martes, 26 de abril de 2016

Las ripas de Alcolea


El sábado tocaba hacer kilómetros así es que con Jesús y Rafa G. nos aventuramos por esta tranquila ruta que se adentra hasta los confines del Cinca Medio. Muy recomendable si nunca se ha pedaleado por esas llanuras y esas rectas sin fin.

Como la etapa muchas dificultades orográficas no es que tuviera, el esforzado pelotón decidió de motu propio y sin ningún tipo de consulta previa acelerar el ritmo prefijado por el horario intermedio y que establecía una velocidad de 20 km/h para en aproximadamente cuatro horas realizar esta marcha vespertina.

Tras superar la tachuela de la Almunieta tuvo lugar la primera aceleración en el sprint especial de Castejón adjudicándose el primer puesto Jesús. El pelotón transitaba con cierto viento ladeado aunque también a favor proveniente de la tormenta que se iba gestando a sus espaldas. Desvío por el polígono de la Armentera y la carrera tomaba dirección Conchel. El viento comenzaba a arreciar aunque no perjudicaba del todo los intereses de los esforzados de la ruta.

Al paso del segundo sprint bonificado de la jornada, Estiche, el grupo circulaba en aparente calma aunque Jesús seguía en cabeza imponiendo un ritmo castigador que más tarde pagaría. A un ritmo muy superior al horario intermedio el pelotón se abocaba a la catástrofe mientras pedaleaba sin descanso con la vista fija en las imponentes ripas que se alzan tras Alcolea.

En la localidad arrocera, puñalada trapera. Donde alguno de los ciclistas pensaban tomar el avituallamiento para afrontar la segunda parte de la etapa, ataque de Jesús y Rafa en dirección al puente que cruza el río Cinca. Sin tregua y sin descanso el pelotón encaraba la carretera en dirección norte con negros nubarrones en el horizonte, viento y un falso llano de más de 30 km por delante.

En ese momento Jesús pagó cara su fechoría y al pedir relevo tras cerca de 30 km castigando al grupo, decidí ponerme al frente del pelotón y aporrear los pedales como si no hubiera mañana. Era consciente de que podía terminar malparado al ser golpeado por el Tío del Mazo pero en ese caso el golpetazo sería muy repartido entre todos los asistentes.

Cerca del sprint de Alfántega se firmó una suerte de armisticio debido a los alaridos provenientes de cola de grupo pidiendo bajar el ritmo. Por fin se llegaba a un acuerdo para rodar a velocidad cercana a la establecida por el horario intermedio aunque poco duraría la calma ya que los esforzados de la ruta se adentraban en la tormenta que venían observando y de la que llevaban escapando toda la etapa.

Al paso por Monzón, primer chaparrón para afrontar las rampas de la Monsanto con las piernas bien frescas y tiesas. Carretera mojada y falsos llanos hasta afrontar el último sprint especial de la jornada donde Rafa daba el primer zarpazo tras permanecer agazapado a cola de grupo durante casi toda la etapa. Aprovechando los ritmos fraticidas de los hnos Lacoma se deshizo de los dos en el descenso hacia el Barranqué.

No obstante la entrada al casco urbano sirvió para neutralizar la escapada, quedaba todo visto para sentencia en la última recta de meta sita en uno de los veladores del Moliné... pero no, de nuevo la lluvia comenzó a arreciar esta vez de manera mucho más fuerte. Pavimento mojado, pasos de cebra por doquier, la amenaza de caída siempre presente y es entonces cuando Rafa, todo veteranía, aprovechó el tramo adoquinado de la plaza del Matadero para cabalgar en pos de la victoria evitando la previsible volata. Llegada al Moliné y merecido refrigerio para el mojado pelotón.

Y esta es la demostración de que, a veces, lo que puede parecer un aburrimiento considerable consistente en rodar por rectas llanas e interminables durante 80 km se puede convertir en una tarde de buenas risas culminadas con una merecida cerveza. 

martes, 19 de abril de 2016

Giro BTT al Somontano 2016



Sábado, 9 de la mañana. 300 bicicleteros, rueda arriba rueda abajo, tomamos la salida de la XI marcha en BTT de la Bodega Pirineos. Bastantes valientes optan por la prueba larga. De más de 70 km y 2300 m de desnivel. Otros por la mediana de 45 km. Unos pocos nos vamos chino chano a completar los 30 km de la marcha corta. No queremos subir el cortafuegos.

Ya en el primer kilómetro Truli, Jesús y yo transitamos en posiciones traseras del pelotón y aunque avanzamos algunos puestos en la última parte de la subida previa al barranco del Ariño me encargo de perderlos en el comprometido descenso. Lejos de intentar asaltar el primer puesto en Strava del sector de bajada del Ariño busco una rueda amiga con la que considero que la velocidad no es excesiva lo cual traducido para el resto de la humanidad significa bajar pisando huevos.

En el barranco propiamente dicho, barro, un buen palmo de agua y curva con subida. El resultado no es otro que el de siempre, bajada de la bicicleta con el añadido de sumergir completamente ambos pies en el agua. Pero como luce un buen sol y hace calor no es problema. La peor tramada del día ya está hecha y ahora se trata simplemente de dar pedales cara arriba. Duras rampas donde dejo atrás a Truli, más tarde me dirá que llevaba el cambio estropeado.

Pequeño descenso hasta la base de Costean y encaramos la demencial cuesta hasta la plaza del pueblo. No diré que se hace corta pero sí soportable. Otros años subirla con más gente era imposible intentando mantener el equilibrio sin caer y sin chocar con más ciclistas. Este año voy solo, ¿dónde está la gente? ¡si es que van como locos!. Avituallamiento muy correcto pero descafeinado. Otros años había mucha más animación, incluso recuerdo haber echado alguna vez un carajillo de Terry sableado a Protección Civil.

Jesús me espera allá arriba y tras preguntar a una de las escobas por los huesos de Truli y confirmar que está bien partimos hacia la segunda parte de la marcha. Como prisa no tenemos nos dedicamos a contemplar los paisajes del Somontano, hay que aprovechar estos días. Vamos más solos que la una, charramos un rato con Luis, una de las escobas de la prueba, aparece un poput, lo que viene siendo una abubilla, saltando de rama en rama, una liebre bastante culona nos viene en contradirección y nos rebasa un gacho con casco integral y manillar de triatleta en posición de contrarreloj. 

Montesa, Cregenzán, la maldita subida de la Viña y finalmente camino Barraón para llegar sin más incidencias a línea de meta como 1h 45' más tarde de tomar allí la salida. Un muy buen avituallamiento nos aguarda y como el resto de la gente se está pegando con el cortafuegos de Coscojuela, las cervezas y los pastelitos están casi a nuestra entera disposición. Un rato después llega Truli quien por la subida de la Viña ha reventado cadena y ha tenido que repararla. Lemus petit también aparece por allí después completar la marcha corta de manera aún más sosegada y David termina la mediana en buenos tiempos.

De los Tuercepedales quedan por llegar Nacho y Héctor. Nacho con "lo tractor", su corcel de ruedas gigantes con el que se ha ido a hacer la mediana. Y Héctor con sus huevos toreros con los que se ha ido a hacer la marcha larga. Al llegar a meta declarará que si alguien quiere desear morirse la recomienda encarecidamente. Me quedaría a verlos llegar pero tengo que marchar a casa.

13 horas, frente al ordenador. El tiempo de corte el año pasado no llegó a las dos horas es por ello que este año no hay que demorarse en exceso para realizar la inscripción de la Trail de Guara. Particularmente es el momento de la carrera en cuestión en el que más corro y el momento de más tensión en la mañana de este sábado. Tras unos problemas con cierta ventana del formulario, maldita informática, la inscripción está pagada y confirmada a la media hora. Toca comer y echar una buena siesta.

Los Tuercepedales (que estuvieron presentes) en acción (galería de imágenes extraída de la página del CCB):


Pablete, se lo tomó con calma pero a pesar de ello fue el que mejor salió en la foto ascendiendo cual Nairo Quintana. Fue en labores de acompañamiento de Borruel petit. A Borruel senior, cuando sus labores como progenitor se lo permitan lo esperamos para echar unos cocos fritos y una pedaleada (corta) a donde sea.

David, si el último ganador de la Roubaix se pegó entrenando el último mes antes de la carrera en el garaje de su casa con un brazo roto nuestro hombre fuerte de la sección no tiene límite. Hace más kilómetros que el repartidor de Seur. Terminó la mediana en puestos de mérito tras correr en Córdoba y con el objetivo de Sariñena. ¡Qué tío!.

Héctor, si decíamos que David era nuestro hombre fuerte este es nuestro jabalí más preparado. A este paso le cogerá el testigo al sr Ornitorrinco como mamífero más cojonera de la comarca. Se hizo la marcha larga y a pesar de declarar que deseaba querer morir, es un tío capacitado para subir por esas cuestas con una bici estática. Un día nos enteramos que rompió una rueda en Santa María de la Nuez, no debió de ser lo peor que ha hecho preparando esta marcha. A pesar de ser tan jabalí se le quiere y estima.

Nacho, subiendo como quien pedalea en el salón de casa con su corcel "Lo Tractor". Nótense las caras de esfuerzo del resto de la gente y la sonriseta del zagal. A lo mejor hay que adquirir un engendro tecnológico de estos aunque no se sabe si sube fácil por la bici o por pertenecer a la tribu sin vacunar de la villa jamás conquistada. Tanto él como Héctor y Jordi es fácil que también subieran riendo con un triciclo.  

Truli, aunque la estampa parece sacada del Paris-Dakar o de la Titan Desert se trata de la misma prueba. Ya no puede llevar más cataticos este hombre. Falta Abizanda a su vera dando por saco. El móvil con la china marcando la ruta sujeto en el manillar y la mochila con la camelback soltando agua y llena de potras (¿quién lleva un tronchacadenas? ¿y quién sabe usarlo?). Lo fuerte del caso es que tuvo que hacer uso de las herramientas para reparar una avería. No se perdió.

Servidor, integrante del dúo de los hnos Lacoma que participaron en la marcha (no he encontrado fotos de Jesús), siguiendo a un gacho de Huesca que sube como un señor mientras yo me retuerzo como si estuviera poseído por Paco Mancebo, Escartín y Laurens Ten Dam atravesando una caverna de dolor. ¡Qué horror! No obstante el peor momento de la marcha fue al llegar a Costean y pensar que todo lo que iba a llevarme a la boca era una madalena. ¡Menos mal que en la meta había un súper avituallamiento!

lunes, 4 de abril de 2016

Apacible vuelteta por Tierrantona 2016


Buena experiencia en la primera edición de la Trail Valle de La Fueva. Circuito tan duro como bonito por uno de los enclaves un tanto desconocidos de la provincia, con una magnífica acogida por parte de los fovanos y fovanas que regentaron con suprema amabilidad los avituallamientos y puntos de control. Esa clase de cosas que te dan motivos suficientes para volver al año que viene aunque hayas te hayas arrastrado durante 25 km  y 1100 m de desnivel pidiendo clemencia y que se terminaran de una vez esas sendas y bajadas criminales.

Y es que no se puede acudir a un evento de estas magnitudes con pocos kilómetros en las piernas, y más centrado en la bici que en hacer cuestas por el monte. Habiendo tenido comida de empresa con buena sobremesa el día de antes llegando a casa sin sed. Maldurmiendo. Con las tripas de aquellas maneras y la uña del dedo gordo del pie haciendo mal desde hace unos días. Casi que lo mejor que hubiera podido hacer el sábado por la noche hubiera sido apagar el despertador y el móvil y echarme a dormir hasta el domingo al mediodía pero perderse semejante evento en Tierrantona me hubiera dolido más que todo lo demás.

Esta vez la expedición estuvo formado por Lemus Zapador, los brileneros Jose y Fernando M. el cual ya ha sido fichado para estos eventos dado su desempeño en el tercer tiempo de la carrera, y un servidor. Al llegar a Tierrantona, recogida de dorsal con saludo a Javi, el fovano sobrevenido, y café en el atestado bar. Saludos con los innumerables barbastros comandados por Paco Torrinco y deprisa y corriendo a cambiarse de ropa. A pesar de que pintaba mal la previsión meteorológica se atisba un día bastante bueno así es que tras un buen rato, Lucía nos dice que parecemos mujeres tardando tanto, nos ponemos de corto.


Concentración en la plaza del pueblo, codetazo de salida y a correr. Durante un bucólico primer kilómetro la serpiente multicolor corretea con Cotiella al frente por terreno llano. Entonces empieza el baile, tras pasar una granja en ligera pendiente hacia arriba se acomete un zigzagueo vertical que deja las piernas para el arrastre. Las miserias de este invierno de estar tirado a la bartola salen a la luz. Pasamos por Charo y seguimos ascendiendo. Aquello ya parece la peña Montañesa por momentos, qué rampas... y qué vistas. Cotiella y Turbón copados de nieve saludan allá arriba. Un par de voluntarios sonríen al paso de los sudorosos sufridores de la trail. Sonríen de esas maneras tan de por allá arriba que dan a entender que ahora vas jodido pero luego lo irás mucho más.

Otra rampa imposible y un señor haciendo fotos que avisa de que ya se ha terminado la subida (fuerte). Ermita de San Salvador, buenas vistas y dos vasos de aquarius para recuperar semejante calentón. Las piernas son ya zona catastrófica, no hay nada que hacer. Y llevamos tan sólo 5 km. Pintan bastos. Jose y Fernando hace rato que transitan por delante mientras Lemus zapador y un servidor hacemos lo que podemos en posiciones traseras del pelotón. Acometemos el esperado descenso y tras un kilómetro de bajar por una empinada trialera las piernas piden piedad y que empiece otra subida o algo más asumible.

Llegamos a Aluján. Bonito pueblo, bonitas vistas, bonitos ánimos, estropeadas piernas. Por un persistente subebaja jalonado de plastas de vaca nos aproximamos a las faldas de Muro de Roda. Allá a lo lejos se comienzan a oír unos memorables chemecos. Entre bojes, barzales y demás arbustos llegamos a conectar con la pista, ¡por fin pista!, que sube a Muro. ¡Si es que os quejáis de todo, que si hay pista porque hay pista y si hay senda porque hay senda! advierte el voluntario que está en el control. Y cómo lo sabe. Comenzamos el ascenso previa ingesta de tamborinazo de magnesio. En el kilómetro 11 ó así y bordeando la fase conocida como moñaco Playmobil o muñeca de Famosa.

Pero en ese momento los gritos y chemecos comienzan a hacerse plenamente entendibles, que no audibles puesto que se llevan oyendo desde tres kilómetros antes. Se trata de un valiente que está jugando con la integridad física de su garganta para alentarnos a todos y cada uno de los participantes que estamos sufriendo como perros en aquella subida. Venga valientes p'arriba, con cojonera que ya lo tenéis, venga guapa que estás hecha una maratoniana del horror y venga tú que eres un finisher, y venga p'arriba cojones ya, no os miréis el cartel que ya estáis arriba y vamos que ya está y no pares que está ganado y veeeengaaaaa, vaaaaamoooooos, con cojoneraaaaaaa. Me-mo-ra-ble. Por estas cosas uno vuelve a las carreras y por estas cosas se guarda buen recuerdo de ellas. Mil gracias.

Llegamos a Muro de Roda con los gritos de fondo de ¿Teo?, no estoy seguro de que este sea su nombre, y entramos al recinto de esta pequeña y desconocida joya. Magníficas vistas, impecable trato en el avituallamiento. Por decir algo, quizás falta algo de salado, un poco de fuet, jamón, poca cosa. Pero es una primera edición, más no se puede decir. Otro trago de aquarius y cara abajo. Javi el fovano sobrevenido, haciendo labores de coche escoba nos pisa los talones. Corramos.

Otra bajadeta preciosa con vistas del embalse al lado pero las piernas ya están aborrecidas. Lemus zapador se adelanta en una de sus incursiones para intentar conectar con algún grupo delantero y en estas que me quedo solo. A la media hora larga de ir maldiciendo a todas y cada una de las piedras con las que estoy a punto de torcerme el tobillo por unas ocho veces Lemus me pega un grito ¡porque viene por detrás! ¿Hemos entrado en algún tipo de vórtice espaciotemporal? No, el colega se ha confundido en un desvío y le he adelantado mientras.  Tras mucho padecer en la bajada llegamos a Humo de Muro donde vemos a Chicote animando y donde nos advierten de la subida que falta.

Otra senda maja pero trufada de desniveles con los cuatro intermitentes de emergencia puestos ya. Horrible, dantesco, escasas fuerzas quedan para llegar hasta Fumanal y otro avituallamiento. Debemos de sacar muy mala cara porque las amables muchachas que lo regentan nos preguntan cómo vamos y que si es duro el recorrido. Entre trago y trago de aquarius les contestamos que mucho, que lo que mata no es el desnivel, sino el terreno. A lo que otro de los voluntarios espeta que "pues menos mal que no ha llovido". Pues sí.

Nos queda un tramo rompepiernas para conectar con la pista de Muro de Roda que ahora ha de conducir hacia Tierrantona. Y en el tramo más amargo cuando ya está a punto de reventar algún cuadriceps o algún lóbulo temporal del cerebro comienzan a llegar otra vez los gritos de aliento de Teo. Ir como una mierda subiendo una pendiente que te va a costar un verano terminar y durante todo ese rato escuchar a un tío gritándote: Venga valiente, que ya lo tienes hecho, qué te pensabas que no ibas a terminar... pues no, que vas a llegar, vamos, cojoneraaaaaa. Que te dice que eres un campeón aunque ambos sepamos que es mentira... Las comparaciones son odiosas pero es como subir el alto de Miracruz en la Behobia sólo que los tres mil donostiarras que deben de estar apretujados en esa cuesta animando se han concentrado en la figura de este memorable personaje. Ole sus cojones.

Coronamos dándole las gracias y tras conectar con la pista trotamos en el descenso con las piernas como tablones. Paramos, caminamos y volvemos a trotar por esa autovía que lleva a meta pero llevamos las cuatro ruedas pinchadas. Entramos en Tierrantona y al ver a los críos del pueblo echamos a correr y a chocar manos. Recta de meta y llegada en antepenúltima posición de la clasificación. Como buen integrante de la sección de las Muñecas de Famosa.

Charrada en meta con el Enano y Esther que han venido a animar, una Rondadora para recuperar sales con Jose y Fernando que ya han llegado a meta hace casi una hora, una ducha y a comer contando las batallitas de carrera. Tercer tiempo en el bar a base de unos buenos digestivos con anécdota incluida con la guapa camarera (que no se puede ir por ahí pidiendo "unas hierbas" como si tal cosa, hombre) y animada charrada en un velador. Finalmente vuelta a casa puesto que al día siguiente hay que madrugar.

Sufrí (sufrimos) como un maldito perro, por momentos maldije esos maravillosos caminos,  al llegar a meta dije que para días volvía a trotar por esas sendas, hoy llevo las piernas como un Playmobil y los hombros son siniestro total de cargar la mochila con los bastones. Subir escaleras es actividad de riesgo y bajarlas un despiporre. Voy a esconder las zapatillas de trail y en dos meses no pienso hacer otra cosa que no sea bicicleta. Las zapatillas de asfalto también van a ir castigadas, por si acaso, y el garmin con sus temibles tracks se va a quedar tirado en el fondo de algún cajón. Pero a pesar de todo ello habrá que volver al año que viene a Tierrantona. Vaya que si volveré...

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