miércoles, 28 de diciembre de 2016

Prontuario de muros, cuestas, altos, puertos y colosos

Durante mi errática actividad tuercepedal he tenido el inmenso placer de pedalear numerosos puertecillos que pueden ser catalogados de las diversas formas que ilustran el título de la presente entrada. No se muestran todos los que hubiera querido ascender en estos más de cuatro años desde que empecé a salir con el velocípedo de andar deprisa, pero todos los que se mencionan han sido subidos con la Orbea Aqua y las garrillas del que esto escribe. Además de los datos numéricos de longitud, desnivel, pendiente media y coeficiente de altimetría en cada subida he querido dar una breve descripción de la misma. No una descripción objetiva como la que se pueden encontrar en multitud de sitios mucho más serios que esta blog sino una descripción personal. Sirva para recordar los buenos, y los malos, momentos pasados en esas en ocasiones cimas míticas y para que los Tuercepedales con los que he tenido la suerte de compartir esos momentos vayan haciendo ganas de cara a la nueva temporada que se acerca poco a poco.



MUROS (4ª)
En este apartado se engloban aquellos tramos de carretera de pendiente elevada y longitud corta. Por sí solos no son tramos complicados pero si se acometen tras unos cuantos kilómetros en las piernas son como cuando te cantan las cuarenta... que no joden pero atormentan.


Andrei Tchmil, entrevistado por Rik Vanwalleghem (en francés):

"Le Mur?"

"Aaaah.... le Mur."

"Le Mur... c'est ... le Mur."

"Il est dur."

"Le Mur ?" '...'

"C'est sur."

(¿El Muro?       Aaaah ... el Muro.     El Muro... es... el Muro.       Es duro.       ¿El Muro? ...        Eso seguro)


El Ariño: arriba no hay un cartel, ni un monasterio, ni un pueblo. No es un alto al uso y para más inri se trata de una puñetera recta de nacional. De kilómetro y medio al seis por ciento. Desquiciante. Yendo fresco el trago se debe de poder solventar con cierta elegancia pero por su situación se presta a ser pedaleada (al menos en mi caso) en sábado de primavera a mediodía con el sol cayendo a plomo y tras cinco horas de vuelta. El muro del Pueyo es peor, pero dura menos. Esto es diferente. Es algo terrorífico, indescriptible.

Longitud: 1,5 km. Desnivel: 90 m. Pendiente: 6%. Coeficiente: 15

Jesús cuando tuvo la primera epifanía subiendo al Tourmalet, detenido por el padre de Nacho para avituallarlo. La segunda fue en San Pelegrín pero no hay documento gráfico del abuelo que lo adelantó mientras cogía caracoles. Desde que ocurrieron estos hechos, pedalea para hacer hambre

El Pueyo: desde el cruce de la nacional hasta el monasterio hay dos kilómetros mal contados. Y casi todo transcurre por falsos llanos hasta llegar a la ermita de San José. Es en ese punto donde una rampa prolegómeno de lo que habrá más arriba nos lleva hasta la placeta del Sol. Descanso en forma de moderadas pendientes y a falta de doscientos metros para el final la traca en forma de rampa con pendiente progresiva hasta que rebasa el 15%. Subir con la BTT se hace duro siempre, con la de carretera son doscientos metros en los que ni tan siquiera un piñón del 29 es suficiente para superar con dignidad semejante pared.

Longitud: 2 km. Desnivel: 90 m. Pendiente: 4,5%. Coeficiente: 19

Dos que jamás han concebido el pedalear sin el zampar

Alberuela: viniendo desde Bierge pedaleando entre barranquizos de repente hay que salvar un imponente muro si se quiere llegar hasta Adahuesca. Se trata del muro de Alberuela. No es más de un kilómetro y medio pero si la vuelteta se ha alargado hasta pongamos por caso, Rodellar, la vuelta se hará durilla en este punto. El bueno de Abi puede dar constancia de este hecho. El fin de la subida la marca un cartel pero que no tiene que ver con ninguna indicación de puerto alguno. Tramo de la cabañera Mequinenza-Broto, ahí termina el muro.

Longitud: 1,5 km. Desnivel: 115 m. Pendiente: 8%. Coeficiente: 30


Alquézar: una vez llegados al cruce del puente de Colungo viniendo desde Huerta existen dos opciones. ¿Izquierda o derecha? Si voy acompañado lo más normal es girar a la derecha con almuerzo incluido. Si voy solo lo habitual es que tire hacia Alquézar. Es un pechugazo importante en forma de dos rampas bastante serias separadas por un kilómetro de falso llano de transición aunque llegar a la plaza del pueblo siempre vale la pena. Tanto en el paso por la gasolinera como, más tarde, antes de llegar a la rotonda de entrada al pueblo hay que levantarse a hacer bailar la bicicleta y como la ocurrencia de ir hasta allí suele surgir en lo más crudo del invierno la imagen de ver a un tipo pedaleando como Contador forrado de ropa hasta arriba sudando como un energúmeno tiene que ser lamentable. Pero el plátano y las chocolatinas que caen después contemplando la colegiata y el paisaje saben a gloria.

Longitud: 3 km. Desnivel: 170 m. Pendiente: 5,7%. Coeficiente: 32



CUESTAS (3ª)
Más distancia que un muro pero con menores pendientes.


Greg Lemond, sobre el entrenamiento:
"No se pone más fácil, sólo te haces más rápido."

Adahuesca: posiblemente el primer gran reto con el que se enfrenta todo tuercepedal que se precie. En mi caso, tras unos escarceos hasta Huerta o Pozán, así fue. El primer puerto en velocípedo de andar deprisa, la primera cuesta de consideración. Como no podía ser menos el maestro de ceremonias en aquel rito de iniciación fue David R. La primera enganchada de gemelos y la primera atufada buena. Lo bueno es que a la segunda visita uno se da cuenta de que si se sabe mantener una cierta cadencia las ruedas de ese maravilloso invento conservan una inercia con la que se sube más rápido y (parece que) más descansado. La bici casi siempre es bien agradecida.

Longitud: 3 km. Desnivel: 140 m. Pendiente: 4,7%. Coeficiente: 19

David dejando atrás La Mongie. Sube por ahí como quien sube a Adahuesca

Burceat: tiene alguna rampa maja. La subida tiene muchos falsos llanos pero le tengo mucho aprecio por ser un lugar socorrido cuando hay mucho viento o amenaza lluvia. Esos días unas subidetas a Burceat te apañan la tarde. Desde luego ahora la subo más rápido que cuando con doce años nos sacamos de la manga una vuelta por etapas con el hermano pequeño del sr Ornitorrinco y demás pirados de la bicicleta que había en clase. La ascensión a Burceat formaba parte de una de las etapas reinas y el recuerdo de aquellas peripecias se resume en una palabra: dolor. Pienso que es una carretera infravalorada por el grueso tuercepedal local pero su escaso tráfico, su inmaculado firme y las vistas que se tienen de camino allí no lo merecen en absoluto.

Longitud: 4 km. Desnivel: 120 m. Pendiente: 3%. Coeficiente: 19

El sr Ornitorrinco en una de las galerías del Tourmalet. Así de duras se hacían las subidas a Burceat con doce años

Cregenzán: un caso parecido al de Burceat. En realidad el tramo hasta allí podría ser considerado como parte del alto de Salinas (o ni eso porque luego la carretera pese a ser ascendente no tiene una pendiente elevada hasta más adelante). Pero en esos días malos de cielo encapotado en los que hay que salir para desfogar esa carretera es apropiada. En este caso particular la dureza no la impone la pendiente sino el ritmo que se le quiera dar. A excepción de la rampa del club de tenis el resto se puede hacer dándole pandereta a los pedales de modo que cuando se llega a la bodega se coge el descansillo bien a gusto.

Longitud: 4 km. Desnivel: 120 m. Pendiente: 3%. Coeficiente: 19


Hoz: entre Coscojuela de Fantova y Hoz de Barbastro hay una bajada al barranco y una subida al pueblo. La subida es mala pero la bajada es peor. En ese puñetero tramo he perdido cuentakilometros, botellines, la compostura, las cubiertas han perdido meses de vida y no ha habido vez en la que no se me haya dormido uno de los pies, o los dos. Me he pelado de frío, me he jodido de hambre, me ha llovido y la última vez al llegar a Hoz tuve que parar en la fuente a echar agua por la cabeza por culpa del calor. No sé porqué pero la mitad de las veces han sido yendo a mano a mano con Jesús en alguna de esas etapas hacia la perdición. Siempre digo que no volveré y todos los años caigo como un zapo un par de veces. Parafraseando a un tal Theo de Rooy al acabar la Roubaix de 1985 cuando le preguntaban acerca de la carrera, de ese tramo se podría decir que "es una mierda... es un montón de mierda... estás sufriendo como un animal, no tienes tiempo para mear y te lo haces encima [por fortuna no he llegado a eso, Theo parece que sí]... vas pedaleando sobre el barro, resbalando [sustituyan barro por asfalto levantado], y... es una mierda... debes limpiarte si no quieres perder la cabeza..." [sustituyan limpiarse por meter la cabeza en la fuente de Hoz].
A lo que el periodista que lo entrevistaba le preguntó que si volvería a correr allí alguna vez. Theo no pudo por más que responder "desde luego, ¡es la carrera más bonita del mundo!".
Ese tramo de Hoz igual no es el más bonito del mundo pero la verdad es que algo tiene para seguir pasando por allí año tras año... a pesar de que sea un montón de mierda.


Longitud: 4,5 km. Desnivel: 170 m. Pendiente: 3,7%. Coeficiente: 24


Coscojuela: entre El Grado y Coscojuela hay una carretera ratonera como pocas. A veces sube y a veces baja hasta que llega un momento en que solamente sube entre curvas y revueltas rodeadas de pinos. Mejor en invierno que en verano. Mejor con agua que sin ella. Si se lleva comida y no se tiene que ir rebuscando por los rincones de la bolsa alguna chocolatina caducada la experiencia puede ser maravillosa.

Longitud (desde El Grado): 7 km. Desnivel: 210 m. Pendiente: 3%. Coeficiente: 29


Eripol: sólo lo he franqueado en una ocasión. Camino de Boltaña por la carretera de Arcusa, recién almorzado, con la cabeza como un ternero e intentando alcanzar a la grupeta. Por tanto los recuerdos no son gratos. De hecho aparte de boquear en unas rampas que objetivamente no merecían semejante despliegue de esfuerzo no recuerdo mucho más. Los buenos de Héctor y Jordi se pusieron a la par intentando dar conversación culminado el descenso pero yo no hacía más que mandarlos a escaparrar. No era mi día. Me gustaría volver con más tranquilidad.

Longitud: 7,5 km. Desnivel: 180 m. Pendiente: 2,4%. Coeficiente: 31

Este día era Jordi el que no estaba para muchas historias

La Canal: es un puerto cortito pero atractivo. Partiendo desde la central hidroeléctrica de Barasona lleva hasta La Puebla. Tiene alguna rampa exigente pero se hace sin problemas, si fuera un pelín más largo subiría enteros porque además el trazado tiene aroma de puerto de verdad. Se puede decir que es de esos escasos puertos que me parece más llevadero que al resto de los mortales.

Longitud: 5 km. Desnivel: 250 m. Pendiente: 5%. Coeficiente: 40


Morrano: desde el salto de Bierge hasta la linde con la Hoya de Huesca la carretera transcurre cuesta arriba siempre mirando el tozal de Guara. Ni tan siquiera sé si hay cartel alguno en lo alto pero para mi es el alto de Morrano. Es como lo que abunda por esas carreteras ratoneras: un punto B que está más alto que cierto punto A por el que se ha pasado antes, lo que transcurre entre medias no siempre tiene pendiente positiva. Es de esas escasas carreteras en las que en un momento dado estás deseando que pase algún coche para que te recuerde que no te has alejado demasiado de la civilización. Cuando se alcanza la cima y se muestra el Tozal al frente es una de esas ocasiones en que uno se alegra de haber tenido la ocurrencia de montar en bicicleta y tiene ante sí uno de los tramos más apistonantes que se puedan hacer en la redolada.

Longitud: 7 km. Desnivel: 250 m. Pendiente: 4%. Coeficiente: 40


Rodellar: caso similar al de Morrano. Yendo a Rodellar desde Bierge se sube hasta un punto indeterminado para después bajar hacia las Almunias. Subida con bajadas y bajada con subidas. Por longitud y pendientes merece ser tenido en consideración. Si se ataca desde las Almunias es bastante más agradecida. Se serpentea entre pinos con pendientes moderadas.

Longitud: 9 km. Desnivel: 320 m. Pendiente: 3,6%. Coeficiente: 54



ALTOS (2ª)
Empiezan a tener cierta complejidad tanto sus subidas como sus bajadas.


Lucho Herrera reflexiona sobre la caída en Saint Ettienne...


"Cuando empezó a caer sangre por todas partes, por el manubrio, por las piernas, y empecé a sentir ese ardor por culpa del sudor que me mojaba la herida, solo me dije :“Mierda, me rompí la cabeza, pero si estoy pensando bien, si me acuerdo de cómo me llamo, es porque no voy a morirme”, y le di con más berraquera..."




San Roque: subir desde El Grado es una gozada, bajar ya es otra historia porque la carretera se vuelve muy botosa (de manera extraña esa molestia no ocurre subiendo). Y al revés, subir desde Graus es un pequeño infierno por los tramos de falso llano en los que suele pegar el aire de cara pero bajar por esa vertiente está muy bien. Resumiendo: desde El Grado hacia Graus, gozada; en sentido contrario, aireras subiendo y dolor de manos bajando.

Longitud (desde El Grado): 5,3 km. Desnivel: 260 m. Pendiente: 5%. Coeficiente: 38



El Pino: el día que el MOPU decida reasfaltar este mítico puerto de la geografía altoaragonesa a lo mejor desciende un escalafón. Pero por ahora su vertiente de Naval tiene el dudoso honor de poseer una de las peores acometidas que se puedan hacer a puerto alguno. Ese tramo que discurre antes y después del desvío a la Virgen de los Dolores es insufrible. En uno de esos parcheados que le hicieron a la pobre carretera el alquitrán quedó en forma de olas de manera que cada vez que las ruedas de la bici giran una vuelta completa ascienden y descienden una de estas ondulaciones. De modo que esa cuesta se sube y se baja como mil veces. Y el tiempo hace que uno se olvide hasta que vuelve a la carga de ese querido alto y se choca de morros con la triste realidad. Luego la cosa mejora. Y se disfruta.

Longitud (por Naval): 5 km. Desnivel: 260 m. Pendiente: 5,2%. Coeficiente: 45

Longitud (por Abizanda): 6,6 km. Desnivel: 240 m. Pendiente: 3,7%. Coeficiente: 35



Laza: no es un puerto muy duro pero por su ubicación en el pirineo navarro y las circunstancias en que se ascendió a mí siempre me parecerá más de lo que es. El paisaje es precioso, la carretera no tiene mácula. Si es el aperitivo de 40 km de puertos se ataca con cautela y las piernas como tablones, pero es un puerto amable. Me gustaría repetirlo algún día con una menor carga y responsabilidad por delante. En sus faldas vi a un inglés con el maillot cargado de botellines de Estrella Galicia subiendo alegremente. Y en su cuneta animando una moza a la que el grueso de tuercepedales tuvimos que hacerle saber lo puñeteramente guapa que era. Muy grato recuerdo.

Longitud: 7 km. Desnivel: 260 m. Pendiente: 3,7%. Coeficiente: 46


San Caprasio: es un alto extraño. Las subidas tienen bajadas y las bajadas tienen subidas. Y muchos falsos llanos. Aparte su descenso por la vertiente de Asque es muy traicionera. Todo tuercepedal que se precie ha tenido algún susto, percance o ha besado el suelo en dicha bajada con mayor o menor fortuna. Y es que está plagado de curvas ciegas en las que si no se baja con precaución se puede acabar en el barranco o atropellando un coche. Servidor hizo lo segundo cuando se disponía a hacer lo primero en una de esas acciones en las que uno no sabe si ha tenido mala suerte por caerse o buena por hacerlo justo cuando pasaba un coche que taponó el camino hacia el quitamiedos y al fondo, el barranco. La duda te la despeja el médico de guardia que te atiende en urgencias y que tras radiografiarte medio cuerpo para comprobar que no te has roto nada ni te has reventado algo por dentro te dice: chaval, no sabes la suerte que has tenido.
Pues eso, recuerden que los puertos además de subirlos hay que bajarlos llegando entero a casa. Y San Caprasio todo lo que tiene de bonito lo tiene de traicionero.

Longitud: 15 km. Desnivel: 360 m. Pendiente: 2,4%. Coeficiente: 52

También hay que decir que el San Caprasio ha deparado momentos gloriosos

Torreciudad: hay un antes y un después en este puerto. Ahora se encuentra reasfaltado y aún siendo duro por la violencia de algunas rampas el entorno obra milagros (haciendo referencia al paisaje, no más) con un buen piñón del 29 se sube. Antes, había dos kilómetros hasta llegar arriba en una suerte de pista de grava, asfalto destrozado, que no había dios que subiera sin acordarse de todo el santoral. Esos dos kilómetros, con pendiente en torno al 8% pero rampas puntuales más fuertes, se hacían eternos. El pechugazo justo antes de llegar a la explanada del santuario sigue estando y estará por los siglos de los siglos.

Longitud (desde El Grado): 6 km. Desnivel: 300 m. Pendiente: 5%. Coeficiente: 59
[resulta complicado calcular el coeficiente de este puerto ya que tiene atravesado un kilómetro de bajada que lo desvirtúa; si se divide en dos tramos...]
Tramo 1: 2 km, +140 m, al 7%, coeficiente 26
Tramo 2: 3 km, +190 m, al 6,4%, coeficiente 39


Salinas: un clásico entre los clásicos. Una vez superada la fase de iniciación que comprende la ascensión a Adahuesca el tuercepedal común suele buscar nuevos retos. Uno de ellos es San Caprasio pero tiene el inconveniente de que para llegar hasta sus faldas hay que acercarse hasta Colungo. Y la broma entre ida y vuelta se va a los 70 km. Y un tuercepedal en fase 2 es cauto y temeroso así es que decide afrontar menos riesgos subiendo por la Cabañera. Y cuando sube una vez hasta Salinas ya queda prendado para siempre. Tanto en primavera como en invierno es un gozo. Cuando hace calor esa carretera no plantea los problemas de atrapar mosquitos por doquier que merodean por otros trayectos. Y en invierno las vistas de Cotiella y el Turbón con nieve merecen el esfuerzo. La vertiente que discurre hacia Naval fue descendida en cierta ocasión junto a Jesús en medio de una tormenta de granizo. Lo peor no era el golpeteo de la piedra en todo el cuerpo a excepción de la cabeza protegida por el casco ni las riadas de barro que había que sortear. Lo peor eran los gritos de alegría que iba profiriendo Jesús ante semejante percal.

Longitud (cara sur): 15,5 km. Desnivel: 415 m. Pendiente: 2,7%. Coeficiente: 59

El día de autos justo antes de que comenzara a caer la mundial. El cielo no se ve negro porque ya estábamos en el centro de la tormenta

Serrate:
 otro puerto que ha sido ascendido en dos modalidades, asfaltado y sterrato. Asfaltado más que duro se hace cansino. Los tres primeros kilómetros con porcentajes en torno al 8% se hacen cansinos por la anchura de la calzada y sus pocas o inexistentes curvas. Un tuercepedal lleva mal esta circunstancia, necesita abstraer su mente para engañar a su depauperado físico. Y es una pena porque el entorno es bonito pero la carretera es fea. Muy fea. Si como es el caso de la primera vez que subí ese puerto, la carretera está en construcción y el asfalto es sterrato o grava, las cotas de placer llegan a niveles inenarrables. Nivel de chemeco similar a última rampa del Pueyo, final de Torreciudad o el infierno de la Pierre (ya llegaremos a la Pierre, ya).


Longitud (desde Campo): 7 km. Desnivel: 310 m. Pendiente: 4,6%. Coeficiente: 60

Pablo subiendo sobrado el Serrate ¡sin manos!

Descendiendo Serrate en mi primera Puertos. David al frente tirando como un espigado gerifalte. Jesús a su rueda. Nachete intentando contactar

Nachete en pleno esfuerzo y yo detrás en labores de persecución ¡y sin comida!

Betorz: desde el cruce de viniendo de Bárcabo o de San Caprasio parte esta estrecha y bonita ascensión. Tanto Lecina con su encina milenaria y curiosas casas así como el mismo pueblo de Betorz merecen una ascensión tranquila y pausada para disfrutar de ese perdido foricachón del Sobrarbe. Dice la leyenda que cierta vez Pablo y Juanlu almorzaron en la casa de un señor mayor ahí en el pueblo tan sólo por el mero hecho de que le cayeron simpático. También en esas rampas Jesús se pegó un costalazo de impresión motivo por el cual la bajada es de las que se hace con tiento. Y la subida pues tiene alguna rampa que agarra. Mucho.

Longitud: 6,5 km. Desnivel: 350 m. Pendiente: 5%. Coeficiente: 62


Petralba: un curioso caso. La Treparriscos no lo considera como puerto y luego llega la Vuelta y le casca un tercera. Desde esta blog ya se alentó en su día la colocación de un cartel en lo alto que de fe de que eso es un señor puerto. Si lo llaman Petralba o Zagala del Furco ya es indiferente. El caso es que el comienzo de este alto (viniendo de Fiscal) es una rampa como la del Ariño pero a más del 8%. Y algo más larga. Entre estos pseudo puertos que se clava últimamente el MOPU y trazados como los del Stelvio ¿no podría haber un término medio?. En coche muy práctico y tal pero a efectos de velocípedo son insufribles. Se da la curiosa circunstancia de que ese rampote al 8% siempre lo he subido con Jesús mientras iba cantando en cuenta regresiva cada cien metros lo que restaba de rampa. Este año por añadir algo más dificultad al número circense sería menester ir engullendo cada cien metros una vaquita de gominola Troli. Cabe destacar que descendiendo este puerto casi me voy al suelo mano a mano con Abi debido a una conversación escatológica. Las chorradas mejor en el llano o subiendo.

Longitud (desde Fiscal): 9 km. Desnivel: 440 m. Pendiente: 4,9%. Coeficiente: 85

Rematando el Petralba

PUERTOS (1ª)
Empiezan las palabras mayores.


Anónimo


"Al ciclista todo le da por el culo, menos el aire"



Panillo: desde Graus hasta el monasterio budista. O la parte ribagorzana del puerto Castillo de Troncedo. Con Héctor subimos una vez desde Graus mano a mano una mañana dominical de primavera. Para este año no sé si lo engañaremos para tales proezas porque se encuentra enfrascado en otro tipo de actividades deportivas pero si cuelga el velocípedo se le echará mucho de menos. La primera rampa hay que tomarla con mucha filosofía porque ni es corta, ni floja ni bonita. Luego ya la cosa mejora mucho. Tanto que uno se pregunta dónde está el resto de la civilización. Bajando por la misma vertiente ha sido una de las escasas veces en las que con la bici a más de setenta por hora he notado extraños en la rueda trasera. Detalles que ya no ocurren después de meterse una buena chufa y bajar con más conocimiento.

Longitud: 9 km. Desnivel: 440 m. Pendiente: 5%. Coeficiente: 78


Troncedo: desde Formigales hasta Troncedo. O la parte sobrarbense del puerto antes indicado. Algún día tengo que subirlo entero. Esta parte me parece más bonita que la otra aparte de que ofrece mayores posibilidades en cuanto a desvíos hacia otras ramificaciones del puerto. Un sitio muy pero que muy tranquilo por el que pedalear sin prisa.

Longitud: 4,5 km. Desnivel: 280 m. Pendiente: 6,2%. Coeficiente: 65


Laguarres: la primera vez que subí un puerto que se asemejaba a uno de vuelta ciclista. Inicio más o menos tendido aunque ni mucho menos suave. Fase de curvas y revueltas ganando altura con buenas vistas de la Ribagorza, zona de ligero descanso y último kilómetro durillo para coronar. Once kilómetros, un señor puerto. Bonito y sin tonterías.

Longitud (por Laguarres): 11 km. Desnivel: 570 m. Pendiente: 5,2%. Coeficiente: 95

Bajar el Laguarres y parar a avituallar en Graus. Una liturgia que ya no se puede hacer con el (necesario) cambio de recorrido de la Puertos



Fadas: recuerda al anteriormente descrito, son similares en su desarrollo (de hecho sus números son calcados) aunque por la zona de la Ribagorza en que se erigen pues es más bonito este último. 

Longitud (por Castejón): 11 km. Desnivel: 580 m. Pendiente: 5,3%. Coeficiente: 96



Bonansa: mismo nivel de esfuerzo que su vecino Fadas en algo más de la mitad de subida. No se hace demasiado duro debido a las vistas de curiosas formaciones geológicas y los túneles que se atraviesan. Está dentro de la categoría de puertos que son auténticos pechugazos pero que he tenido la suerte de pedalear al ritmo pausado de Nachete.

Longitud (por Castejón): 6,2 km. Desnivel: 440 m. Pendiente: 7%. Coeficiente: 93

Héctor y Abi subiendo Bonansa

Con Nacho chino chano


Hourquette d'Ancizan: posiblemente el puerto más bonito de toda esta colección. Se habló largo y tendido en la última entrada de la blog de esta carretera que atraviesa verdes praderas repletas de vacas, caballos, caballos y burros.

Longitud (por Payolle): 10 km. Desnivel: 480 m. Pendiente: 4,8%. Coeficiente: 98




Cotefablo: otro puerto con hechuras de grande. Además las circunstancias acompañan cuando se sube en la Treparriscos. Comenzar en Biescas en la plaza atestada de gente. Y seguir subiendo con muchos tramos llenos de animación. Uno se hace la idea aunque sea muy vaga y ligera de lo que debe de ser subir un puerto en una carrera profesional.

Longitud (por Biescas): 14 km. Desnivel: 550 m. Pendiente: 4%. Coeficiente: 106

En la cima de Cotefablo zampando. Como tiene que ser

Nerín: este tramos corresponde a una excursión hecha con Nacho hace tres veranos. Comprendería desde Puyarruego hasta Nerín subiendo por el cañón de Añisclo. El cañón hay que hacerlo alguna vez en bici, no es comparable a pasar con el coche. Y una vez llegados a la ermita de San Úrbez pues hay diferentes alternativas. Como este hombre ha pedaleado ya todas pues tiramos hasta Nerín por el mero placer de echar una cerveza en el bar. La subida hasta entonces muy tendida y agradable se convirtió en una pared de dos kilómetros al 9%. Otro día habrá que continuar hasta llegar a Fanlo.

Longitud: 19 km. Desnivel: 650 m. Pendiente: 3,5%. Coeficiente: 133



Tella: ¡paren las máquinas! Estamos ante un curioso caso. Más de ocho kilómetros a casi el 8%. Asfalto rugoso. ¿Estamos frente a un pequeño infierno? pues no. No es un paseo cualquiera pero se sube muy a gusto. Las vistas de la peña Montañesa y de Ordesa ayudan pero ¿tanto?. Comienzo a pensar que la Orbea Aqua con su piñón del 29 es indestructible siempre que no se rebase una pendiente del 8%. Si se traicionan esos términos su rendimiento, y el de quien la monta, desciende en picado. Y esa debe de ser la razón por la que este puerto duro, aunque de pendiente constante, no se me atragantó porque si no no me lo explico.

Longitud: 8,5 km. Desnivel: 670 m. Pendiente: 7,8%. Coeficiente: 156



Aspin: ¿es un coloso o es un primera? Para gustos los colores. Algo le falta para ser un auténtico coloso y algo le sobra para compartir categoría con el resto de compañeros. El Aspin es... el Aspin. Con niebla se sube muy fácil, con sol es un pequeño horno. La pendiente no es exagerada pero las curvas y revueltas son muy chulas en ciertos tramos. Y al final son 12 km sin tregua que ya pican.

Longitud: 12 km. Desnivel: 780 m. Pendiente: 6,4%. Coeficiente: 158


COLOSOS (HC):
Dolor. Mucha satisfacción al coronarlos (y bajarlos) pero a cambio de mucho dolor.




Peter Kimmage rememorando el descenso del Bagargi en la etapa Bayona-Pau del Tour de 1987


“Vuelvo a subirme a la bicicleta, aturdido pero sólo con chapa y pintura. Había un montón de corredores por todos lados a lo largo del descenso. Una auténtica carnicería. Me uní a Indurain y Kim Andersen. Íbamos bajando por una larga recta a unos sesenta por hora cuando uno de los coches de equipo nos pasó tan cerca que tocó el manillar de Indurain con el lateral. Sólo Dios sabe cómo el español consiguió mantenerse en vertical. Ese último incidente tuvo un extraño efecto sobre mí. Me senté y decidí no correr más riesgos en el descenso. No es más que una puta carrera de bicicletas. Que se vayan a la mierda”


Larrau: el primer gran coloso que subí (y bajé). De hecho por la subida a lo mejor hasta le venía un poco justo entrar en esta categoría pero el simple hecho de tener que bajarlo le hace entrar por la puerta grande. Jamás olvidaré aquellas sensaciones, la subida de una pendiente exigente pero asumible incrustado en una enorme serpiente multicolor dentro de la PaxAvant. Contemplando el espectacular paisaje de los pirineos navarros. La eterna bajada con un viento que desplazaba la bici o la frenaba según la dirección de la carretera. El olor a goma quemada, las zapatas gastadas, los reventones, la gente cayendo en la cuneta. Una locura. La próxima vez si se da el caso creo que echaré pie a tierra a un lado de la carretera y esperaré hasta que llegue el coche escoba para seguir bajando a la marcheta.

Longitud por el lado navarro: 11 km. Desnivel: 690 m. Pendiente: 6,4%. Coeficiente: 131
La Bajada por Francia: 15 km. Desnivel: 1200 m. Pendiente: 8,1%. Coeficiente: 369

Como comprenderán todos aquellos que hayan montado alguna vez un velocípedo de andar deprisa descender esa bajada tiene miga. Las manos duelen de apretar los frenos para intentar, y no lograr, que la bici no se encabrite más de la cuenta por pendientes del 15%.

Juanlu subiendo como un titán el Larrau

Val Louron: la penúltima experiencia con un puerto de verdad. Le quise medir la lomera y me la midió él a mi. No se pueden afrontar tres puertos del Tour de Francia con tres madalenas, dos crepes, una empanada, dos trozos de secallona y un puto gel de mierda con sabor a colonia barata en el cuerpo por mucho que se vaya con la calma. Yo al menos no puedo. No tengo cuerpo para escalar puertos aunque sea lo que más me guste y la maquinaria gasta. La próxima vez que se afronte una etapa de estas características hay que desayunar dos platos y postre, con almuerzo a mitad de la etapa. Y jamás tomar uno de esos geles. El puerto es muy bonito, con fuerzas debe de serlo todavía más.

Longitud (por Azet): 11 km. Desnivel: 740 m. Pendiente: 6,7%. Coeficiente: 165 


Aubisque: el coloso más descansado de todos los que he subido. Tras tres kilómetros de ascensión Jesús y yo ya estábamos echando la primera cerveza. Prácticamente se paró en todas y cada una de las pancartas de la Vuelta que anunciaban algo. Y a falta de diez kilómetros a cima hay una cada kilómetro. Para rematar en Gourette paramos a comer un menú completo de frankfurt con salsa, patatas y bebida. Esta vez el puerto no nos devoró sino que nos lo zampamos nosotros a él. Y en la cima había bar. Muy bien. Fue con mucho lo mejor de aquel día en que fuimos a ver la etapa de la Vuelta. Hay gente que compara este puerto con el Tourmalet pero para mi tiene un puntito menos. El hecho de que en su parte final, de vez en cuando, haya descansillos con porcentajes menores al 8% lo hacen asumible. En monsieur Tourmalet ese descanso no existe.

Longitud (por Gourette): 17 km. Desnivel: 1200 m. Pendiente: 7%. Coeficiente: 255 



Dándolo todo en el Aubisque



Telegrama de Steinès a Desgrange tras inspeccionar el Tourmalet en enero in situ de cara a su inclusión en el Tour de 1910



“Atravesado Tourmalet. Muy buena ruta. Perfectamente practicable”

Octave Lapize a la organización del Tour coronando en cabeza el Aubisque el 21 de julio de 1910 tras cruzar Preyresourde, Aspin y Tourmalet

“Asesinos, sois unos criminales”


Tourmalet: una trituradora de carne humana. Querría subirlo alguna vez con algo de sol, sin niebla. Pero no será como la primera vez ni de lejos. La siguiente vez que vaya puede haber más paradas que kilómetros tiene el puerto. Pero aquella primera vez, por alguna extraña razón, se hizo sin apenas recesos, tan sólo los que el sentido común determinaba antes de que la maquinaria pasara el punto de no retorno y cayera en barrena. Tengo la subida entera bastante fresca en la memoria. Sin embargo hay dos puntos que recuerdo con especial facilidad y uno del que casi no tengo recuerdos. Los dos primeros son el tramo de las galerías y las últimas revueltas antes de cima en especial la rampa con las pintadas de Trebujena. Posiblemente esos tramos contengan las rampas más complicadas del puerto pero recuerdo pasarlo bien. En las galerías porque íba con Nacho diciendo chorradas para ir animándonos en una zona de niebla espesa. "Si no puedes más pedalea más despacio". Esa verdad de perogrullo fue escuchada en ese tramo. Cuanta verdad y dificultad encierra la puñetera frasecita. En las rampas de Trebujena fue diferente. Había sol, se intuía la cima, gente en las márgenes a pie o en bici animando las últimas pedaladas y arriba unos cuantos Tuercepedales aplaudiendo el último esfuerzo. Una agradable sensación. De lo que no me acuerdo bien es de cruzar La Mongie, no sé cómo lo hice para atravesar esa rampa del infierno. Debí desconectar.

Longitud (por Campan): 23 km. Desnivel: 1450 m. Pendiente: 6,3%. Coeficiente: 342 

Expedición al Tourmalet 2014
¡Cima! Reponiendo líquidos al estilo Coppi



Naval-Tourmalet 2015
Aquí haciendo un Coppi por el otro lado



La Pierre de Saint-Martin: esto no es un coloso, es inabarcable, insondable. La Pierre te pega una paliza, te tritura, te golpea. Te da un soberano batán, te exprime hasta que no queda una gota de sudor y cuando crees que no puedes más todavía te quedan diez kilómetros hasta arriba. Son más de dos horas dando pedales cara arriba (quizás sean tres incluso) y lo peor no es la sensación de que las piernas vayan a reventar en algún momento sino que esa carretera es un horno. Cojan una clase de espinin (sí, espinin; aprovecho para de manera gratuita expresar mi hartazgo hacia las palabras running, trekking, spinning o biker; de ahora en adelante en esta blog se expresarán como runin, trequin, espinin o baiquer; ¡a cascala!). Pues eso, cojan una clase de espinin con la sala atestada, las puertas cerradas y los ventiladores apagados. Y cuando estén sudadando como locos en uno de esos ejercicios de cadencia endemoniada no estarán ni medianamente cerca de lo que es cocerse vivo en una de esas rampas del catorce por ciento de la Pierre. De los chemecos  y lamentos, crujir de dientes, blasfemias y pesar sin fin de los compañeros de ruta a través de esa caverna de dolor mejor no hacer mención. Dicen que la primera vez que corres una maratón los recuerdos quedan de por vida fijados en la memoria. Olores, visiones, sabores si se da el caso, sonidos y sensaciones. Jamás he corrido una maratón y dudo muchísimo que alguna vez lo haga pero una vez subí la Pierre en mitad de una PaxAvant. La bucólica visión de aquellas verdes y empinadas laderas con casas desperdigadas contrastaba con la de decenas de tuercepedales tumbados a la sombra intentando dar un descanso al corazón y los pulmones. La gente haciendo eses y equilibrios para poder avanzar a 5 km/h. Las gotas de sudor cayendo en la barra y el manillar de la bici como si se hubiera reventado una cañería. La intensa presión en las sienes no quiero saber por qué razón. El sabor a sal del sudor que bañaba la cara. Las piernas a punto de explotar hasta que de repente ya dejaban de doler y el movimiento era a base de chepazos y chemecos en una suerte de evento masoquista colectivo. Un mozo asturiano que al ver el terror en las caras de los que le rodeábamos iba diciendo que mirásemos puerto abajo para ver de donde veníamos y que todo eso lo habíamos subido nosotros solos. Nadie preguntó cuánto quedaba, por si acaso. La conversación con el campeón del mundo cuando el puerto transcurría por rampas amables, a una eternidad en el tiempo y en el espacio del infierno que se desarrollaba en su parte media. Las rampas después de la estación de ski en las que sudaban hasta los ojos. La foto de cima más chula que tengo con casi todos los Tuercepedales. El sabor del bocadillo de chistorra que cayó en la venta de Juan Pito. Aquel año no sé de donde saqué la determinación para afrontar aquello y más cuando en primavera me pegué la leche del siglo con la bici. A lo mejor eso ayudó. En esta fase tuercepedal llena de lifaras en la que ahora estoy inmerso no sería capaz pero bueno, al menos entonces sí que lo fui.

Longitud (por Kakueta y Soudet): 26 km. Desnivel: 1460 m. Pendiente: 5,7%. Coeficiente: 378; sí, 3-7-8. Veinticinco veces la rampa del Ariño. Ocho altos del Pino. Tres Larraus. Inabarcable.

Tras 24 km de puerto Héctor pedalea entre sonrisas. Grande
A otros nos costó mucho más






Y esto es todo. En este nuevo año que se avecina me gustaría añadir algún nuevo puerto a la colección y aunque muchas veces me gusta y necesito pedalear solo, estos nuevos cromos quiero conseguirlos en compañía. ¡Tuercepedales, cuento con vosotros!  



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