viernes, 17 de febrero de 2017

Trail Báltica: Latvija


Riga Meldonium
Tras abandonar la colina de las Cruces por pistas forestales y a riesgo de terminar enfilando el coche a Kaliningrado, enderazamos el rumbo para terminar llegando a la capital entre otras cosas del meldonium y de Letonia, la muy noble y leal ciudad de Riga. Así como Vilna tenía influencias rusas y polacas la capital letona las tiene alemanas y rusas. Sobre todo rusas. Tras un breve paseo para estirar las piernas en el que se dio una pequeña vuelta por los alrededores de la plaza del ayuntamiento constatando que la ciudad pintaba muy bien la organización estimó oportuno que cenáramos en un restaurante del casco antiguo. El menú consistió en el imprescindible pan frito, salchichas y galones de cerveza Piebalga. Parecía la oktoberfest de no ser porque debíamos de ser las únicas personas del establecimiento (incluyendo camareras, dueño, sus amigotes, su "novia" recauchutada y resto de clientela) cuya nacionalidad no era rusa o rusoletona. Tras el desmantelamiento de la URSS muchos rusos que vivían allí se quedaron para siempre. Algunos se adaptaron y otros no, los que no pues no tienen derecho a nacionalidad letona pero allí siguen.
Sanción de 3 puntos para Héctor Raikonen por tomar un camino no estipulado por la organización y de 2 puntos para Toño por guiarle en la tropelía.


Bien de salchichas

El pan frito. Una cosa sencilla de hacer pero que resulta ser adictiva

Toponimia báltica (I)
En Vilna, Kaunas y Siauliai se avistó agua muy Atlética (Neptunas), establecimientos que cualquiera diría que fueron fundados por gentes del AltoAragón (Kosmetikos Kabinetas, Lietuviskos Trikotazas), otros establecimientos demasiado explícitos respecto a su género (Drogas, Tiras, Telefonas), otros que dan lugar a error o duda (Medicinos Bankas, Lietuvos Pastas, Boulingas Baras). Y en Lituania existen lugares con nombres tan graciosos como Kelme.


Agua Neptunas

¿Tienda de cosméticos regentada por Kabinetas? Pues no, ¡un salón de belleza!

Grandes descuentos, 50%... lo pone muy claro...

¿La variante lituana de Pastas Martínez? Pues no, Correos

¡Que tires!

Supuestamente ahí venden ropa interior. El lituano es maravilloso

Kelme

Boulingas-Biliardas-Baras / Bolera-Billar-Bar

El letón, un idioma sencillo también

Reminiscencias del catalán en el cartel de la autoescuela

Rescue team in Europe

En Letonia la cosa comenzaba a ponerse más graciosa. Gachos vendiendo setas en mitad de la autovía. Marcas comerciales sorprendentes. Que si Mokate por aquí, Tabakas por allá y Tapetes por acullá. Autoescuelas catalanas y algunas corridas. Y por la carretera carteles que te envían a Liepaja.


Barrio Moscú
A la mañana siguiente, visita trailística a la ciudad. En el claustro del Dom, los participantes coinciden con una ludoteca que tiene esparcidos los críos por el lugar cuales cabras montesas. Cogen arena, te la echan encima del pie, y se quedan mirando hacia arriba riendo y hablando en letón. La organización de la trail decidió llevar a los sufridos participantes a uno de los puntos más altos de la capital letona, la torre de la academia de Ciencias, antiguo cuartel general de la KGB. Para ello hubo de cruzarse el barrio Moscú en el que se asienta un mercadillo de comida y productos varios y que supone retroceder veinticinco años en el tiempo con tan sólo cruzar una calle, la que separa la zona letona de la zona rusa. La torre de la Academia es como Trakai pero en estilo de la alta edad soviética con ciertos toques rococós. Seguramente todo lo que sube de alto debe de bajar hacia abajo en forma de sótanos donde hace medio siglo debían de apretar los tornillos a los disidentes. En la recepción del edificio había dos seres con el pelo cardado ella y la calvorota peinada estilo Anasagasti él que posiblemente lleven anclados a ese lugar desde antes de 1991. Un ascensor ayudó a cubrir la primera parte de la subida, no así las dos últimas plantas que debían ser ascendidas por una tétrica escalera cuyas paredes tenían un color tan rancio como el olor que despedían. Arriba las vistas de la señorial ciudad, más allá del barrio Moscú, sobre la que se cernía la tormenta.
Punto para los participantes por ascender a la torre.


Una tienda en mitad del mercado para gente de osamenta ancha
La torre de la Academia
Riga

Café Costa
Para protegerse de la inclemente lluvia la organización de la trail decidió guarecer a los participantes en un centro comercial 100% capitalista enfrente del barrio Moscú. Nota para incautos: cuando se dispongan a pedir un chocolate caliente en la capital del Meldonium sepan que el tamaño pequeño se tiene que solicitar expresamente (de hecho esto ocurre con casi todos los productos y en las tres capitales bálticas) ya que el tamaño por defecto es grande. Si la camarera pregunta qué tamaño de chocolate desea el cliente y se le responde grande téngase en cuenta que grande para esta gente quiere decir descomunal. Si la camarera vuelve a preguntar para cerciorarse de que el cliente está seguro quiere decir que en ese establecimiento (café Costa para más señas) el chocolate grande no es descomunal, sino que sufre elefantiasis. Si el cliente insiste a los diez minutos en su comanda encontrará que el chocolate no se le sirve en taza ni tazón sino en un barreño para bañar críos pequeños. Tras este pequeño incidente intercultural solventado por los participantes con pundonor y gallardía se acudió a un restaurante del centro donde se repusieron fuerzas a base de pan frito, salmón y ensalada. Cuando se hizo el pedido de la ensalada el camarero empezó a reírse diciendo que con una ensalada para el centro no iba a ser suficiente para esos cuatro bastardos somontaneses. Escandalizados por haber entrado en el único establecimiento de Riga en el que las raciones podían ser normales tirando a pequeñas se pidió una ensalada más con gesto torvo y adusto ante el sabihondo del camarero.
5 puntos para Toño y servidor por trasegar un barreño de chocolate. 1 punto para Héctor por el café con leche y punto negativo para Lemus por el dedal de café expreso.


Al fondo a la izquierda el dedal de café (casi ni se ve), a su derecha el café de hombre hecho y derecho. Al frente los dos barreños para bañar críos pequeños llenados con saña letona hasta dejar el chocolate raso con el borde. A su lado Iphoncito, el nene de Lemus

Codillo de cerdo
Lo cierto es que no encontrar un resquicio durante ocho horas en el que no cese de jarrear es frustrante y ese dicho que dice "al mal tiempo buena cara" a mí no me sirve. No poder visitar en condiciones una ciudad que se disfruta paseando y contemplando sus elegantes edificios es una putada. Así es que tras una tarde absolutamente catastrófica regada a base de bien por la torrencial lluvia en la que no salió nada ni a derechas ni a izquierdas, se decidió ahogar las penas en diversos bares antes de terminar la jornada en el mismo restaurante ruso del día anterior. Con un objetivo entre ceja y ceja (salchichas los que no las habían probado el día anterior; codillo de cerdo los que ya habían cruzado el Rubicón salchicheril) se solicitó con rapidez y toda la dignidad de la que se hizo acopio los ricos y abundantes platos de la velada a las simpáticas camareras que eran mucho más amables que el pijauto de por la mañana. Salchichas y el codillo. Las salchichas fueron ajusticiadas mas el codillo no, se convirtió en una montaña imposible de escalar ni por lo civil ni por lo criminal a pesar de los ánimos y apoyo moral de las camareras Claudia, Katarina y Diana. Para llevar a cabo la heroicidad de devorar semejante pedazo de carne hubiera sido menester untar de manera realmente positiva en la salsa elaborada con Black Balsam.
Punto negativo para Héctor por quedarse a echar la siesta y perderse el paseo bajo la lluvia. Dos puntos para el resto por gilipollas. Punto de sanción para Lemus por no cenar. Cinco puntos para servidor por el codillo, tres a los navaleros por las salchichas y los chupitos de Black Balsam.


El leviatán. A su lado un troncho de patata con salsa para aligerar. Al fondo la pozaleta con black balsam. Y más al fondo una jarrota de cerveza esmediada. Nótese el tamaño del bicho. Es ver esta foto y sentir escalofríos

Black Balsam
Esta bebida del infierno se elabora con una veintena larga de hierbas puestas a macerar hasta que el color del licor subsiguiente es negro como el azabache y su sabor oscila entre el jarabe caducado y el Unicum húngaro. De hecho el Unicum y el Black Balsam son muy parecidos, ambos son negros, saben a rayos y hay que tener unas buenas tragaderas para enchufarse un vaso de chupito de trago sin cantearse. La cosa es que cuando uno consigue trasegar esa delicia, al minuto, comienza a sentir una paz interior tremenda. Sea porque sus propiedades son beneficiosas para el organismo o porque el alcohol que lleva limpia la grasa que hay en el estómago así como toda la flora intestinal reduciendo el bolo alimenticio a la nada, el caso es que la pesadez de estómago se reduce considerablemente. Por otra parte, además de para salsear el codillo o para echar chupitos tras comidas o cenas copiosas debe de haber gente que le pega al balsam de buena mañana. Si no cómo explicar el rendimiento francamente sorprendente de este ser que apareció en mitad del recorrido de la trail mañanera llevando dos perros de paseo y un paparazzi a su vera haciendo reportaje fotográfico. Ataviado con albornoz (algunos participantes aseguraron que sólo un albornoz, el que esto escribe no tuvo redaños a intentar vislumbrar lo que escondía la mencionada prenda en su interior), gafas de pasta, gorra de hipster y una moña bastante considerable se dedicaba a pasear por la calle con ritmo festivalero y pupilas dilatadas siempre a tope 5.0 e incluso entraba en iglesias con toda la troupe. Quizás participaba en algún otro evento desconocido por los participante de la trail del pan frito, tipo trail cumbres blancas o speed gymkana. 


La prueba del delito. Porque en esta blog se acostumbra a exagerar pero no se miente. El tío a tope de gama paseando los perretes entrando a la iglesia mientras el otro artista le va haciendo fotos. A C O J O N A N T E

Turaida
Tras una memorable y ardorosa digestión nocturna de codillo que se dilataría durante horas y horas del día entrante la organización de la trail decidió enviar a los participantes a un parque multicultural tipo port Aventura. Puerto Turaida, con castillos al estilo Trakai de estilo tardosoviético y hordas de turistas italianos y rusos que dejaban los baños de las instalaciones con una fortor a orín que tiraba pa atrás. Por si todo esto no fuera suficiente dureza para los participantes de la trail del pan frito, las condiciones climatológicas eran desquiciantes con una humedad elevada mezclada con frío, lluvia y viento. Debido a estas adversas condiciones la organización tuvo a bien suspender una de las pruebas de la trail consistente en descender la pista de bobsleigh anexa al Turaida park. Desde los cuatro jamaicanos que disputaron los JJOO de Calgary no se hubiera visto nada igual. Pena no poder hacer el descenso.
3 puntos para todos excepto servidor que tuvieron el valor de orinar en aquellos pichaderos.


Turaida Aventura

Cesis
Por fin. Por fin un castillo que merezca tal nombre y no sea una atracción de feria (que también) hecha con ladrillos fabricados hace veinte años. En Cesis los participantes de la trail recibieron un farol para subir a lo alto de la torre del homenaje del castillo. Destartalado pero digno, con unos recios muros que rezuman historias de batallas entre cruzados alemanes, rusos y suecos que pugnaban por aquellos territorios desde el siglo XIII hasta el siglo pasado.
3 puntos para Lemus por marcar bien el camino hasta este punto.


Desguazado pero digno


El amo del calabozo

Valka
Héctor lo intentó, de múltiples maneras. Saliendo de Lituania intentó llegar por caminos rurales a Kaliningrado y al salir de Letonia intentó virar a la parte oriental del país para aparecer por la zona de San Petesburgo. La organización del evento, alarmada ante tal circunstancia recondujo la situación para que la cosa no pasara a mayores. Al menos, como hito frikoide, la caravana de la trail cruzó a Estonia por el puesto fronterizo de Valka-Valga. Ciudad partida en dos con parte letona y parte estonia y para la que si se quieren documentar más acerca de esta curiosidad geopolítica pueden hacerlo en blogs mucho mejores que este engendro. Quien esto escribe iba medio adormilado en ese momento, sin embargo sonreía por dentro ante tales circunstancias. Si el coche hubiera amanecido en mitad de Rusia hubiera sido ya el no va más.
Tres puntos para Héctor por intentar la heroicidad.


Detalle de la torre de la iglesia de San Pedro

Claustro del Dom. Petao de críos haciendo el cabra

Los tres hermanos
Los tres hermanos (II). Tres edificios pareados bastante peculiares

Monumento a la Libertad. Tres mardanos posando delante

Uno de los soldados que custodian el monumento a la Libertad. Un crío le mira con curiosidad. Su padre al fondo estropeando la estampa

El padre de la criatura enviado a la fresquera. La escena queda mejor

Plaza del Ayuntamiento

Impresión general de Letonia. Elegante país que debe de ganar mucho sin lluvia. Repasando la guía de viaje nos dejamos muchas cosas por ver en Riga por culpa del agua y la situación la salvó la oferta gastronómica del lugar.Clasificación de la trail al salir de Letonia:
Héctor 33 p,  Toño 32 p, Servidor 31 p, Lemus 26 p

CONTINUARÁ...

viernes, 3 de febrero de 2017

Trail Báltica: Lietuva



Llegada a Vilna
La Trail del pan frito celebrada en tierras bálticas a mediados de agosto comenzó en la capital de Lituania un sábado por la noche. Ya en el vuelo, tras atravesar literalmente media Europa, se podía intuir a donde nos dirigíamos. Una planicie verde llena de bosques bajo espesas nubes. Tras salir del avión era necesario coger el coche de alquiler del puesto que regentaba un Renton trainspottingniano, el cual contrastaba sobremanera con el estilo del pequeño y sobrio aeropuerto de Vilna. Conduciendo a través de los oscuros suburbios de la capital llegamos al centro de la ciudad el cual tampoco destacaba por su excesiva iluminación aunque pronto nos conquistó por su bulliciosa actividad. Llegada al hotel y primera traición a la patria para congraciarse con la rubia recepcionista. ¿Where are you from? From Barcelona. Como si una presumible diplomada en Turismo no supiese que además de en Madrid y Barcelona existe vida en nuestro país.
En la clasificación provisional de la trail Lemus recibió dos puntos por llevar a buen puerto el Skoda alquilado a Renton, servidor un punto por guiarlo con el tomtom, y la pareja de navaleros no sumaron punto alguno por ir en la parte trasera del coche alborotando y despistando al personal en especial al pasar por las zonas de bares donde Héctor se mostró especialmente bullático. Así mismo la organización estimó oportuno sancionar con tres puntos a Lemus por decirle a la recepcionista que éramos de Barcelona cuando sólo Toño puede decir tal cosa.

Lituania-España +50
Segunda prueba de la trail-gymkana, sobrevivir al partido de baloncesto de los JJOO entre las selecciones masculinas de Lietuva y Españistán. Más fácil de lo previsto, estos lituanos son gente tranquila. Se dividen entre los que se parecen a Kwiatkowski (raíces polacas), los que se parecen a Sabonis (raíces bálticas) y las que se parecen a Kurnikova (Rusilandia). La paz del lugar donde vimos el acontecimiento tan sólo se vio alterada por los gritos de cuatro mardanos llamando a los camareros para que trajesen más raciones de pan frito y cerveza para un regimiento. Keturi alaus (4 cervezas) que fue degenerando según avanzaba la noche a una especie de lituañol que se parecia a Kenturialus. España ganó de 50 puntos. Anécdota del momento: una zagala nos abordó nada más entrar al bar. ¿Sois españoles, verdad? Pues sí, has escuchado nuestras angelicales voces, ¿no?. Pues no, es que tenéis pinta de españoles. Jodo, pues sí, somos de Huesca. Anda, pues yo de Zaragoza, llevo un mes aquí de intercambio y que sepáis que en este país hace un frío de la hostia. Razón no le faltaba. 5 puntos por barba por el buen partido jugado.


El señor mayor venía de la calle donde llovía, no es que estuviera sudando viendo el partido
Casa Cuba
Para celebrar la victoria acudimos a un local especializado en mojitos y música de allende los mares llamado Casa Cuba. El lugar tenía una pista de baile en la que bailaban los lituanos y lituanas al son de las canciones de Enriquito Iglesias que iba poniendo un señor cubano con rastas que hacía las labores de pinchadiscos y eventual cantante mientras se mezclaba micrófono en mano con la muchachada. Las camareras ataviadas con el traje tradicional lituano compuesto por blusa blanca con faldas rojas y una especie de diadema de flores servían cerveza de importación hacíendose unos líos importantes con los cartuchos de monedas de euro de esos con los que se va a Bantierra tras vaciar los botes donde se deja la chatarra que emerge de los bolsillos de los vaqueros los sábados a las 6 de la mañana tras salir a zorrear. Todo bastante kitsch, sólo hubiera faltado que junto a las rondas de cervezas hubieran sacado un bación de panizo para hacer algo de base en el estómago.  Es ese el lugar por donde todavía vaga parte del espíritu de nuestro Héctor. Y la otra parte de su alma que regresó al Somontano con nosotros bajó más negra que un tizón pero qué le vamos a hacer. No se descarta que lo que bajara fuera un doble suyo y el joven maciello de la villa jamás conquistada se quedara por aquellas tierras. Pero vaya, que ya se profundizará más a su debido tiempo. Sin embargo, por haber sido el artífice de que entráramos a semejante garito se hace acreedor de 10 jugosos puntos, el resto la mitad.


Un pichadero muy olímpico

Castillo de Vilna
A la mañana siguiente comenzó la ronda de visitar lugares, a poder ser en posiciones de elevada altitud, por el mero hecho de que estaban ahí y había que ir. Nadie se preguntó por un mínimo instante si el lugar podía ser una soberana mierda. Al contrario, porque la Trail a la que nos habíamos apuntado hacía obligatorio el pasar por estos puntos nadie objetó nada al respecto y ascendimos a contemplar las vistas que hay desde la explanada del castillo con una presencia de ánimo y una ilusión que para nada evidenciaban la enorme aportación realizada durante la noche anterior a la buena marcha de la empresa cervecera Svyturys (pronunciado, suíturis). No hubo reparto de punto alguno, no sé porqué sería.


Jebediah Springfield.  Mató un oso con sus propias manos
Uzupis
Un japonés pintando camisetas en el suelo de una plazoleta, cuatro callejones llenos de barzas y broza varia, una calle donde han colgado una constitución en la que te dicen que tienes derecho a tener un gato y decenas de comercios con nombres divertidos es lo que pudimos ver en nuestro tránsito por este barrio neoliberal donde los haya. Como las bases de la Trail obligaban a pasar por él pues fuimos y punto, sin rechistar. Para el avituallamiento sólido consistente en más pan frito, crema de setas en bación de pan de centeno, sopa de remolacha, muslo de pato y demás delicias bálticas acudimos al casco antiguo porque en Uzupis no quedó muy claro si sabían lo que era comer caliente. A Lemus se le iba a sancionar por excederse en los tiempos de paso por Uzupis pero como luego demostró gran coraje al enjaretarse una sopa de remolacha de color rosa la organización decidió dejar las cosas como estaban. Al resto ni se le dio ni se le quitó.


Lemus tomando conciencia de que tiene derecho a amar y proteger un gato. Toño mirándole con desprecio
Puertas del Amanecer
Tras la comida nuevo tramo de cuestas y checkpoints. En Vilna otra cosa no, pero iglesias hay un ciento. Católicas apostólicas romanas y ortodoxas fundamentalmente. Los ruskis que acuden de allende el espacio Schengen con sus cochazos se distinguen a la legua y por allí que pululan en esa tarde dominical. Como colofón a toda esa ruta mariana las puertas del Amanecer, antigua entrada a la ciudad y donde ahora se asienta un cuadro de la Virgen María ante el que la gente acude a rezar en peregrinación. Con esto del nombrecito del lugar uno esperaba ver allí una recreación de Saza vestido de guardia civil pegando tiros al sol pero debe de ser que no ha llegado todavía a Lituania la película.
Héctor 0 puntos por quedarse en el hotel a dormir, el resto 1 punto por ir hasta las puertas. A servidor un punto más adicional por sacar alguna foto en la que Lemus no saliera enmedio, cosa harto difícil.


Amanece que no es poco
Colina de las Tres Cruces
No contenta con este abuso por parte de la organización de la Trail llevándonos todo el día como cagallón por cequia se decidió de manera sorprendente desviar el trazado de la carrera a donde Cristo dio la última voz. En un giro inesperado se tuvo que ascender la colina de las Tres Cruces desde donde se tiene una bonita perspectiva de la capital. Con el solazo de frente pero bonita. Bajando por una escalera de maderos un tanto precaria primer contacto con la fauna frikoide autóctona por parte de un gacho que parecía dedicarse a vender piruletas en la puerta de los colegios. Agradable paseo por uno de los parques de la ciudad y por la plaza de la catedral. Avituallamiento sólido en un restaurante que parecía el salón de una casa bien, plagado de sofás y cheslongs. La camarera nos cuenta su vida mientras devoramos una especie de sanjacobos hechos con patata, que tiene un amigo en Ubrique y que al año que viene va a estudiar un curso en Lisboa. Si les contó la misma película a los alemanes de la mesa de al lado debieron alucinar en colores.
3 puntos para los sufridos escaladores de las 3 cruces.


Las tres cruces
Plaza de la catedral

Trakai
A la mañana siguiente la trail continuaba por el parque de atracciones sito en Trakai. Porque eso no es un castillo así sin más. Donde hace siglos hubo un castillo el tiempo dejó unas ruinas que los soviéticos se dedicaron a "restaurar" con ese arte que les caracterizó. La desestructuración de la URSS atrajo los turistas completando la combinación y finalizando la transición de castillo a parque de atracciones. La parte de trail consistió en recorrer las intrincadas estancias del lugar así como los diferentes niveles de la fortaleza rodeados de numerosos grupos de rusos y japoneses. Algún tapiz así como los instrumentos de tortura eran dignos de mención, el resto bastante prescindible. El entorno curioso ya que el castillo se asienta en mitad de un lago.
Un punto para Toño por probar todos los instrumentos de tortura.


Trakailand, ciudad de vacaciones
Fútbol:
Werder Bremenas-Hansa Rostokas
Arsenal Londonas-Ajax Amsterdamas
Hamburgas-Eintracht Frankfurtas
Zalgiris Kaunas-Dinamo Minskas
... y así todo
Tiro con arco
Toño y Héctor fueron los participantes en la prueba consistente en lanzar flechas. El objetivo era matar alguno de los bichos representados en la diana que custodiaba un señor mayor bastante parco en palabras. No solamente no hablaba ni castellano ni inglés sino que dudamos muy mucho que hablase el lituano. Toño realizó unas tiradas decentes pero la estrella fue Héctor quien tumbó al bicho a las primeras de cambio. Así y todo no recibió ninguna muñeca chochona después de realizar tal heroicidad ni tan siquiera un vale por cinco cubatas en Casa Cuba. Muy mal.
Sin embargo la organización otorgó 2 puntos a Toño y 3 a Héctor por sus desempeños como arqueros.


Ettorino, donde pone el ojo pone lo otro

Zalgiris
La siguiente prueba matinal consistió en conducir a través de espesos bosques por los que cruza la recta y llana autovía, entrar en la antigua capital lituana, Kaunas (tarea ya de por sí harto complicada) y acudir al pabellón del Zalgiris, club de baloncesto que todo lector habitual sabrá que está deificado en esta blog. Porque aquí se tiene especial veneración aparte de por Sagan y doña Marion Rousse, por Kurtinaitis. Una vez hechas las persignaciones pertinentes en tan sacrosanto lugar acudimos al centro de la antigua capital lituana a pasear por el centro en ese mediodia de un lunes, ¿laboral?, pues no.
Tres puntos para Lemus por entrar el auto a la ciudad. Dos a los navaleros por guiarlo y uno para servidor por emperrarse en ir al pabellón a toda costa.


Viva la madre que parió a Kurtinaitis

Avenida Laisves
29 años de mi vida soñando con adquirir una camiseta del Zalgiris y resulta que cuando estoy plantado delante de la tienda oficial del club en una bocacalle de la Avenida Laisves la tienda está cerrada. Y no es que vayan a abrir por la tarde, no. Porque resulta que a pesar de ser lunes es el día de la Virgen de agosto y en Lituania, país católico, es fiesta de guardar. Así que no queda otra que patear por la avenida por si por un casual hubiera alguna tienda abierta pero nuestro gozo en un pozo. Refrigerio a cargo de una lozana mujer que tenía plantada una barra en el recibidor de su casa donde servía bocadillos, zumos, cafés y chocolates. No nos quedó claro donde terminaba la casa y comenzaba el establecimiento y al revés. Miccionamos en un baño y no llamaron a la policía con lo cual debía de ser para clientes. No hubo reparto de puntos, el bocadillo de esa buena mujer fue suficiente premio.


Castillo y Mykolo
Siguiendo con la tónica impuesta por la organización de carrera se visita el castillo de rigor de estilo tardosoviético. Bonito ladrillo cara vista y cubierta de teja árabe que quita el sentido. No hay puntos. De camino al coche pateada hacia la otra punta de la Aleja Laisves para contemplar la iglesia de San Míguel Arcángel o como dicen los lituanos el arkangelo Mykolo. Construida en estilo neobizantino a finales del siglo XIX cuando esas tierras eran parte del imperio Ruso, ha sido iglesia ortodoxa, galería de arte e iglesia católica. Actualmente parece estar en restauración. Allí cae la primera rujada de agua, prolegómeno de lo que nos esperaría en Letonia.


Arkangelo Mykolo

Colina de las Cruces
A las afueras de Siauliai se yergue esta colina de diez metros de desnivel en la que los lituanos jugaron a ser galos. En cierta aventura de Astérix los romanos se dedicaban a edificar una urbanización de lujo cerca de la aldea gala que resistía siempre al invasor. Por la mañana subían un par de forjados y por la noche llegaba Obélix y desmontaba el chiringuito. Y así jornada tras jornada. Pues en Siauliai ocurrió algo similar cuando se les ocurrió plantar unas cruces como queja ante el sistema anticlerical soviético. Por la mañana algún pobre soldado venido de Magnitogorsk se debía dedicar a sacar las cruces de la colina y al caer la noche cuatro siauliaitianos ponían las cruces que faltaban y treinta más. Y así hasta que Stalin, Kruschev, Breznev, Andropov y finalmente Gorbachov se cansaron de explanar aquella colina que siempre rebrotaba con cruces y más cruces y la dejaron estar. Se dice que hoy en día hay como medio millón de cruces. Lo cierto es que se sea creyente o no el lugar impresiona.
Punto para todos por ascender la colina. 5 puntos adicionales para Héctor por limpiarla, darle lustre y esplendor al sacar un trapo sucio que habían depositado sobre una de las cruces y tirarlo a la papelera que era el lugar que le correspondía.




Salimos de Lituania atravesando pistas forestales rodeados por tractores, granjas y enormes extensiones de tierras de labranza. Hay carretera normal, pero Héctor y Toño son así y la conducción desde Siauliai hacia Riga fue un tanto atípica. Abandonamos un país que dejó grata impresión no tanto por sus monumentos y lugares sino por la amabilidad de sus gentes y nos dispusimos a adentrarnos en Letonia, pero eso ya será otra historia. Si no les ha quedado muy claro qué hay y qué hacer en Vilna y Kaunas no es de extrañar. Existen guías de viajes que lo explican mucho mejor que yo.

Clasificación de la trail del pan frito al terminar Lietuva:
Héctor 26 p, Toño 20 p, 
Servidor 18 p, Lemus 17 p


CONTINUARÁ...

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