el Santo, que caerse no se ha caído pero que después de ir escapado durante 1300 km de carrera luchando regularidad y montaña han tenido los huevos de no darle el premio al más combativo. Poco premio es el que supone esto pero desde aquí nuestro reconocimiento a Santo Thomas de Gendt. Un ciclista que no es joven ni es bonito y que a buen seguro si el pelotón le abucheara por meterse en una escapada les rutiría y les pedería en los morros para seguir adelante como el grandioso jabalí que está hecho.


Qué Porte tiene Landa: Javi. Haciendo un inteligente juego de palabras para torear al que esto escribe Javi se presentó en la línea de salida de Dusseldorf con grandes esperanzas. En una infausta curva del circuito del prólogo se dejó dos. Valverde y la Perla para más señas. Aru escapó durante un tiempo a la maldición que supone fichar por los equipos de este hombre y a pesar de ser líder unos días fue reventando hasta verse fuera del podio y sin opción alguna. Chavito fue la sombra de lo que una vez fue y no se le vio ni un mísero día en carrera. A Cavs lo tiró por los suelos su cabezonería y las malas artes de Pitera que también estaba en el equipo. Van Keirsbulck se zampó doscientos y pico kilómetros de escapada en solitario para morir en la orilla engullido por el pelotón y hacer 34 míseros puntos en toda la carrera. Ramonito Sinkeldam pues eso, ayudando a Matthews y poco más. Y Wellens llegando último en las etapas y necesitado de un TUE para solventar una contingencia en carrera que al final rechazó por motivos éticos teniendo que marchar a casa. Y las joyas de la corona. Porte y Landa, que pese a dar nombre al equipo no figuraban en él pero pillaron igualmente. Porte hizo bueno el dicho de que es un hombre para carreras de una semana y al octavo día petó de mala manera en acrobática acción. Y Landa después de hacer a la perfección el trabajo para el que le pagan tuvo que quedarse a un segundo de un podio que podía haber alcanzado con la chorra de haber tenido la libertad de movimientos que su función en el equipo no le otorga. Al menos cabe señalar que entre tanto pavor y dolor como provocó Javi entre sus nueve elegidos figura un tipo que prefirió marchar a casa antes que meterse mierda en el cuerpo para poder continuar. Un aplauso para él y un motivo para reflexionar para todos aquellos amateurs que tienen que enchufarse un puñetero ibuprofeno para empezar una carrera de tres al cuarto.




Interludio segundo: El Landismo va a llegar


El señor Landa no figuraba en equipo alguno de la Buquiporra. Lo mismo que Urán, lo mismo que Barguil. A criterio del lector queda determinar si eso da idea del nivel de la carrera o de la porra. Posiblemente sea un problema de ambas cosas que han sido paupérrimas. A Landa uno lo daba ya por desahuciado, uno de esos ciclistas tipo el Chava que gustan de pescar en río revuelto. Que cuando ejercen de líder no saben a estar a la altura de la situación y que cuando ejercen de gregario tienen la carrera de cara para escaquearse de la faena y pillar etapas por no acabar de hacer sus funciones que se le encomiendan. Pero en estas tres semanas de lo que quiera que hicieran allí en Francia se nos ha terminado de ganar a los que no creíamos en él. Posiblemente jamás tenga tan a huevo una carrera de tres semanas y se la ha dejado escapar por profesionalidad. Se ha ganado el derecho a ejercer de líder, tiene que volar solo. Rigogordo ha sorprendido a propios y a extraños haciendo un segundo puesto en la general sin lanzar un mísero ataque. Ahora resulta que iguala el mejor puesto del señor mayor de Moviline. Ese que le chorizó un Giro cuando se lanzó a tumba abierta en el descenso del Stelvio cuando la carrera estaba neutralizada. Cuando una moto de la organización se puso a escoltar a Rigogordo y el señor mayor de Moviline porque estaba nevando allá arriba a más de 2000 m de altitud. Y el señor mayor cuando no estaba tan yayo adelantó a la moto así como el que no quiere y se fue en pos de la maglia rosa mientras Rigogordo bajaba cogido de las manetas de freno aterido de frío. Un descenso muy peligroso en el que el señor mayor no se quejó como lo hizo este año después de alguna de las etapas cuando rajó de la peligrosidad de las carreteras. Tanto dar por el saco con el sueño amarillo para ir cansado las tres semanas enteras y romanciando como un yayo cuando hace tres años era el primero en lanzarse a la aventura por carreteras heladas.

Landa Askatu


Puck Moonen fan club: servidor. Hace un año tuve que hacer acto de contricción por alejarme del saganismo y este año no sólo volví a pecar fallando a Pitera sino que en una rocambolesca jugada hecha el último día antes de entregar el equipo saqué a Matthews de la alineación para incrustar a la triple entente petrodolariana. Meintjes, Colbrelli y Atapuma. Maldita la puñetera hora. Porque de Meintjes uno sabe que hará top10 en la general pero que no hará nada más. Porque es el mayor culo duro que la historia recuerda, un tipo gris que no sabe lo que es notar el aire de cara al frente de un grupo de corredores y al que jamás un pelotón tendrá que decirle que es joven y bonito para que no se escape porque no se escapará. Y un día, cual maziello de Plan que jamás ha pegado un tiro a zagala alguna, comprenderá que se le ha pasado el arroz y pergeñará un plan para hacer el ataque de su vida. Pero será tarde y una nueva hornada de ciclistas le pasará por encima. Así que nota mental para el año que viene, se puede renunciar al saganismo pero nunca jamás abrazar el meintjesismo o cualquier movimiento semejante tan gris y anodino. De two thousand meters man poco qué decir. Cumplió su cometido de brillar en las etapas alpinas cuando la carrera rebasó los dos mil metros. Igual que el Osasuna ganaría la liga si jugara los 38 partidos contra el Madrid, el Puma ganaría cualquier carrera si se subiera el Galibier 21 días seguidos. Pero aparte de eso, poco más. Y Colbrelli no es Matthews y nunca lo será. La iluminación de última hora traducida en el cambio Matthews-Calmejane por Colbrelli-Kiato provocó una sangría de puntos con la que hubiera ganado la Buquiporra por 14 puntos. Lo tengo bien merecido por venderme a los petrodólares y por imbécil. Al menos le puse al equipo un nombre decente.



Hope they all finish: David. Un equipo mucho más elegante que los que le preceden y que se queda a las puertas del triunfo. Pero el techo de cristal que suponía el lastre de la caída de Valverde en el prólogo hacía imposible cualquier tipo de remontada. Confió sus reales en el maillot verde, en el Santo y en una rata de alcantarilla como Cummings. Pero al menos es una rata, que como dice David, se busca la comida ella sola. Renunció al saganismo y confió en el arnaudemarismo. Demare, ese hombre que cagó en una caravana, precursor de esa corriente que promulga el defecar en plena competición y a la que múltiples acólitos hemos hecho aprecio. Baste recordar los casos del propio Sagan también en una caravana, del que esto escribe en el bar de Radiquero o del señor Dumoulin en un cartel raguñoso del Umbrailpass. Vendrán muchos más, seguro. Demare, ese hombre que tiene el KOM de la cipressa y que en el Jura no subía ni la rampa del garaje. Algo huele a podrido en el arnaudemarismo, hay que reconocerlo. David también confió en un clásico como caramelos Majka pero en esta ocasión caramelos rodó por los suelos al igual que Contador. Elección esta última muy extraña en David pero que reportó buenos puntos a pesar de sus torpezas en carrera. Puntos que no han sido suficientes para ganar la buquiporra.




Interludio tercero: La Course


Quizás el futuro de la Buquiporra esté en ellas. En las carreras femeninas. De no ser por los zagales de la provincia que se afanan en ocupar un puesto en el pelotón profesional de la temporada que viene, pocos alicientes van quedando para seguir según qué carreras. La temporada de clásicas está bien, sí, pero a partir de abril es un continuo declive tan sólo mitigado por el Giro. O los pirados que participan en el Giro ponen su punto de mira en otros objetivos o el resto de la temporada parece insufrible. Equipos amancebados y acomodados, puestometrismo al límite y poca valentía hacen que sea muy complicado seguir según qué pruebas. Todo lo contrario de lo que parece haber en las carreras femeninas donde el encomiable esfuerzo de las participantes hace que uno se reconcilie con este deporte. Además hacer el scouting de estas mozas resulta mucho más agradable que hacerlo con sus homólogos mardanoides. Ya no por el innegable hecho de que uno se deleita haciendo seguimiento de Puck Moonen, Polaquita feliz o de Peluchen. Son bastante más agradables de ver que Rigogordo o Dan Martin por poner dos ejemplos. Es que además parecen mucho más normales. A estas mozas parece que les encanta el ciclismo así como otras actividades. Sus homólogos mardanoides parecen siempre enfrascados en entrenamientos ultrasecretos y en retos imposibles en parajes alejados de la mano de Dios. Ellos empiezan a caer muy gordos y ellas son adorables.

Puck & friends


Los esnucaos del Tour: Juanito. Nombre premonitorio de lo que acontecería a lo largo de los primeros días de charlotada para deleite del ganador de la porra, el Truli. Como invocando a fuerzas arcanas que no alcanzamos a comprender, el día de mont du Chat el Truli se puso a echar sapos por la boca (más que de costumbre) y que no serán reproducidos en esta blog por decencia (y hágase la idea el lector con las barbaridades que se han llegado a escribir aquí) y a los diez minutos RichiPorrr estaba arrastrando a Dan Martin en aquella bajada en la que también se fue al suelo caramelos Majka. Caramelos marchó a casa, Dan Martin perdió sus opciones de podio y RichiPorrr... bueno, lo puede contar que ya es bastante. Juanito fue el mejor clasificado de los que apostaron por el saganismo. Pitera, que no llevaba un año especialmente centrado, hizo una algarada un poco regular cuando en el sprint de la etapa que llegaba a casa del loco Buani. El llegar a la madriguera de semejante infraser debió de nublarle el juicio y sin venir a cuento se fue a encerrar contra la valla cual cucaracha contra el rodapie de la cocina al bueno de Cavs. Otro que tal baila. Un gentleman de los sprints que ha tenido follones en todas y cada una de las carreras en las que ha tenido la ocasión de pasear su cabecita rellena de serrín. Como si la vida le fuera en ello, Cavs se vio impulsado a intentar pasar por el minúsculo hueco que Pitera le ofrecía, minúsculo incluso para su pequeño cerebrito. El resultado fue que Cavs rodó por el suelo, Pitera tuvo que sacar un codo para volver al equilibrio y ahí se armó el belén. Agresión, de las más terribles acaecidas en el deporte según rezaba el panfleto Marca. La dosis perfecta de morbo para rellenar las noticias infumables del mes de julio para que televidentes con pequeños cerebritos como el de Cavs supieran de la algarada perpetrada por Pitera con los cables cruzados. Lo que, una vez repasados los vídeos, hubiera terminado con una sanción ejemplar por encerrar que no por sacar el codo, acción a todas luces posterior a la caída del portador del pequeño cerebrito de serrín (Pitera, no lo vuelvas a hacer; Cavs, no lo vuelvas a intentar) terminó con una expulsión de carrera como medida de protección de todo ese entramado anglosajón que huele muy mal y que engloba a la federación internacional del en tiempos deporte más bonito del mundo, el equipo del campeón de la charlotada de este año, y el del afectado por la cruzada de cables de Pitera. (Por suerte en el momento de terminar de redactar esta entrada la cabeza de ese entramado anglosajón al que se alude más arriba está fuera de la presidencia de la Unión Internacional; ¿mejores tiempos para el ciclismo? ojalá).

Perdonales, Pitera, porque no saben lo que hacen


Dracotrull señorío de Lazán edition: Pedro. Perdón, Pedro, perdón. Qué equipo tan mierdoso te emplumé aunque todo tiene una explicación. Huerta del interfecto que tuvo que aguantar semejante basura de escuadra. Torneo de warhammer (la mierda esa de los moñacos a la que juegan los frikis de mis amigos). Partida entre Pedro y el Truli. Pedro con una botella de señorío de Lazán bastante esmediada aguantando como podía las muy desordenadas embestidas de los ejércitos del Truli. Yo ahí de espectador aguantando el espectáculo porque al término del mismo me darían de comer un buen chuletón. El Truli maldiciendo su suerte en cada desafortunada jugada en la que se prendía él mismo y Pedro apurando la botella de vino para hacer más soportable el trance. Miro el reloj. Pedro, quedan diez minutos para hacer el equipo del Tour, ¿lo has hecho?. No, házmelo. ¿Y qué te pongo?. Lo que te salga de los cojones. Vale. Ya sólo por poner al señor mayor de Moviline merecería cuarenta latigazos. Luego a Caramelos y a Pitera que en fin, no fue su carrera. De Thomas y la Perla qué decir... La esperanza recaía en Ramonito Sinkeldam y en Pasqualon pero ni por esas. Ramonito el funero y un tión de Laspuña llamado Pascualón hubieran hecho más faena, todo hay que decirlo. Pedro, ya está el equipo hecho, ¿cómo lo llamo?. Y ante el enésimo ataque fallido del Truli acompañado de exabruptos Pedro soltó sin pensarlo dos veces: ¡Dracotrull! Pues eso, Dracotrull (señorío de Lazán edition). Qué cruel premonición de lo que se avecinaba... cómo no vimos venir el desastre...


Menudo contradiós de carrera.




Y ahora las impresiones de la Buquiporra de la Vuelta a España. Esa carrera que organiza desde hace unos años ASO y que se ha convertido en una carrera mejor y más entretenida que el buque insignia de la mencionada ASO. Una cosa muy rara y que como no espabile eso que antes era el Tour (o hagan espabilar a los amancebados que participan en esa charlotada) será lo habitual.



La porra la gané yo con el Puck Moonen fan club 2.0. Parece que el hecho de que la señorita Moonen apadrine desde julio mis escuadras ha traído algo de cordura a la hora de confeccionar los planteles de ciclistas lo que combinado con algo de suerte ha contribuido para imponerse en la competición. Lo más agradable del caso es comprobar que ha sido una escuadra de bregadores cada uno a su manera. Froome para vencer de una vez una carrera a la que no se sabe muy bien porqué tiene tanto aprecio. Zakarin para pisar podio, Trentin para confirmarse como sprinter de cierto nivel y De Gendt como paladín del ciclismo pitera por excelencia. Enric Mas completando su primera gran vuelta de forma admirable y Ti Llei luchando todos los días por ser top10. Despreciado por el resto de integrantes de la buquiporra me propuse dar cobijo al pobre Ti Llei. Cometió errores en el pasado, sí. Ha tenido blancazos vergonzosos, sí. Se ha endrogado con profusión para conseguir sus objetivos, seguramente. Como tantos otros que luego ocupan portadas de periódico. Pero en el Giro se me ganó. Otro ciclista de su escalafón se hubiera dejado ir o se hubiera marchado a casa. Pero este se ha convertido en un ser asintótico tipo Monfort. En el Giro asintotó al puesto 20 y en la Vuelta al puesto 10. Y aunque el tío es un poco de la escuela de Meintjes lo cierto es que cuando se descuelga del grupo del líder lleva a cabo una faena oscura que nadie ve para perder el menor tiempo posible.



Joaquín. La última semana de la Vuelta coincidió con la semana de fiestas de Nieblavilla. Cada vez que nos veíamos Joaquín acudía a charrar con las gentes buquizas bajo la paciente mirada de su parienta quien debe de estar de nosotros hasta los ovarios y con razón. Joaquín se deshacía en comentarios analizando las posibles evoluciones de la porra y hubo un punto de inflexión en el que parecía que el Puck Moonen fan club lo tenía todo hecho cuando se nos ocurrió convenir en que la porra estaba decidida "a no ser que De Marchi y Contador hagan su faena". Y vaya que si la hicieron. Como un martillo pilón día sí y día también se dedicaron a subvertir el orden establecido de la porra para poner al Kudus Vuelta team como líder de la competición. Sólo los puntos obtenidos con las clasificaciones generales descabalgaron a Joquín de la machada. Me fastidió por varias razones. Una, mi equipo puede tener a bregadores pero el suyo es más heróico. La imagen de Kudus subiendo el puerto de la primera semana en el que estuvo a punto de triunfar, con las cadenacas de oro colgando del pecho palomo con la cremallera del maillot bajada merecía una mayor puntuación para el eritreo que marchó a casa demasiado pronto. Tiene a Dennis en el equipo, y es un lunar muy gordo que no debiera merecer perdón pero seguimos. Es justo reconocer los méritos de los rivales. Dos, Contador, que no es santo de mi devoción cuando le ponen un micrófono en los morros pero que le ha echado unos cojones durante las dos últimas semanas que son de agradecer. En muchas etapas sin orden ni sentido pero es lo que tenía que hacer. Atacar, atacar y volver a atacar. Seguro que en esa última semana atacó más veces que lo que otros harán en toda su vida. Y tres, que el equipo de Joaquín no llevaba al ganador final de la carrera, que es un mérito importante de cara a intentar vencer la porra por otros medios diferentes a elegir al que más puntos hace al final. Y qué puñetas, porque desde críos hemos sido los dos más frikis del barrio con las bicis. Que mientras otros zagales no hablaban de otra cosa que no fuera Romario o Butragueño nosotros conversábamos acerca del col de l'Iseran (os juro que Joaquín se pegó un verano entero que no había día en que no recordara a todo bicho viviente las bondades de ese coloso alpino), del Ariostea, la Gewiss Ballan, Ugrumov o llegado el caso si eso de Kurtinaitis. Cuando nos hicimos más mayores era habitual hablar en los bares a altas horas de la madrugada acerca de las evoluciones de Dario Frigo. Él lo defendía a muerte y yo lo ponía a caldo. Fuimos enemigos irreconciliables en el tema Dario Frigo pero qué mas da. Para mí fue durante mucho tiempo la demostración de que había más pirados de las bicis como yo, que se tragaban etapas enteras sin rechistar y que cuando ponían la meta de la vuelta a Aragón en la puerta de casa era el mejor día del año. En resumidas cuentas, un rival acojonante.



Cochi. Cuidado con Cochi que a la chita callando ha retornado a las posiciones de privilegio después de su Giro apoteósico de hace un par de años. Es un equipo compensado y parece que meditado. Lejos de aquellos pastiches que se macaba el colega en los que el azul celeste predominaba por doquier y ponía a gente del Astaná por castigo aunque no supiera ni cómo se llamaban. Esta vez ha hecho su equipo seguro que investigando por su cuenta y elaborando una escuadra muy aceptable. ¡Bien por Cochi!


Frai. El enemigo número 1 de Ti Llei. En eso ha consistido la labor de este caballero en las tres semanas de carrera. Elegir un equipo potable que hubiera funcionado de no haber caído preso de sus filias más oscuras y profundas. Creían que esta segunda parte de la crónica iba a ser paz y respeto y osos amorosos, ¿verdad? Pues no, leña recia y cera para quien ha hecho merecimientos más que suficientes. Vamos a ver. En qué cabeza cabe escoger a Rubén Fernández como segundo jefe de filas del equipo. Apuesta arriesgada dirán algunos. No, arriesgar es coger a Ti Llei, un aspirante a podio venido a menos con ciertas actuaciones de mérito en su haber que hacen sospechar un rendimiento aceptable. Si a eso se une su nueva capacidad agonista para mantenerse en la pomada pues miel sobre hojuelas. Pero el pobre Fernández, ¿con quién ha empatado?. Elegir a este tío es elegir un banesto, el que sea, porque no encuentras a Rodríguez Magro o Marino Alonso en la lista de participantes y te agobias y has de poner uno de tu escuadra fetiche porque sí y ya está. Debusschere, o cómo coger al "sprinter" de un equipo que declara abiertamente que acude a la carrera sin sprinter y que se juega todo a las escapadas. Fraile, poco o nada que comentar acerca de esta insana parafilia que le lleva a elegirlo siempre. Jungels, el día de antes me mensajea Frai y me pregunta que no se decide entre Jungels y Alaphillipe. Con el corazón en la mano le digo que no ponga a ninguno de los dos (cuando con la calculadora en las manos debería haberle aconsejado que pusiera a ambos) y va el colega y clava a un tío que abiertamente declara que acude a la carrera a preparar la crono del Mundial. Jungelismo en el Giro bonito es pero en la Vuelta no. Y ahí lo lleva el sr Frai. Cagarruta de equipo y a dedicarse todos los días a hacer chanza y broma del pobre Ti Llei. De sus denodados esfuerzos por no perder comba con el líder a pesar de verse involucrado en desagradables caídas y pinchazos (de rueda) para divertimento y algarabía de este señor. Se le recuerda que me adeuda una cena, caballero. Por lo del tema del top 20 de Ti Llei en el Giro ya usted sabe.


Al hilo del equipo de Frai, analicemos los equipos de Dani y de Lemus porque me estoy espichorrando vivo. Me doy cuenta de lo poco que he debido de ir a espinin y de coincidir con Dani por el hecho de que el pobre mozo tiene a Jungels y Alaphillipe embutidos en el equipo. Esto para el Giro o el Tour no hubiera ocurrido. En alguna conversación en clase o en el vestuario hubiera surgido la algarada y lo hubiera convencido para que buscara otra opción. Aparte contó con los servicios de su amado Degenkolb. Un ciclista en tiempos ensalzado en esta blog y al que se le dedicó post y apodo propio (el Expreso de Turingia) y al que de un tiempo a esta parte se está perdiendo la fe. Y escogió a Geniez. Otro tío que parecía que iba para estrella y acabó siendo expulsado por su equipo cuando se filtró un vídeo en el que subía un puerto remolcado por un coche (del propio equipo). Menudo morro el del ciclista y el del equipo el cual se debería haber autoexpulsado por fulero.

Y ahora vamos con Lemus. Que ahora el zagal tiene faenas mucho mejores en las que pensar me parece muy bien y es algo de lo que me alegro y mucho. Pero es espectacular el pastiche mierdoso que eligió el amigo. La tarde de antes de hacer el equipo debió de echar un café con Frai. Quien se copió de quien es algo que mejor si se queda sin saberse pero que Debusschere y Fraile (aparte de De Gendt como estandarte del ciclismo buquizo y piteril) figure en ambos equipos es altamente sospechoso a la par que provoca hilaridad. Es que es muy bonito y para llorar de risa, de verdad. Esto es como cuando copiabas en un examen del compañero de la mesa de al lado y copiabas justo las respuestas que estaban mal. Y encima daba la casualidad de que esa respuesta que estaba mal y era absolutamente demencial sólo figuraba en dos exámenes de toda la clase. Y es que la señora maestra tenía que esmelicarse de la risa mientras suspendía ambos exámenes.


Miguelito. Me da miedo Miguelito. El zagal perpetra en la sombra, no está metido en el chat de la buquiporra. Te lo encuentras por la calle y te empieza a aportar datos muy pero que muy frikis sobre ciclistas que pensaba uno que no controlaba el resto de la gente y en el tropela nos ha pegado unas pulidas espantosas. Me da miedo Miguelito porque hace equipos extraños a la manera en como los hacía el maestro David en tiempos. En el caso que nos ocupa de la Vuelta le ha valido de poco puesto que ha quedado en posiciones intermedias pero llegará el día en que nos joderá un zinglazo que nos pelará a todos. Seguro.

Y hasta aquí el análisis un tanto desordenado de la Buquivuelta. Vayamos con los premios del final de temporada.



Gran premio Moviline / Accesit Vodafone

Un año más y siendo fiel a su cita don Julio renueva el primer puesto en la clasificación timofónica con 7 elementos escogidos a lo largo de las tres porras. Julio, si esta es la manera en la que intentas obtener un contrato con esta gente no es el camino. Llamales, diles que te vas a Vodafone como hace todo quisqui. Conforme más fidelidad les demuestres ya sabes lo que pasará, que te harán el pertinente descuento por fidelización. O sea, que te apretarán más los tornillos. Se hace extraño que un auténtico fanático de los banestos, reynolds, etc como Frai no haya plantado batalla en esta clasificación. Parece que poco a poco va ampliando su abanico de elecciones a algo diferente al ciclismo patrio de los años 90 y todo lo relacionado con él. No encontrar a Gorospe en las sucesivas listas de inscritos carrera tras carrera habrá obrado el milagro en él, cosa de la que un servidor se alegra sobremanera.
En el otro extremo se encuentra el simpar Lemus quien con cero elecciones del equipo Moviline se hace acreedor de un accesit Vodafone para que haga el favor de perpetrar la portabilidad de su iphoncito ya. Una cosa es no beber los vientos por la escuadra telefónica y otra no escoger a Valverde cuando se tiene ocasión. Muy mal.


Trofeo La Carraia

La mejor heladería de Florencia y parte del extranjero patrocina el premio al porrista con más transalpinos en sus equipos. Este no es otro que el bueno de Cochi con 11 italianos en sus filas. Il bambino Choccilino ha trasvasado su pasión por Astaná, equipo de capital kazajo pero plantel mayoritariamente italiano, a todos los ciclistas de la tricolore. Si pasa por la capital de la Toscana tiene una cena pagada en el restaurante Dante y el postre en la heladería antes mencionada que está en el portal de al lado. Diga usted que viene de parte de los de Barbastro que ya nos conocen.


Premio Mordor

Hace dos años era impensable escoger ciclistas del equipo Sky. Algún incauto lo hacía y era insultado hasta la saciedad. El año pasado la cosa empezó a cambiar. Nadie quería reconocerlo pero en todos y cada uno de los porristas empezó a crecer una cierta simpatía por esta gente. Este año ya nos hemos quitado la careta y muchos nos hemos hecho de Froome. Es antiestético encima de la bicicleta como si hubiera copiado las peores trazas de Mancebo y Escartín. Y su manía de mirar el potenciómetro así como sus nervios cuando las cosas se salen de los planes establecidos (en forma de pinchazo, caída, etc) son bastante insoportables pero la tenacidad que demuestra en todas y cada una de las carreras que disputa es admirable. Cosa aparte es el aparato político que se ha montado alrededor suyo para ensalzarlo que como se ha comentado antes huele muy mal. Pero como ciclista empieza a caer simpático porque lo que tiene alrededor, a menudo, es bastante lamentable y él es un tipo que dignifica la profesión. Dani y Pedro escogieron a 4 mordorianos a lo largo de las tres porras. Nada que objetar porque al paso que vamos terminaremos todos con la equipación de los hombres de negro.


Grand Prix du Petanque

Los sospechosos habituales de confraternizar con los vecinos del norte han vuelto a quedar primeros en la clasificación. Jose, Lemus y el Ali con 4 franchutes en su haber. Como el año pasado tienen pagada una napolitana en la boulangerie de Saint-Lary para cuando decidan mover sus culos hacia ese bonito pueblo. Y ahora vayamos a lo grueso. Se vuelve a hacer un llamamiento a todos esos buquizos de buen corazón y lectores en general. Se dice y se comenta que para los JJOO de París lo mismo ponen como deporte olímpico a la petanca. Habría como seis años de margen. Si el Mirambell logró llegar a ser olímpico en skeleton empezando a competir con unos ralladores de queso pegados en las alpargatas y ha llegado a convertirse en uno de los buenos... ¿cuándo empezamos a entrenar a la petanca? Dejen sus batallitas con moñacos del warhammer y naves del Imperio, hagan algo por su vida. Aún estamos a tiempo.


Certificado de españolía

Aprovechamos este premio para otorgar también el premio "Adoquín del Pilar" al acreedor de ambos premios que no es otro que don Julio. Con 9 ciclistas del estado más opresor al oeste del Segre se alza por encima del resto en la clasificación. Así mismo, al escoger al zagal de Sabi, el ilustre Jorge Arcas, se convierte en el único porrista que confió sus reales en un mozo aragonés. Al año que viene seguramente seamos más. En el otro extremo de la clasificación nos encontramos con Jose y Joaquín con 2 elecciones nada más. Semblan de la CUP, collons.

Trofeo Astaná
Truli y Lemus tienen una semana pagada en el cosmódromo de Baikonur para contemplar las maravillas del país de cuyo equipo han escogido a cuatro ciclistas. Por otra parte Jose, David, Juan y Ali pasan de ir hasta donde Cristo dio la última voz y no eligieron a ningún astaná en sus equipos.

El tío Nikita y el panizo kazajo patrocinan este espacio

Gran premio Espigado gerifalte centroeuropeo
De Dani podía esperarse que fuera ganador del trofeo dada su querencia por Pitera, Gilbert y tantos otros ciclistas centroeuropeos. ¿Pero de Abi? qué extraño conjuro ha tenido lugar para que un dothraki como él de cetrina piel haya sentido simpatía por esos blanquiñosos centroeuropeos. El caso es que ambos escogieron a 11 gerifaltes. En el otro reverso encontramos a Truli con tan sólo 4 espigados.

Trofeo al Pupas
Otra vez Dani en un extremo y Truli en el otro. El bueno de Dani ha estozolao a 11 incautos en las tres carreras, se ha quedado bien descansado. Por otro lado Truli parece haber firmado un pacto con el diablo ya que sólo ha tenido una baja en las tres rondas. Inquietante.

Gran trofeo Santo Thomas de Gendt
Él es exclusivo y único. Es uno de nuestros ciclistas favoritos porque no atiende a razones de ningún tipo. Si tiene que escaparse once veces para ganar una etapa lo hace y punto. El porrista que más ciclistas exclusivos empleó, con siete elecciones únicas, fue Truli, razón por la que después de haber recibido leña sin ningún tipo de filtro se le muestra aquí el mayor de los respetos. En el polo opuesto se encuentra Nachete con un único ciclista exclusivo en su haber. De su manera de hacer los equipos bastante reservona ya se sabía, menos mal que en el resto de aspectos no es así ni mucho menos de lo cual nos congratulamos.

Premio a la cagada en el Umbrailpass
Con este premio se pretende reconocer a la mayor algarada acaecida tanto en el ámbito de la porra como de las carreras que disputan los ciclistas. En el segundo apartado y como reza el nombre del premio hay que destacar a Dumoulin y su cagada en mitad de un puerto mientras se estaba jugando el Giro. Un tío que para a defecar y luego gana la carrera es un buco de los pies a la cabeza. Y entre los porristas merece el premio Héctor, que pese a no presentar equipo en ninguna de las tres porras optaba a cena pagada en el Giro. El reto recordemos que consistía en acumular más mensajes sin leer en el chat del grupo que puntos obtenidos por el primer clasificado de la porra. El día de la cagada de Dumoulin él también la cago y se quedó sin cena pagada. Memorable y lírica derrota.

Premio Kudus
Pese a la notable evolución del entrañable Merhawi hay que reconocer que su temporada el año pasado fue nefasta razón por la que da nombre al trofeo que se otorga al porrista que ha obtenido una menor puntuación global de las tres grandes rondas. Este no es otro que el simpar Javi con el que un servidor mantiene a lo largo de la temporada ciclista una eterna discusión acerca de los temas más variopintos. Si el va con Pitera yo apoyo a Gregorio. Si él va con Peluchen yo con Polaquita. Si dice que Paternoster es la nueva promesa yo digo que es Puck y si él apuesta por Rohan yo lo hago por Ti Llei. El día que le dé por hacer los equipos con un poco de criterio en lugar de guiarse por los resultados de la vuelta a Austria de hace tres años lo mismo nos pega una pulida de espanto pero hasta entonces la cuchara de madera es suya.

En que Puck dibuja bastante bien estamos de acuerdo, ¿no, Javi?

Trofeo Pitera Sagan
Por increíble que parezca he ganado en el global de las tres porras. Por encima de ilustres como Juanillo o David. He conseguido aparcar, en parte, mis filias y mis fobias para confeccionar equipos con cierta lógica aprendiendo del maestro David. Seguro que el año que viene no repetiré puesto ya que el miedo escénico provocará alguna memorable derrota pero mientras estoy muy contento. Ha habido momentos insufribles en esta larga temporada pero en general se ha hecho mucho más amena gracias a la Buquiporra y a todos y cada uno de los pirados que la conforman. ¡Muchas gracias a todos!

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