viernes, 29 de julio de 2016

Buquiporra 2016, la cosa esa que discurrió por carreteras francesas

Desde que tengo uso de razón viendo carreras ciclistas no recuerdo un Tour de Francia tan sumamente horrendo como el perpetrado este año. Si acaso alguno de aquellos vencidos por el Innombrable y posteriormente anulados por la organización pero como no existen para la Historia o al menos no figura ganador alguno de aquellas charlotadas pues como si no hubieran ocurrido. Así pues el Tour 2016 es la mayor ponzoña que recuerdo desde el año 1987 donde un irlandés al borde la lipotimia birlándole la carrera a Perico constituye uno de mis primeros recuerdos de tan sacrosanta carrera venida a menos por la indolencia de bastantes de los pedaleadores (me niego a denominarlos ciclistas) que deambularon desde Mount Saint Michel a Paris.

A nivel de Buquiporra pues la cita ha deparado diversión, cómo no lo va a hacer una carrera en la que un día se cae el arco del último kilómetro, otro una vaca embiste a dos espectadores, otro el líder de la carrera se pone a buscar pokemon go (el plural es así, es pokemons o pokémones; go, goes, go's; una ordenanza del ministerio de Industria al respecto, ya). Como esperpento ha cumplido su función pero comparar esta carrera con la Gante Wevelgem es como comparar Goya con Dalí o Beethoven con Juan Magán. Que no hay color. Así pues a continuación se va a intentar analizar lo deparado en la Buquiporra sin entrar en demasiadas descalificaciones personales. Para lo grueso pues ya se sabe que siempre quedará el wasap y la tertulia de bar con aspavientos y profusión de adjetivos calificativos para algunos integrantes del pelotón.


LOS QUE HICIERON EL EQUIPO CON CABEZA

Nachete: 7544 puntos, el pitera navalero es un hombre práctico y pausado. Las filias y las fobias las deja para otros temas y es de los que hace el equipo con cabeza y con tiempo. Sólo así se entiende que sea uno de los dos únicos casos que escogió a Froomito pokemon go. 

Corre trescientos metros más y eclosiona el huevo de Pikachu
El otro fue Truli y aún así se hundió en la clasificación por motivos por los que más tarde se le lapidará de manera gratuita. Pues eso, Nachete es un tipo pragmático y a pesar de rozar el abismo eligiendo a uno de los hermanos Izagirre (que a pesar de estar 20 días de carrera haciendo labores de aguador y poco más todavía tuvo la vergüenza de sacarse una escapada el penúltimo día para ganar la etapa) pues hizo lo que se espera de una mente racional.. Juntar al más que posible ganador con Pitera Sagan. A partir de ahí casi se puede realizar la combinación más rocambolesca posible que se tendrán muchas posibilidades de erigirse en vencedor. Si en una de esas pedradas se escoge a Santo Thomas de Gendt y los astros se alinean para que en una de sus escapadas (porque este titán siempre se escapa) coja y gane la etapa además de enfundarse durante días el maillot de la montaña... pues se tiene la porra en la buchaca y de manera muy merecida. Enhorabuena.

David: 7075 p, el rey de las porras derrocado víctima de sus filias y fobias. Este es un hombre incapaz de escoger ningún integrante de la guardia pretoriana de Froomito pokemon go. Ni por supuesto al gran líder del Sky. Quizás en próximas ediciones reconsidere la decisión o al menos deje de elegir al número uno del combinado timofónico especializado en acaparar clasificaciones por equipos. ¿Para qué? para no ganar. Y encima, para que durante el último fin de semana de carrera el router de casa le petara de mala manera dejandole sin conexión a la red. Libra por libra el equipo de David es mejor que el de Nachete con la mención especial del inefable don Gregorio Van Avermaet pero adolece del vencedor final de la ronda. 


O en su defecto del segundo clasificado. En su lugar aparece en la nómina el tercero de la clasificación a cuenta de un fabuloso butrón en la cuenta de créditos. Sueñoamarillo no ha sido rentable, ni mucho menos, en esta ocasión. Menuda pesadilla.

Ali: 6741 p, otro hombre sin moral alguna capaz de venderse como una rata por dos cervezas y, no digamos, por una cena en el Gran Hotel. Tocando todos los palos tan pronto se aferra al buen gusto y la decencia eligiendo a Turrón de chocolate Cucard como se lanza de cabeza por el sumidero para aferrarse a la etapita de rigor del señor Cummings. Acierta con el corajudo Romané Bardet y se estoza de manera clamorosa con Thibito Pinot. 

Ojo cuidao, un Clefairy enmedio de la pokeparada
Es un ser de amplios contrastes que así y todo permanece fiel al saganismo del que ninguna persona decente debiera apartarse jamás. Ali tiene sus defectos pero ese no es uno de ellos.

Juanito: 6568 puntos, o como eligiendo a Wilco se puede llegar a ser incluso cuarto. Porque poner de jefe de filas a un tío que sabes que va a terminar en alguna margen o perdido en la general a hora y media del primero es para echarle valor. 


Pero por otro lado acierta segundo y acierta el cuarto puesto de Fragatas siendo el único en toda la buquiporra en escogerlo, se aferra al saganismo como persona conservadora y decente que es. Y el dinero no malgastado en líderes de equipos cuyo principal objetivo es subir al podio de París con nueve maulas a ganar por escuadras lo distribuye con coherencia.

Nótese que los cuatro primeros escogieron a Pitera Sagan. Nótese que los cuatro primeros eligieron al tío Jarlinson.

El efecto Pantano: por efecto Pantano se denominará de aquí en adelante a todo aquel ciclista que tras cuajar temporadas de menos a más en las que pasa de ser conocido por su melódico nombre a ser un hombre de acción a más tarde pasar a ser un segunda espada de calidad, de buenas a primeras irrumpe en el panorama de los líderes para la general cuajando una soberbia actuación en una vuelta de cierto nivel. Dos semanas después es escogido por todo bicho viviente para su proyecto en el Tour (salvo los temerarios habituales o los que no han llegado a tiempo de poner la oreja en el momento adecuado en la barra de bar adecuada). Comienza el Tour y el interfecto no asoma la pateta ni pa dios. Pasa una semana, pasan dos semanas y a la tercera semana resucitó de entre los muertos. Ozil Izecson Pantano de Mediano. Ante los inenarrables pitidos que debía de sufrir en los oídos por toda una caterva de desalmados somontaneses apelando a su falta de gallardía el corajudo ciclista colombiano anduvo toda la tercera semana en trepidante escapada. El punto de inflexión fue el día de Andorra cuando llegó a meta a media hora del primero con un paraguas que se agenció, el muy canalla, a pie del último puerto. 

Se tuvo que buscar un paraguas porque le caían del cielo todo tipo de insultos e imprecaciones
Así es que un insulto proferido en el Somontano se propaga por la atmósfera hasta llegar a Andorra y provocar un total cambio de actitud. El efecto Pantano.


LOS QUE SE DEJARON LLEVAR POR LAS FILIAS Y FOBIAS

Abi: 5702 p, para el equipo que tenía muy arriba quedó este hombre haciendo gala de su legendaria potra. Dejando aparte el hecho de que abrazó la fe del dumoulinismo y en estos casos ya se sabe que la cosa nunca terminará bien, el caso es que eligió tres componentes de la escuadra telefónica incluido su emergente líder.

La bella Marion agasajando al santo
Escoger al santo Thomas de Gendt por otra parte le proporcionó un buen puñado de puntos para compensar las malas elecciones. Todo lo demás es igual, Abi lanzaría seis veces seis dados y sacaría treinta y seis seises a pesar de depositar su fe en Anacona. Que tío.

Cochi: 5590 puntos, cimentó su equipo en su parafilia kazaja, esta vez con el nombre de Fabio Aru. 

Don Fabio acabó la carrera más jodido que Patabanco
A partir de ahí luces y sombras con buenos aciertos y pedradas a ninguna parte. Al menos no traicionó al saganismo. Para todo lo demás pues hay que entender que son malas épocas para hacer porras de ciclismo. A Cochi ahora mismo no le vayan con estas historias que está demasiado ocupado con las pokeparadas, la creación de gimnasios pokemon en el parque de la Mina, los polvos estelares y la incubación de huevos de bulbasur. Incluso se rumorea que cazó un charmander dentro de un conocido pub de la localidad así como en un restaurante. Muy profesional.

Servidor: 5569 p, penoso. Despreciar el saganismo para conformar una ecléctica escuadra sin rumbo ni concierto liderada por sueñoamarillo y salvada in extremis por Romané. Un equipo sin alma en el que no figura ni Gregorio ni el santo de Gendt y en el que al menos tuve la decencia de incluir al tío Jarlinson. Qué vergüenza de selección rematada por la que iba a ser la gran perla de la carrera y se quedó en perlita. Qué desprecio al ciclismo, yo que hubo un tiempo en el que me manejaba con soltura en la confección de este tipo de porras y en las que ahora naufrago de manera estrepitosa. Como acto de contrición oraré a Pitera Sagan y prometo no volver a perpetrar semejante tropelía.

Sagan nuestro,

que estás en las fugas,
glorificados sean tus huevos;
venga a nosotros tu triunfo;
pedalea con furia tanto en el adoquín 
como en el sprint.
danos hoy nuestra escapada de cada día;
lucha cada carrera como si fuera la última,
desciende los puertos y
demarra en cada repecho con valor;
no nos dejes caer en el aburrimiento
y libranos del sopor. ¡Pitera!

-Tú sí que tienes huevos, Pitera
-Y más segundos puestos que tú, Poupou
Frai: por no reincidir en el pecado y para resumir, otro que hizo una mierda de equipo engañado por las promesas de triunfo provenientes de la empresa timofónica. Qué poderosa campaña de captación de adeptos han perpetrado este mes de julio. Cuántos contratos de portabilidad se avecinan, que te timen todos los meses pues pase pero que encima esos dineros vayan a parar a un equipo dirigido por Don Excusas pues no.


Frai, cuando quiera usted quedamos para ir a la tienda de móviles más cercana y cambiamos de compañía, y el carnet de socio del ibanesto timostar lo vaya tirando a la basura de una vez que ya ve para qué le ha servido. Que esto con Rodríguez Magro no pasaba.

Truli: ¿cómo puede ser que teniendo al primero y al tercero de la general final uno se hunda de tal manera? Pues se rellena el equipo con los hermanos Izagirre y Diego Rosa y apañado. 


Eso ya no hay dios que lo remonte. Y por si acaso se remata el conjunto con Albasini y no hay manera de hacer un puesto decente. Nótese que de la parte trasera de la clasificación el ochenta por ciento de los equipos tiene al señor Rosa.

El efecto Rosa: cuando Cochi, kazajo de pro desde su más tierna infancia porrística, no coge a este producto astanil, ¿por qué lo eligen cuatro incautos?. Es joven, italiano y debuta en la ronda gala. Si esa premisa ya ha sido una pesada losa para su espigado jerifalte centrosardo... ¿qué esperaban que hiciera el señor Rosa? Esta elección es un poco, retrotayendonos al pasado Giro, un poco Kudus. Bien es cierto que el italiano apunta mejores maneras y está más curtido pero hay que ver la propaganda que genera ganar una etapa de la vuelta al País Vasco cogiendo la bici en alto nada más cruzar la línea de meta. La gente se queda con el nombre del interfecto y luego cuando se ponen las cosas serias ni se le ve en carrera. 

NECESITAN MEJORAR:

Julito: la idea de contar con caramelos Majka, Pitera Sagan y Sueñoamarillo era muy buena. Montaña, regularidad y podio. 

Majka en su salsa. Si hubiera terminado así cada etapa tampoco hubiera pasado nada, con suelta de vaquillas para rematar
Pinot te fastidia el plan con su inconsistencia en vueltas de tres semanas. Haces uso del efecto Rosa para empeorar más las cosas y terminas eligiendo gente que al final de la carrera no habrá salido ni un minuto por la tele. Y encima cometes el pecado de ser el único que elige a Rui Costa que ya lleva los suficientes años avisando de que esos créditos es mejor colocarlos en otro potro.

Héctor: necesita mejorar pero progresa adecuadamente después de su fracaso en el Giro. Y hay que decir que tiene buen gusto ya que su nómina la conforman gente atacante y hasta un lottojumbo que no está permanentemente por los suelos. Para eso ya se cae el resto de los seleccionados, menudo asesino este Héctor. Dumoulin, escafoides. Navarro, piñazo. Mollema, piñazo y meada por parte de la organización. 


Y Contador, doble revulcada por el asfalto antes, después y durante de el mayor de los desprecios ofrecido por Tinkoff. Al menos a Romané y al Santo los dejó sanos.

José Luis: ni saganismo, ni froomismo-pokemonismo, ni pantanismo, ni efecto Rosa. ¿Usted en qué cree, caballero? ¿en el landismo? 


Madre, qué rufián. Hizo un equipo a la contra. Pero una contra que ni el Sevilla de Luis Aragonés. Como diría el excelentísimo señor Broto "candeletismo es difícil, volteretismo más". Y usted ha querido dar volteretas sin controlar las candeletas. Dumoulin es un pupas, Alafilipo debutante, Aru debutante, Landa debutante y machaca del líder, Gallopin esposo de la bella Marion y bastante faena tiene ya. Con esos mimbres es imposible. ¡Imposible!

Joaquín: ¿y usted? Saganismo, efecto Rosa, efecto Pantano y sueñoamarillo. Se aferra al contadorismo y al coppelismo (si es que esto último existe). 

Tú ves tirando que te espero arriba
Es un mérito enorme quedar en penúltima posición contando con Sagan en sus filas. Y con Pantano. Y hasta con Quintana que aunque no ha sido rentable puntos ha hecho. Pero todo lo demás es de traca. Joaquín, le propongo dejar de ver ciclismo hasta febrero del año que viene a ver si de esa manera recuperamos un poco el buen juicio que algún día tuvimos. Es que esto ya no es normal.

Lemus: pues no tenía un equipo tan malo como para quedar último. Más horrible es el de Joaquín o el de José Luis. Y si me apuran el de Abi o a toro pasado el mío.Pero como toca meterse de manera gratuita con este hombre vamos allá. Junto a Manuel verifica la teoría de los equipos hechos al calor de la barra de un bar. Váyase usted a saber en qué momento saldrían de mi boca las palabras "Balito Sepúlveda" pero hete aquí que estos dos sagaces detectives de la Stasi almacenaron dicha información para la confección de sus equipos. En la carrera italiana pasó con Kudus y ahora con Sepúlveda. A partir de este momento sepan ustedes que se comenzarán a dar nombres de posibles candidatos para la Vuelta. Fiense de todos y cada uno de los que se vayan diciendo.


P.D. esperemos que este Tour acabe siendo como esos malos tragos de los que uno se olvida al cabo de unas semanas o unos meses. Que sea como esos "no volveré a beber cubatas" cuando se tiene la cabeza como un ternero el lunes en la oficina. O un "no volveré a subir el Tourmalet" cuando llegas a la cima con la bici con el cuerpo hecho un escombro. O un "no volveré a zampar un chuletón de kilo" cuando la andorga está a punto de explotar. Tengo la firme esperanza en que habrá un día en que sueñoamarillo saldrá de su letargo telefónico y atacará en un Tour de Francia. Algún día lo veremos, no se sabe de qué año  o a sueldo de qué equipo pero lo veremos. Y ese día el ciclismo será un poquito mejor.


jueves, 28 de julio de 2016

Peña Montañesa, 2295 m


Desde los 1100 m de altitud de San Vitorián hasta los 2295 m de la cima de la Peña Montañesa. (2295-1100) = 1195 de desnivel entre el punto más alto y el más bajo. Con Lemus pokemon Go el desnivel se fue hasta los 1740 m. Y eso que el garmin se dejó 40 metros en la cima aparte de que el rato del almuerzo generó una pequeña hondonada en la misma.
Juanito bajando de la cima, al fondo la Tierra Llana y Lemus pokemon go allá donde Cristo dio la última voz
No se sabe por donde nos llevó el sherpa pokemon que contratamos mano a mano con Juanito pero el principio y el final de la ruta se asemejaba a lo que recordaba de hará unos ocho años cuando subí la primera vez. Tiempo de subida idéntico al de bajada. Fresquete al comienzo, briseta con sol en la parte intermedia y solazo con algo de viento en la bajada. Juanito con las piernas estropeadas y las botas rotas. Servidor con las tripas rotas cerrando el grupo y en cabeza Lemus a cincuenta metros del pelotón buscando pokemon gous por toda la montaña.
Repostaje de las 1100 calorías derramadas en forma de sudor en casa Ambrosio. A horas intempestivas comida a base de pica-pica, ensalada, longaniza a la brasa, pastel de queso y dos jarrotas de cerveza por barba. Buen servicio, trato amable y eficiente a precio muy económico.
Durante la excursión avistamiento de familia de sarrios. Mamá y papá sarrio junto a sarrio tión cuidando de los sarrios piquiñines que descansaban a la sombra. Avistamiento así mismo de familia de holandeses. Mamá y papá holandés junto a holandesito cogiendo moreno cangrejo.

Los sarrios, camuflados pero están ahí
Y en el camino de ida avistamiento a la altura de Samitier de pokemon fovano Javi haciendo uso del velocípedo de andar deprisa entrenando cual espigado jerifalte centroeuropeo a un ritmo francamente positivo.

Lemus toda la mañana buscando Pokemon y resulta que ahí al fondo tenía la cumbre llena de pikachus amarillos


El resto de la jornada transcurrió analizando la deriva catastrófica que lleva al mundo al apocalipsis sin ningún tipo de solución y el funcionamiento del juego de los pokemon go. Lo que viene a ser hablar del mismo tema porque son dos asuntos indisolubles que no se entienden el uno sin el otro y del que no se sabe cual es causa y cual efecto. El mundo se desmorona y por eso aparecen los pokemon go o porque aparecen los pokemon go el mundo se desmorona. A saber, el caso es que sherpa Lemus quinientos y pico metros de desnivel positivo de regalo. Qué tío.



miércoles, 20 de julio de 2016

20 razones para acudir a ver el Tour de Francia


Dadas las circunstancias del soberano esperpento que se está sufriendo en el país vecino desde el 2 de julio escribir esta entrada podría resultar incluso denunciable. Semejante simulacro de carrera ciclista no se recuerda desde los tiempos en que paseaba su tiranía por Francia el Innombrable, ese que desapareció de todos los registros de la prueba por sus prácticas mafiosas. Sin embargo a pesar de todos los pesares he encontrado 20 motivos por los que se puede acudir a presenciar in situ la, a veces, mejor prueba por etapas del mundo.

1. Ir a Francia. Por si pasar al país vecino no constituyese suficiente aliciente, por si sus boulangeries, patés, sidras, quesos y jolie femmes no fueran motivo suficiente, ir a Francia pasando por el túnel de Bielsa. Con parada obligatoria en Parzán. Y en el último pueblo antes de la frontera repostaje a cargo de los hnos Vidallé. Un par de huevos fritos con chorizo, lomo o longaniza con bien de patatas fritas y el mundo siempre parece un lugar mucho mejor aunque después al ver las noticias se pueda constatar que en realidad el mundo se va a la mierda. Si se puede escoger sitio frente a la tele viendo el encierro de San Fermín ya mucho mejor. Si ese encierro lo comentan dos simpáticos personajes de la fauna local con la botella de coñac Terry plantificada en mitad de la mesa se roza la excelencia.


2. Tener una buena excusa para no participar en algún tipo de prueba deportiva a la que uno se haya apuntado en primavera cuando no aprieta la calor y parece que se va a llegar en forma a todo. En el caso que nos ocupa acudir al Tour resulta un óbice absoluto para participar en la trail de Estadilla. El hecho de que servidor no se calce unas zapatillas para correr más de dos kilómetros seguidos desde abril, tenga el pie derecho con una uña lastimada y el pie izquierdo maltrecho por apretar las calas de la bici más de la cuenta cierto día también ayuda.

3. Ver ingentes cantidades de cicloturistas. Desde la frontera hasta Val Louron una incesante riada de gente en bicicleta acudiendo como peregrinos a la carrera por etapas por antonomasia. Raro año es la más emocionante y en pocos tiene el recorrido más duro o más bonito. Pero el Tour es la madre de todas las carreras ciclistas y toda la leyenda que rodea a este deporte comenzó porque unos locos decidieron un memorable día dar la vuelta a Francia en bicicleta. Es de justicia pues acudir en peregrinación, en coche aunque mucho mejor en bici, a honrar el paso de tan sacrosanta prueba. Si se acude en coche es menester bajar las ventanillas y vociferar a estos pelotones ánimos y alabanzas por doquier.

4. Dar faena a una entrañable abuela de Azet. Al llegar a pie de puerto y encontrar el paso franqueado por gendarmes pero abierto a los turismos la emoción puede embargar a cualquiera. El hecho de ascender las rampas de Val Louron entre pelotones de cicloturistas contemplando bellos paisajes obnubila a cualquiera. De modo que al llegar al pueblo de Azet uno puede cruzar cables y abocinar el coche en la primera era que encuentre por temor a que de ahí en adelante la carretera esté atestada de caravanas y no haya donde aparcar. Custodiando la era se puede encontrar una venerable ancianita bastante impedida de las piernas subida a una silla de ruedas de tipo motocarro. La abuelita puede en ese momento advertir al incauto de que su era es privada y de que aparcar cuesta 5 € la jornada. La emoción puede hacer que la transacción se lleve a cabo y tras seguir a la abuela pilotando el motocarro por la era, el estacionamiento se termine efectuando con la ayuda de la nieta la cual oferta plazas al gusto del consumidor a l'ombre ou au soleil.

5. Participar en la prestigiosa Trail Azet-Val Louron-Azet. Partiendo de la era de las entrañables abuela y nieta de la villa de Azet, con un desnivel positivo de 430 metros y una longitud de 5'5 km la prueba transcurre siguiendo la carretera del puerto de Val Louron. Entre coches, caravanas, ciclistas y fauna sin catalogar la trail ofrece bonitas vistas de los picos que se yerguen alrededor de Loudenvielle, villa que acoge Balnea, así como de la villa de Saint-Lary. En esta primera edición de la Trail fuimos de la partida tres elementos en la categoría de mardanos (Héctor, Truli y yo) y una participante en la categoría de damas, nuestra amiga Marion. Los gritos de ánimo, en especial a la bella Marion, se sucedieron a lo largo de las duras rampas que llevan a la cima donde un balsámico puesto con cervezas sirvió para hidratarnos. Los 11 km totales de subida y bajada fueron motivo ya más que suficiente para a la noche plantarse en Estadilla a devorar la cena incluida en la inscripción de esa otra trail no hecha. Ante las acusaciones vertidas por cierta gente que esgrimía el argumento de que no me había visto correr la participación en la Azet Trail fue una buena excusa.


6. Hacerse una foto con la bandera del club de fans de Gregorio. En el mundo del ciclismo existen diversos personajes que es difícil que aparezcan alguna vez en un desinformativo de atresmedia o de los Torrocos de mediaset pero que por el contrario merecen el respeto del buen aficionado. Uno de ellos es el señor Van Avermaet más conocido por estos lares como Gregorio. La foto con la tricolor belga es obligatoria.


7. Divisar personajes de diverso pelaje y lanzarles la mirada de Chuck Norris. Según se avanza por el puerto se pueden ver diferentes especies apostadas en los márgenes de la carretera: 

Parejas de abuelos que seguramente no han hecho en cuarenta años más que tragar etapas del Tour todos los veranos aparte de acumular gorras de propaganda; cuando ven el rostro de Marion las abuelas preguntan "c'est Marion? Oui, elle est Marion" y saludan sonrientes.
Luego hay familias, grupos con banderas para animar a un ciclista específico, gente que viene de la chimbamba y que monta el tenderete para identificar la procedencia... y luego están los gilipollas. Aquellos que no hacen otra función más que vociferar completamente borrachos mientras se pasean en calzoncillos o en traje de lagarterana (no tienen término medio) lanzando petardos o encendiendo bengalas, molestando a todo el mundo en general y a los ciclistas en particular. Hay que lanzarles una mirada retadora a lo Chuck Norris, no son bienvenidos. Hace años no había tanto aficionado gilipollas y el ciclismo era mejor, no hacen ninguna falta y probablemente ellos llegado un momento del día se preguntarán qué necesidad tienen de estar sudando whisky a 37 grados en pleno sol, en calzoncillos, haciendo el ridículo y cogiendo, espero, una buena insolación mientras podrían estar durmiendo la mona en su puñetera casa.

8. Intentar ayudar a un zagal con la bici rota. Te pasan dos crietes con bici de montaña que no levantan dos palmos del suelo. Uno de euskaltel y el otro de cajarural. El euskaltel lleva la patilla del cambio partida y empuja la bici esperando la asistencia (como Froome, bueno como Froome no que ese tira la bici y corre). Mira que pasan cicloturistas cara arriba y ninguno tiene el detalle de parar no ya a ayudar sino simplemente a preguntar. No vaya a ser que pierdan tiempo en el segmento del Strava. Así es que aunque no llevamos ni llaves ni tronchacadenas ni nada nos acercamos a los zagaletes a preguntar cómo lo llevan y si están sus padres cerca. Por fortuna unos metros adelante ya han contactado con el coche de equipo materno y un solícito señor les está apañando la cadena para que pueda subir en piñón fijo. Y mientras sigue pasando la creme del cicloturista intentando conseguir el KOM del Strava.

9. Echar cervezas en la cima del puerto. Que ya lo había mencionado... pues lo repito. Porque es un placer enorme pertenecer al escaso grupo de perturbados que dejando el coche en Azet subió hasta cima caminando y poder echar unas cervezas al olor de la plancha de los bocadillos a pleno rendimiento. Un despliegue de medios excepcional.


10. Ver la paradeta de souvenirs de la carrera. Un poco pobre, esperábamos algo más sin embargo aparte de las gorretas clásicas, los maillots actuales y vintage y las camisetas de la carrera llamó de manera poderosa la atención unos moñacos de ciclistas con el maillot del Teka. Como los soldadetes de plomo pero en ciclistas. Y con la gorreta cara atrás, al más puro estilo Chozas, Gastón o Lejarreta. Magnífico.

11. Comer un bocadillo a la sombra. Después del esfuerzo realizado se busca una de las escasas sombras, rodeados de familias ondeando la bandera bretona, y se extrae de la mochila el bocadillo de beicon previamente adquirido en Parzán. Sabe a gloria. 

12. Ver la caravana del Tour. Lo cual constituye por sí misma motivo suficiente para acudir guste o no guste el ciclismo. Porque a pesar de que la ronda francesa sea la madre de todas las carreras lo cierto es que esperar a pie de carretera durante cuatro horas para ver pasar en cuestión de un minuto escaso el grueso del pelotón puede resultar frustrante a la par que desilusionante. Sin embargo la caravana nunca defrauda. Compuesta por una colección de vehículos a cual más ecléctico (el ciclista en pose de contrarreloj, la rueda de coche, el tetrabrick con pajitas...) van pasando una serie de personajes que no hacen sino enardecer los ánimos de los presentes. Uno de los vehículos lleva a un garçon que se va columpiando (bien atado a un arnés por otra parte) mientras hace bailar al público, en otros la muchachada lanza gorras, madalenas, salchichones, llaveros, manteles, capazos, zumos, detergente, agua, periódicos, pulseras, quitasoles, pegatinas, todo lo que uno pueda imaginar y que en realidad no sirva de nada o casi nada. Héctor y Truli hacen faena recolectora por un costado y yo me reparto las potras con un zagal que va de arriba a abajo con los colores de Francia y que me da alguna gorra que le sobra. Truli no tiene tanta suerte con un señor que casi se lo come por intentar fanarle una gorra de Credit Lyonais. A destacar las otras furgonetas donde simplemente las jolie femmes bailan graciosas como si flotaran ajenas a la expectación de los presentes.

13. El momento previo al paso de los ciclistas. O la calma previa a la tormenta. Tras el paso de la caravana la excitación del personal es palpable. Todo el mundo se afana en consultar la radio, el teléfono o todo dispositivo que permita conocer el paradero de los esforzados de la ruta. Las conversaciones a cuatro bandas entre vascos, aragoneses, franceses o ingleses surgen para preguntar quién va escapado. Majka et Pinot sont en Azet. A cuánto el pelotón. How far are the bunch. Moins d'un minute. 38 segundos. Puto Sky. El rodillo. Oui, le rouleau. Qué le vas a hacer. A ver si por lo menos nos dejan ver pasar a Tony Martin. Y a Gregorio. Y a Sagan, cualquier cosa por Sagan. Y en un momento dado las conversaciones se convierten en murmullos y los murmullos en silencio. Se escucha cada vez más cerca el helicóptero de la tele y allá a lo lejos en la curva se ve el coche rojo de cabeza de carrera y la gente estalla de júbilo.

14. Ver pasar a los héroes. Y no estoy hablando de ver pasar a los nairos, froomes, valverdes o nibalis de turno. Hasta el momento (y no creo que cambie en lo que resta de carrera) estoy razonablemente enfadado por el rendimiento francamente negativo de casi todos los ciclistas de la prueba. Si de aquí al domingo alguno arregla la situación pues en el correspondiente post donde se analice la Buquiporra se rectificará pero por el momento es lo que hay. Cuando hablo de héroes me refiero a esos ciclistas que se baten el cobre desde enero penando por esas carreteras de adoquines por los que merece la pena ver las clásicas de primavera. Los que nos alegran la existencia esos fines de semana de marzo y abril subiendo esos muros en Flandes. Porque los favoritos del Tour pasan rápido y muy juntos. En ese trasiego eterno de más de tres mil kilómetros en el que muchos no se despegarán de la rueda de quien le antecede en la clasificación, de esa o de la del coche de Mavic. Vigilantes, tensos y agarrotados. Sin gracia y muchos sin sangre. Lo mejor viene después cuando llegan los rezagados, con la cara desencajada. Y llega Gregorio, el señor Van Avermaet. Vestido de amarillo. Y te dejas las palmas de las manos aplaudiendo. Aparece Pinot, muerto con el maillot abierto después de haber intentado la quijotada y le gritas que es un poquito cabrón porque te está reventando todas las porras. Llegan Zakarin y Dumoulin en alegre compañía y la afición se desgañita. Sicard y Coquard con sus menudos cuerpecitos de gorrión y sus caritas desencajadas suben en volandas de los gritos. Teklehaimanot de piernas negras como tizones asciende sobrio y elegante. Balito Sepúlveda porfía por engancharse al grupo de los mejores y aprieta los dientes para ello.




Aparece santo Thomas de Gendt ungido de topos rojos y ante la apatía general al paso de Tomaser animo a ese santo y seña del ciclismo de cojonera, ese que pocas veces se premia pero que hace afición. Y ves pasar incluso a tus ciclistas más denostados y en ese trance las rampas de Azet les hacen personas. Y les aplaudes. The man of the Man, ese mozo al que cada vez que ves ganar aprietas los dientes y sueltas una maldición, lo ves junto a un compañero a más de media hora de los primeros haciendo eses bebiendo agua estrujando el botellín. Cómo no le vas a aplaudir. Tira para arriba, ánimo y adelante. La próxima vez que aparezcas en un sprint fresco y lozano venciéndolo ya ajustaremos cuentas pero de momento tira.


15. Pitera Sagan. Cuando parece que ha desfilado toda la flor y nata del pelotón, las filias y las fobias de cada cual, entonces rebrotan las conversaciones a cuatro bandas chapurreando francés, castellano e inglés. ¿Sagan? ¿Where is Sagan? No ha pasado, seguro, yo creo que no. Seguro, no se habrá retirado... y entonces allá en la curva poblada por irreductibles vascos que trasegan pacharán como bestias florece un rugido atronador ¡¡¡SAGAN!!!. Ahí viene, el monumento de ciclista, el mejor regalo hecho a este deporte en más de veinte años, Pitera Sagan. El eslovaco asciende flotando al igual que las jolie femmes al margen del resto. Tras un numeroso grupo que pedalea con dificultad y la cara rota de esfuerzo el avanza de pie sobre sus pedales con la media sonrisa de quien la está gozando. Se sabe el más querido y respetado del pelotón y lejos de amancebarse va rumiando la próxima fechoría que deleite al personal. Y así avanza Sagan, vestido de campeón del mundo, con todos y cada uno de los que allí estamos ofreciéndole el mayor de nuestros aplausos. A ese auténtico gigante de las dos ruedas que honra al deporte más bonito del mundo cada vez que da una puñetera pedalada. ¡Qué grande eres!





16. Otra vez, por si no ha quedado claro. Sagan. Grandioso.

17. Coger moreno cangrejo. Tras ocho horas al sol dando vueltas en un puerto de montaña lo más seguro es que se coja un sonrosado color de piel por mucha crema solar que se unte. La bajada hasta Azet se hace practicamente en solitario porque los que estaban a esa altura de puerto o se quedan un rato en la caravana o bajan para el otro lado. Cuando llegas a Azet no queda ni la abuela ni la nieta ni casi coches y los gendarmes están plegando. La emoción de encontrar la fuente de la plaza del pueblo te lleva a dejar a la pobre Marion abandonada allí mismo. Pobre Marion.

18. Ir al Carrefour de Saint Lary. Porque como ya se ha comentado la France es un país maravilloso, al que algunos cafres se intentan cargar, en el que se pueden adquirir productos excepcionales. Tras descender el puerto acudimos al hipermercado a llenar el maletero de sidra, patés y queso pero el aparcamiento está atestado y no hay un hueco. Debemos abortar el intento y aunque se plantea la opción de acercarnos a Guchan a ver a la panadera malcarada (en próximas entregas quizás se hable de esta señora) al final decidimos dar por concluida la visita y regresar a casa. Au revoir.

19. Hacer hambre para acudir a la cena que pagaste hace meses junto a la inscripción de una carrera que no te ha apetecido correr. Llegas a casa con un hambre feroz, te duchas, te cambias y acudes a Estadilla a reunirte con el Enano, Lemus, Morcate, Juanito, Magda y Fernandito para cenar mayonesa con olivas y pasta de primero y brasada de segundo. Cerveza a espuertas antes, durante y después. Ves a Templario liarla parda en el escenario donde una orquesta ameniza la velada, lanzándose a las masas como si fuera Axl Rose para más tarde coger el tablón de anuncios con los resultados de la trail y tras pasearlo por media plaza plantarse otra vez encima del escenario con él. Acojonante, oiga.
Y como traca final acudir a la verbena de las fiestas del barrio de San Fermín a desorinarse ya por completo viendo las evoluciones al pie del escenario de un buen puñado de cromos dorados bailando al son de la verbena con ritmos acompasados que alegran el alma y reconfortan el corazón. El clímax se alcanza cuando el cantante, motivado por la mirada de pavor de la moza que toca el órgano, espanta con el palo del micrófono a los pumukis que intentan tomar el escenario al más puro estilo templario.


20. Quedar vía twitter con Marion para la próxima ocasión. Coger las fotos del día, en especial las del Marion Rousse fan club del Somontano, y enviarlas a la interfecta vía twitter. La señora del excelente ciclista galo Tony Gallopin, exciclista profesional y ahora comentarista para la cadena televisiva Eurosport se lo tomó con humor y he aquí la prueba de la intensa relación epistolar mantenida entre Marion y Héctor. Por lo menos la moza se lo ha tomado con humor. Quien sabe si al año que viene la foto la hacemos con la Marion de carne y hueso (y los ciclista ya si eso que hagan lo que les dé la real gana).

miércoles, 13 de julio de 2016

Treparriscos 2016, un día en Invernalia

Esta crónica se ha retrasado cosa mala debido a coincidir en el espacio tiempo con el final de los Peaky fucking Blinders, las locas aventuras de Juan Nieve de este lado del muro, los fogones de Masterchef, los piteras islandeses tumbando equipos en la Eurocopa, la apertura de la piscina, festivales veraniegos y demás historias que provocan pereza a la hora de colocarse delante de un teclado. Pero al fin aquí están las andanzas de uno de los días más desapacibles que he pasado encima de una bici. En junio, que tiene narices.

El año pasado la crónica de la marcha comenzaba con una nota destinada a recordar que en futuras ediciones había que subir bien abrigado al puesto avanzado del Muro de Invernalia también conocido como Sabiñánigo para no padecer por el frío a la hora de recoger el dorsal antes de que amaneciese. Pero este año esa recomendación voló por los aires al tener que abrigarse para el transcurso de la prueba cicloturista. Que a tres días de comenzar el verano hubiera que ponerse camiseta de tirantes, maillot de manga corta, los manguitos y sobre todo esto una chaqueta de invierno, braga y el cortavientos para aún así pasar frío... hace bueno el dicho de que en Sabi sólo tienen dos estaciones: el invierno y la del tren.

Y eso que este año los dorsales nos los recogieron el día de antes de manera que no hubo que madrugar tanto ni padecer tanto. Aún con todo a eso de las 5 de la mañana hubo que poner rumbo hacia el Muro del Norte. Rafa con su hijo Gonzalo que venía de espectador así como los hermanos Lacoma con nuestro primo Gregorio. Lo malo de estas marchas son los soberanos madrugones que hay que arrearse pero que quedan compensados por estos viajes en los que se van contando chorradas y anécdotas para quitarse los nervios.

Ya franqueado Monrepós se vislumbra lo que va a deparar el día. Frío, nubes y en el lado francés muy probablemente lluvia con posibilidad seria de nieve. Winter is coming. Un camionero que debía de ir medio tostado haciendo adelantamientos imposibles y algún aventao del Barranqué con un coche conocido por todos haciendo pasar vergüenza ajena para llegar dos minutos antes que nosotros. Llegamos al pueblo sin verano y tras aparcar comenzamos a montar el tenderete. El día es desapacible de lo más, dan ganas de vestirse de largo de arriba a abajo aunque hay algo en la cabeza a lo que esta idea hace chirriar estando como estamos a mediados de junio. Sin embargo sí que se ven cicloturistas de esta guisa para afrontar los rigores de la prueba larga. Eternos descensos rondando los cero grados con la carretera mojada y el cielo nublado no invitan a vestirse de corto. Nosotros al menos nos quedaremos en el lado español donde el tiempo será más benevolente y aunque en la parte de arriba ponemos todo lo que llevamos abajo vamos de corto.

Nos encontramos con Pablo y Lueza que también van a la corta y con Abi que se ha levantado de la cama para venir a saludar y después marchar a almorzar. Con muy buen criterio ha decidido desistir de ir a la QH y dejarlo para otro año.


De puro frío que hace nos quedamos sin sacar foto de los primos Lacoma ya que Gregorio marcha escopeteado y forrado como una cebolla a la salida de la QH en compañía de Adrían, Ángel Pe y Fred. Los ánimos no están para muchas fiestas con esa temperatura y sólo cabe desear ánimos y suerte.

Vamos hacia la salida y ahí escuchamos el codetazo de salida de los valientes de la QH esperando media hora larga pelando palomos del frío hasta que nos sueltan a los de la Treparriscos a eso de las 8:15. El pechugazo de la subida a Latas con las piernas frías duele lo que no está en los escritos y no hago más que mirar que no van rozando las zapatas o las ruedas van enganchadas con algo porque es horroroso lo que cuesta mover la Orbea, La cadena parece que lleve chicle porque gira a duras penas.

Una vez superado ese primer trallazo que no jode pero atormenta seguimos por el bonito subebaja que conduce a Biescas que debe de ser espectacular hacerlo rodando en solitario pero que a mí me da respeto pedalearlo con ciento y la madre y, todo hay que decirlo, un poco de gravilla y piedrecetas de más. Que la semana previa a la carrera fue mala en cuanto al tiempo todos lo sabemos, pero que pagamos unos buenos dineros para la inscripción también y en algunos tramos estaban realmente sucios. Aún así resulta bonito pasar por Lárrede, Orós y demás puebletes por esas carreteras ratoneras.

Pablo y Javi se han adelantado como galgos, Jesús va a su estela mientras Rafa y yo nos vamos pasando el uno al otro. Yo le paso en los repechos y el me recupera en los descensos. En Biescas debo de ser de los primeros que para en el avituallamiento que de no ser por el de delante me lo paso de largo. Una nube de críos ofreciendo líquido que no apetece nada. Cuatro filipinos para el cuerpo, y dos gominolas de vaquitas Trolli. Acojonantes. "Coge vaquitas, coge vaquitas" dicen los críos y yo por no hacer el feo cojo vaquitas y barquillos con chocolate. Todo sea por contentar a la muchachada y al incombustible Apilluelo que dirige a la próxima hornada de lebreles pelaires en sus labores de aguador.

Así afronto las primeras rampas de Cotefablo, mosegando una vaquita de crema con manchas de cocacola que obliga a reducir la marcha para concentrar todo el esfuerzo en la masticación y salivado de semejante bicho. Muchísima animación tanto en Biescas como en Gavín. Gentes del lugar y forasteros, críos vascos poniendo la mano para chocar los cinco. ¡Aupa! Por esos comienzos de puerto rebaso a Rafa quien me pregunta si quedan seis kilómetros a cima. Deben de quedar como el doble pero por no mentirle como un bellaco ni darle un disgusto le espeto un lacónico "un poquete más", bajo piñón y sigo hacia delante. Es fuerte, chino chano llegará.

La zona de descansillos se vuelve una trampa cruel en la que uno desea salir para volver a las pendientes del 7% a sudar y pasar calor. Qué frío esas bajadas a medio puerto justo después de quitarme, tonto de mí, el cortavientos y la braga. Comenzamos la parte seria del puerto y las conversaciones se van acallando hasta volverse susurros y algún chemeco. Y en estas surge alguna que otra charla recurrente de tres o cuatro conocidos que coinciden. Hombre fulanito, tú por aquí, pues ya ves a sudar un poco, si eso a sudar un poco y pasar la mañana. Y es entonces cuando un grito desgarrador surge del fondo del pelotón para aleccionar al fulanito que para más señas se debe de apellidar Orós.

.- Orós, no me jodas, anda que no pasaríamos mejor la mañana sentados delante de dos huevos fritos y dos buenas magras... pero esto... ¡no me jodas, Orós! 

Y la reprimenda al bueno de Orós consituye un buen momento para reír para todo el pelotón de culogordos que ascendemos el puerto. Un holandés subiendo a plato con dos gachos acompañándolo diciendole al unísono en perfecto castellano "vas a petar". Zagales de la redolada con bandejas de jamón, botas de vino y latas de cerveza repartiendo al personal. Comando cerdo se hacen llamar. Parar pararía a hacer aprecio pero hace frío.

La última tramada de puerto la tengo que hacer a base de serruchazos porque no veo el momento de llegar al avituallamiento de cima, pero por el sol. Allí la cosa no es mucho mejor y con Jesús llevamos el refrigerio a la mínima expresión. Estamos tiritando. Así es que iniciamos el descenso y Jesús comienza a gritar, del frío. La madre que parió al viruji que corre. Cómo debe de ser en el lado francés...

Descendemos ese bonito lado de Cotefablo, bonito pero revirado y extraño. Como dice mi padre cuando hicieron esa carretera debieron soltar las mulas y por donde enfilaron tiraron el asfalto, porque si no no se entiende. Mal que bien llegamos a Broto pero Jesús ya va con la cara de "ahora plegaría tranquilamente". A sabiendas de que queda un tramo bien umbrío en el que no va a haber avistamiento de barranquistas y a pesar de ir calado de frío yo también lo voy camelando para seguir hasta Fiscal. Por Planduviar pasamos grupos y nos pasan otros tantos, eso es un todos contra todos característico de esta marcha en la que hacer grupeta constituye un reto descomunal.

Al final harto de que pase gente por la derecha a machetazos para frenar en seco una vez se ponen delante decido pegar cuatro zapotazos y marchar en solitario llevando a Jesús detrás. Al pasar por el cruce de Asín de Broto miro no vaya a ser que esté el bueno de Morcate en el pueblo de su madre. En el cruce no está él pero hay una figura familiar que me anima por el nombre. No sé quién puñetas es, o me conoce o tiene una vista de águila para leer el dorsal desde treinta metros. Llegamos al avituallamiento de Fiscal, llegamos al sol.

Allí echamos un rato largo supuestamente esperando a Rafa. En realidad entre el sol, el amable trato de esas gentes, y las ingentes cantidades de vaquitas Trolli no tenemos ninguna prisa para reanudar la marcha. Además Jesús retoma el buen humor y comenzamos a reírnos de todo bicho viviente. ¿Siendo así para qué vas a marchar? Además en el horizonte sólo se ve un rampuz considerable. Soleado, pero considerable. Así es que venga a beber pichadetes de pitufo y a comer vaquitas Trolli. De largo la marcha hasta la fecha en la que he llevado una alimentación más extraña. Y sin problemas.

Tras ver que Rafa no viene e imaginando que nos habrá pasado en el descenso de Cotefablo cuando no éramos más que un par de espectros indiferentes a lo que acontecía a nuestro alrededor por culpa del intenso frío, decidimos armarnos de valor y acometer el Petralba. Porque sí, aunque la organización no lo contemple, eso que hay después de Fiscal es un puerto. Superamos el rampuz al 8% adelantando gente incluso y tras el descansillo solventamos el segundo rampote con dignidad.Eso sí, al entrar en el túnel de el espacio tiempo se repliega sobre sí mismo y los 2'6 km parecen convertirse en 8. Qué barbaridad.

Ya sólo resta descender a Invernalia zampando otra buena ración de viruji. La primera parte de la bajada, más pronunciada, sirve para que Jesús se adelante pero con la ayuda de una grupeta que me alcanza y a la que me uno, ahora sí, vamos dando caza primero a Jesús y después a más unidades. Después, un clásico de nuestro tiempo, hago un Gaviria y parto al grupo (afortunadamente sin rodar por el suelo) debido a uno de Zirigoza que va gritando aupa a todas las mozas que rebasamos. Hombre, eso está muy bien pero rodando a 45 km/h en pelotón esos chemecos sobresaltan y crean confusión.

Así es que toca hacer el Vanmarcke de rigor y tirar para alcanzar a Jesús. En un primer intento no hay manera y cuando desisto reventado un riojano grande como un oso da el relevo, venga con pitera que los cogemos. Y así me resguardo detrás de ese espaldar para recobrar el aliento y cuando adelante parece que aflojan vuelvo a tirar con todo para engancharlos y entrar en meta con mi hermano.

Ya en meta vemos la llamada en el teléfono de Rafa quien ya lleva un rato allí. Nos ha rebasado en lo alto de Cotefablo, se ha hecho la marcha del tirón aterido de frío. Damos buena cuenta de la paella, bastante buena dadas las circunstancias, y hacemos recuento de vaquitas Trolli recogidas por Jesús para sus herederas a lo largo de los avituallamientos. Catorce vacas que se dice pronto.

Al final el frío hizo de las suyas sobre todo en la prueba larga y fueron bastantes los que llegados a lo alto del Somport se dieron media vuelta puesto que al otro lado tan sólo se veía frío y sufrimiento. Para mí hicieron muy bien ya que las montañas siempre estarán allí para ser ascendidas, a la medida de las posibilidades de cada uno, sin sufrir calamidades porque sí. Entre estas retiradas una fue la de mi primo Gregorio quien se buscó la vida para volver a casa antes de tiempo de modo que el viaje de vuelta lo hicimos los mismos que habíamos ido con el cambio de Gregorio por Ángel Pe. Las risas fueron constantes con Angelito, menudo cascabel de hombre después de darse la paliza de hacer la QH y, según él, pasar un poco de frío pero tampoco algo exagerado. Y fumando como un carretero todo el viaje de vuelta con el bueno de Rafa mano a mano.

Hubo que lamentar otra vez un fallecimiento en la prueba corta. A falta de escasos kilómetros para llegar a meta y debido a un infarto un vecino de Zaragoza cayó al suelo sin que pudieran hacer nada por reanimarle. DEP. De esta manera se cerró nuestra particular temporada de marchas cicloturistas con predominio de frío, cancelación de partes de los recorridos y lo que es peor, las tristes noticias de un par de participantes que fallecieron en el transcurso de las mismas. Ojalá que el año 2017 sea más amable en este último sentido. Aunque tengamos que volver a soportar vendavales y fríos pero más fallecimientos no. Por favor.

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