sábado, 10 de junio de 2017

Buquiporra, el Giro 2017


Juanito es el ganador de la buquiporra del Giro 2017 con 7638 puntos. Escogió al primero y al segundo. Profesó la fe del jungelismo y del zakarinismo. Y apostó sus reales a las piernas de uno de los hermanos Yates (probablemente Adam pero podría ser el otro, seguro que se intercambian) y en Konrad. Tuvo el cuajo de confiar en Foliforov y en Modolo pero el gran acierto de escoger a Hirt. Enhorabuena. Luego se le dará cera pero de momento enhorabuena.

En segundo lugar, con 7334 mensajes terminó Héctor. Sí, mensajes. Recapitulemos. Héctor tenía un sueño o más bien una misión divina. Cierto día, hastiado por el incesante ritmo de mensajes estúpidos que veía crecer sin parar en el grupo de wasap de la Buquiporra decidió no volver a abrir el mencionado grupo hasta que la divina providencia le dictara lo contrario. Buscaba alcanzar los límites de la aplicación, o vaya usted a saber qué, y comprobar si a los 9999 mensajes no abiertos el wasap implosionaba o el Atleti ganaba una Champions. Su experimento no llegó a buen puerto. Y eso que se le había prometido la recompensa de que si alcanzaba un número de mensajes sin abrir superior al número de puntos del primer clasificado de la Buquiporra, se haría acreedor de una cena gratis. Pues bien, el día en que Tom Dumoulin tuvo que postrarse en cuclillas bajo un cartel raguñoso a hacer aguas mayores mientras las posibilidades de ganar el Giro se esfumaban el record de Héctor también se fue a la mierda. Un torrente de mensajes comentando la acción del holandés debió ofuscarle. Apretó donde no era, entró al chat 7334 mensajes después de empezar el gran reto. Vaya desde aquí un reconocimiento a su esfuerzo.

A punto de echar una buena femada
Completando las posiciones cabeceras, David y Jose con 7269 y 7251 puntos respectivamente. Con equipos calcados que parecen producto de la factoría de copy/paste Lemus, apostaron por Pinot en lugar de por el funcionairismo además de por el titán Gaviria. David se pegó medio Giro rajando de él. Que si indolente, que si despistado, que si tal y que cual. Y total que lo llevaba en cuatro porras pero aún así le dio cera durante toda la primera semana. 1219 puntacos del niño. Jose tuvo el cuajo de escoger al ilustrísimo Ti Llei y Ti Llei respondió con un puesto en el top20 y una etapa. Aún así me dejó solo en la defensa a ultranza del bueno de Ti Llei cuando los perros se abalanzaban contra él día sí día también. Respect for Ti Llei. Sin embargo tanto Jose como David cometieron un error de bulto. De bulto sospechoso llamado Dennis. Rohan Dennis.

Esta es vuestra gran esperanza (el de la izquierda)

El efecto Dennis
Dícese del efecto provocado por todo ciclista de cualidades mediocres, habitualmente proveniente de la esfera de la Commonwealth, y que motivado por algún hype mediático auspiciado por actuaciones deslumbrantes aunque esporádicas en carreras de pueblo en las que disputan tres y el de la guitarra el triunfo de esperpénticas etapas de kilometraje cercano a los dos dígitos, logra la admiración y el respeto, inmerecido, por un amplio sector de la afición. Cuando un matraco de este tipo se presenta a una carrera con cara y ojos pueden pasar dos cosas. Que complete la carrera lo cual es digno de respeto y admiración, esta vez sí, a años luz del líder perdido en la parte baja de la clasificación general. O que no complete la carrera por mil y una cuestiones deportivas y extradeportivas. Caídas, blancazos, cagaleras, forúnculos, picaduras de tábanos, positivos, pedir prestada una rueda a quien no se debe, desmantelamiento de organizaciones de distribución de viales de eritoproyetina, que si la abuela fuma, lo que sea. Y siempre será cuestión de la mala suerte. Y cada mes de enero cuando vuelva a resurgir el hype porque el matraco vuelve a volar en la carrera de pueblo de turno sus admiradores volverán a soñar con que ese chico puede ser top5 en algo que no sea dar vueltas a la manzana de su calle. Y volverán a tenerlo en cuenta de manera muy seria en sus proyectos porrísticos como si fuera el pilar sobre el que cimentar su triunfo. Y no será más que la puntilla que los acabe ajusticiando.

Ocho participantes de la Buquiporra escogieron a Dennis. Eligieron mal. Ocho de diecisiete lo cual es preocupante. Que Dennis estaba barato, vale. Que lo barato sale caro, también. Jose y David escogieron a Dennis y quedaron por detrás de Juanillo. Juanillo no escogió a Dennis, eligió bien. Ganó la porra.

Eligió... MAAAL
En posiciones intermedias de la clasificación nos encontramos un servidor, Frai, Joaquín, Dani y Miguelito. En todos los casos se aprecian las filias y fobias del personal de manera bastante clara. En mi caso una marcada presencia de gerifaltismo centroeuropeo y Rusilandia. El error se llama Nizzolo. El corazón decía Greipel o Gaviria. Las ansias por ganar una puñetera cena y la falta de escrúpulos decían Nizzolo. Pues toma.
Frai escogió su cuota habitual de frailismo consistente en Amador y en Fraile. Eran un 1 fijo en la quiniela. Falló con Dennis. Y falló en su ataque desmedido contra el bueno de Ti Llei acosándole sin razón hasta el punto de perder una cena. En una de esas apuestas que surgen de manera paralela sugirió de manera errónea que el titán Ti Llei no se metería entre los 20 primeros de la clasificación general. Perdió. Me debe una cena.

Ti Llei lo dio todo. Como siempre
Joaquín también hizo un equipo decente aunque se aprecian ciertas filias perniciosas del pasado. Meter a Gasparotto, Edmonson y Foliforov a jugar es confiar demasiado en la suerte. Son tres brindis al sol que le costaron muchas posiciones en la clasificación. Vamos progresando, Joaquín, pero a este paso terminamos confiando los dineros en Kudus.
Dani, una de las nuevas incorporaciones. Que se pensaba que era un friki del ciclismo (y de más cosas) y se ha dado cuenta de que tiene mucho que aprender. Hizo un equipo muy potente con gente practicamente desconocida que le rindió muy bien resistiendo a la perfección el efecto Casa Uge (al que se aludirá más tarde). Sin embargo erró en no confiar en la fe del dumoulinismo y enfangarse con Dennis.
Miguelito, otro friki acogido en nuestro seno. Nos untó el morro pero bien en la porra del Tropela llegando a ir muchas jornadas en posiciones de podio rodeado de irreductibles vascos entre más de diez mil participantes. El suyo era un equipo muy consistente para la primera semana como así se demostró pero se fue desinflando progresivamente. Tener a Geraint Thomas en sus filas le perjudicó de manera notable aunque de no haberse comido una moto el día del Blockhaus podría haberle hecho estar muy pero que muy arriba. Fue víctima del efecto Monfort.

El efecto Casa Uge
Juanillo se aprovechó del efecto casa Uge. Aquí se ha puesto a caer de un burro a Cochi y a Lemus por ser dos maestros del fusilamiento de equipos ajenos y del copy/paste. De poner las antenas a cada ocasión que fuera digno de recabar información y de sacar petróleo de situaciones insospechadas. Pues Juan los emuló con astucia. Con el equipo en el horno se presentó en las dependencias de casa Uge a rematar la faena. Escogió a su víctima y se puso a darle palique. Su víctima, acostumbrada a charrar con quien sea en las dependencias del mencionado establecimiento, no vio venir la jugada. Es más, le desveló no sólo el equipo que tenía previsto presentar sino las posibles variaciones que podían acontecer. Con esos datos estoy seguro que Juan remató. La jugada ganadora incluía los 4 fantásticos (Zaka-Dumo-Jungels-Funci) y las perlas centroeuropeas Konrad & Hirt. La víctima fui yo, no lo vi venir. En las mismas dependencias traté de convencer a Dani de que se dejara de Gibbons y Marezcko e hiciera un equipo más convencional. No hizo caso y no le fue mal.

En la parte intermedia de la clasificación encontramos a Lemus, Abi, Ali y Nacho.
Lemus volvió a sus orígenes más primigenios. Como se ve azotado por otro tipo de efecto casa Uge pero en tierras mañas y no tiene tiempo de subir al Barranqué a pegar la oreja en la barra de los bares a ver qué perla caza para su equipo se dedicó a tirar de oficio y a montar el equipo como hacía antaño. El italiano reviejudo que tan pronto puede ser Nibali como Antonio Conte o Buffon. El jovenacho tipo Formolo o Iaquinta... el holandés al que al elegirlo lo sentencia para los restos y que esta vez fue Mollema pero podría haber sido Van der Vaart... y luego ya el cupo de minorías étnicas del Báltico. Esta vez fue Kangert (otra víctima del efecto Monfort) pero podría haber sido Navardauskas o Stombergas. No le hace ascos a nadie. Y el gabacho de turno al que también lo sentenció. Esta vez le tocó a Geniez. Raro es que no cogiera ningún eritreo, eso sí.

Kangert topándose con una asíntota vertical a la altura de la huevera
Abi, el nuevo Cochi. Coger cuatro del Movistar tendría que ser ilegal. Y más para alguien que jugando al warhammer siempre se ha caracterizado por no ser un culoduro. Aquí al revés, confiar en que ganara el Giro el FuncioNairo y que reportara jugosos puntos a todos sus coequipiers. Esa táctica está anticuada, Cochi nos arrasó de esa manera hace un par de años pero el señor de Velogames ya se encargó de modificar las reglas para que tamaño dislate no volviera a ocurrir. Al menos le puso al equipo un nombre cojonudo: Neumáticos Giorgia.

Ali. Antes molaba. Uno ve el equipo y se pregunta qué le ha pasado a este hombre. Rohan Dennis, Molard y Haas. Realmente en otros tiempos el AliFactor los hubiera encumbrado al olimpo de los dioses. Rohan hubiera ganado dos etapas y hubiera sido líder hasta la última semana, Molard se habría metido en el top10 luchando por la montaña y Haas hubiera sido una mosca cojonera en todas las etapas con escapadas. Pero Ali ya no tiene el poder de hacer buenos los ciclistas que elige, ese poder en todo caso lo tiene ahora David. En tiempos más recientes el AliFactor les hubiera hecho morder el polvo de manera bastante surrealista. Ahora ni lo uno ni lo otro, simplemente los anula.

Nacho, teniendo en cuenta que no podía poner ni a Zubeldia ni a Samu Sánchez, hizo un equipo bastante decente. Se la jugó al holandés que no era pero no llevaba malas cartas. Lo que pasa es que poner toda la ilusión en la dupla Firsanov-Foliforov con 26 puntos en su haber roza lo obsceno.Jugársela el año pasado cuando Firsanov venía con los depósitos cargados de queroseno después de su viaje interestelar por el giro del Trentino pues pase. Pero este año ya se veía que esos cohetes estaban esbafados.

El efecto Monfort
Todo corredor que se halle en la zona de influencia de la función asintótica denominada lim f(Monfort) = 16 será desplazado de la clasificación de muy diversas formas. El Universo conspirará para ello colocando motos de carabineri, señales de tráfico a la altura de la huevera o dramáticos blancazos en el devenir de los corredores.
Esta, en tiempos, verdad inmutable del Universo se ha visto perturbada durante la última semana de competición. Si bien en las dos primeras Landa, Thomas o Kangert pudieron dar fe de dicha ley porque se la encontraron de morros en su penoso transitar por carreteras italianas, la última semana contempló la subversión de los pilares que hasta ese momento sustentaban la civilización occidental tal y como la conocíamos.

Maxime XVI el Predecible, ese hombre cuadriculado donde los hubiera sometido sin remedio a la tiranía de una función límite asintótica desafió el orden universal establecido. En un tour de force jamás conocido por su parte consiguió terminar en la posición 13ª de la clasificación general tras coquetear seriamente con el top10. Una de dos, o se le ha abierto el mundo por fin y estamos ante el ascenso imparable de Maxime hacia la cima del ciclismo internacional o ha dado la vuelta al universo como si fuera un calcetín trayendo el Upside Down a este lado. Así pues cuidado con el Demogorgon que igual anda por ahí suelto.

Monfort en el upside down a punto de liberar al demogorgon
La parte baja de la clasificación la conforman Truli, Cochi, don Julio, Pedro y Javi.
El equipo de Truli empieza muy bien para irse descomponiendo como las tripas de Dumoulin. Segundo y tercero de la general, el Yates de turno y los dos italianos bregadores que pueden sacar una etapa y poco más. Un sprinter que no sube ni la rampa del garaje de su casa y otro italiano viejo como el gramen para rematar con Joseph Lloyd Dombrowski de todos los santos más conocido por sus experiencias nocturnas en los prostíbulos donde la organización tiene a bien hacerle dormir que por su desempeño en carrera. Quedó el 69 de la general y se enorgulleció de ello lo cual habla bien a las claras del tipo de ciclista con el que se jugó los cuartos Truli.

Cochi, más o menos el mismo equipo que Truli salvo que escogió a un sprinter con cara y ojos. A partir de ahí el drama. Se posiciona con fuerza para conseguir el gran premio Panini pero nada más. Sólo le faltó caer víctima del efecto Dennis. Confiemos en que para el Tour vuelva por sus fueros y recopile información de las más diversas formas ya sea con los mensajitos o los terceros grados en la barra de algún bar.

Julio apostó por una pareja de escaladores como Henao el pequeño y Firsanov que lo hundió en la miseria. El resto de potros sin ser malos no lo hicieron de manera espectacular. No escogió a su corredor fetiche, Vicioso. Seguro que este hecho le perjudicó. Para próximas ediciones de la buquiporra lo volverá a coger y además de ganar el premio de mejor aragonés nos pulirá algún premio más como en la última Vuelta.

Pedro. Teniendo al primero y al segundo de la general final, al Yates de turno y a Ti Llei ¿qué podía salir mal? Pues todo lo demás. Inenarrable lo de la pareja Didier-Bonnett yendo de la mano con Rojas. Cuando eliges a un tío cuyo nombre traduce el google como "Del Capó", muestras el equipo al resto y nadie conoce a "Del Capó" pues es normal. Cuando quitas el traductor y aparece "Bonnett" en su lugar y la gente sin saber quien carajo es ese tipo, sospecha. No has escogido muy bien.

Javi. Último. Lo tiene merecido. Por confiar en el funcionairismo, en un tipo con tan mala suerte como Krispis, en el landismo y el conformolismo-cloroformolismo, en el viscontegoismo y en un tipo como Zeits que va mandando a tomar por culo a los aficionados que se apretujan en las cunetas de los puertos. Y por llamar de manera gratuita "caramono" a la señora de Gallopin. Cualquier día bajará de las tierras fovanas a calzarnos un par de sopapos porque no hacemos más que darle leña via wasap con Ti Llei, con el matraco de Dennis, con RichiPorrrr, con su amado Gregorio (obsérvese como BMC engloba para este hombre todo lo bueno y lo malo encarnado como ciclista), con la vida moderna y con todo lo que sea motivo para ponerlo de mal café. Pero hasta entonces ahí queda eso.

Para Javi con amor

El efecto Dumoulin-Cochilin

Cochi ya marcó el camino hace tiempo de cómo debe ejecutarse una evacuación eficiente en plena ascensión. Los pormenores de dicha proeza no deben analizarse en esta blog pero los lectores que conocen los detalles coincidirán en que el ganador del Giro se marcó en plena ascensión al Umbrailpass un cochilín de campeonato. Una cosa es hacer un demaré o un sagan y parar a defecar en un establecimiento, caravana o cualquier sitio a resguardo que tenga un cagadero medianamente decente. Luego ya está hacer un schuster que es lo mismo pero sin puerta y sin papel pero eso ya vuelven a ser cuestiones que no atañen a la temática de la entrada. Pero cagar en tierra ante tal eventualidad sólo está al alcance de los más grandes, Dumo & Cochi. Esa parada no fue impedimento para alzarse con la victoria ante el antaño elegido para restituir el equilibrio de la Fuerza. El FuncioNairo, Anaquin-tana o cómo se le quiera llamar. Si Dumo fue eficiente cagando, Nairo se ha hecho eficiente atacando. Antes lo hacía en la base de los puertos y sin mirar atrás. A veces ganaba. Ahora lo hace de uvas a peras y con remilgos. A veces gana. Más o menos consigue lo mismo, se debe de cansar menos y como digo se ha hecho más eficiente. Dentro de veinte años la gente recordará cuando atacaba como si no hubiera mañana, de los ataques que se casca últimamente esperemos desterrarlos de la memoria lo antes posible para ocupar la mente con cosas más agradables.


El bueno de Tom pegó una cagada de libro subiendo Umbrailpass pero estuvo a punto de cagarla otra vez rompiendo de un codazo la piñata de la buena de Stefania. Por suerte la chica esquivó el golpe y se lo tomó muy bien

Clasificaciones secundarias virtuales

Gran premio Santo Thomas de Gendt
El participante con más seres exclusivos similares a nuestro estimado Tomaser es Pedro. Se le augura un gran porvenir en este aspecto dada su inclinación por elegir ciclistas que no los conocen ni en su casa a la hora de comer. Sin embargo por la calidad del fichaje efectuado ya que le hizo mucho más fácil la victoria hay que hacer mención de Juanito con su flamante checo Hirt.

Premio Timostar
De manera destacada encabeza la clasificación timofónica el bueno de Abizanda con cuatro compromisarios de las huestes de Alierta. Nada más que añadir. Usted sabrá.

Trofeo Panini
Enconada lucha por conseguir el trofeo patrocinado por La Scognamiglio por parte de la pareja Cochi&Truli. Por el momento Cochi se alza con la primera posición teniendo a cinco italianos en sus filas.

Anillo de Mordor
Un anillo para unirlos, dominarlos y someterlos a casi todos. Frai, Dani, Miguelito, Abi, Nacho, Cochi, Julio, Pedro y Javi. Todos con una elección de las oscuras tropas mordorianas Sky. Vender su ya de por si depauperada alma por dinero o una cena es tolerable hasta cierto punto. Ustedes sabrán.

Grand Prix Boulangerie
Dos grandes francófilos luchan de momento por alzarse con el premio de una napolitana en la boulangerie de Saint-Lary el día que tengan a bien cruzar la frontera. Se trata de Pedro y la Alimaña.

Certificado de españolía
Abizanda mata dos pájaros de un tiro y además de ser el más timofónico se postula como gran defensor de la amada patria de entre los irredentos antipatriotas que concurren en esta porra.

Premio Astaná
Descafeinado premio después de que Nibali abandonara la escuadra kazaja y el pobre Scarponi se nos fuera de este mundo. Sin embargo en consideración a estos dos caballeros y a la ilusión de Cochi por este equipo se ha de mantener el mencionado premio. Por el momento lo lideran Julio y Trell con dos elecciones astaniles.

Trofeo Espigado gerifalte centroeuropeo
Premio muy disputado entre los buquiporristas ya que todos han optado por alguna elección de esas extrañas tierras donde comen salsas de leche agria, jengibre a espuertas y cenan a la hora de la merienda. Con cinco espigados gerifaltes comando la clasificación por delante de Juan y Lemus que cuentan con cuatro centroeuropeos.

Gran premio Pupas
Otro premio muy repartido entre los widowmakers que pululan en la porra. Con cuatro, repito, cuatro bajas por barba en su equipo de nueve ciclistas lideran esta funesta clasificación Dani, Miguelito y Lemus de profesión extorsionadores profesionales. La nata del año de momento para el bueno de Kangert quien sufrió toda la virulencia del efecto Monfort en sus partes nobles.

Gran Trofeo Algarada del año
Como novedad para esta edición 2017 se propone este premio para aquel participante que se exprese de una manera más abyecta a la hora de intentar alzarse con la victoria. Se propone como candidatos a:

Héctor y su encomiable esfuerzo al intentar alcanzar el límite de mensajes sin leer en un grupo de wasap.
Frai por su enconada inquina hacia Ti Llei, jugarse una cena en relación al incuestionable rendimiento de ese hombre y encima perderla en el último momento de manera miserable.
Truli por ser el único que llegó a Milán con el nueve intacto y aún así quedar entre los cinco últimos. Tiene que ser un equipo bien malo para lograr tal heroicidad.

Accesits especiales para Pedro por elegir a "Del Capó" y a Javi por perpetrar semejante selección y encima, ya que la haces al menos que sirva de algo, quedar último.

Para la carrera esa que hacen en julio en Francia y que en tiempos molaba, más y mejor.




domingo, 4 de junio de 2017

Los Raviolis de las abuelas de Graus 2017

Dos marchas cicloturistas hechas este año y en las dos he visto desmontar los avituallamientos. Podría decirse que he alcanzado la cima del tuercepedalismo ya que jamás en marcha alguna a la que me hubiera presentado había llegado a presenciar cómo sacaban un barreño con los culos de las sandías porque ya no les quedaba mucho más.

Y eso que dicen que este año estoy fuerte. Yo ya no sé qué pensar. Para un tuercepedal como yo que se ha dedicado durante años a entrenar para la Behobia yendo en bici o preparar una PaxAvant yendo a correr y a nadar es complicado discernir los límites del bien y del mal ya que mis entrenamientos siempre han sido muy suigeneris y como me han salido del perolo en cada ocasión. Este año sin ir más lejos la preparación para la Puertos ha consistido en alguna kilometrada de fin de semana haciendo carreretas con tractores en la cara norte del Alto el Pino. O tranquilas pedaleadas en solitario por las rectas sin fin de la parte meridional de la Hoya de Huesca tan sólo perturbadas por un sinvergüenza que me adelantó en la recta entre Pertusa y Sesa a no menos de ciento veinte sin modificar un ápice su trayectoria. O alguna escapada hacia Torreciudad. Pero el grueso de la preparación ha consistido en hacer espinin con asiduidad y fortalecer la espalda en el gimnasio mientras no estaba charrando con el personal. Aunque lo primordial ha sido lo segundo. No he cogido la bici ni un día entre semana entre otros motivos porque le he pillado algo de miedo a la carretera después de la lamentable primavera en la que los accidentes parecen haberse multiplicado y sale más a cuenta ir a pegar la mencionada charrada en el gimnasio, ya que me parece más saludable. Y aún así me dicen que estoy fuerte.

El caso es que en la línea de salida de Graus estábamos Truli, Nachete y yo. Una representación tuercepedal muy magra para lo que habían sido otros años. Ha habido épocas en las que se preparaban viajes colosales a Isaba o al Tourmalet y cada fin de semana era motivo de fiesta para ir a almorzar a Selgua o a Colungo. Pero este año han venido muy mal dadas. Juanlu y Pablo también estaban por ahí aunque su objetivo era hacer la marcha larga. Así es que tras un breve encuentro en el que nos saludamos con los típicos bramidos en los que intercambiamos impresiones cada cual marcha a su lugar en la salida.

El nuestro es muy atrás no se sabe muy bien porqué. Una vez salimos los últimos de la Behobia. Con el payaso que va en bicicleta animando al personal y el coche escoba justo detrás. Pero éramos conscientes de ello y de la algarada que estábamos perpetrando. Y realmente no estábamos para ir mucho más adelante con nuestra fantabulosa velocidad de crucero de muñeca de Famosa. Esta vez no. Esta vez no lo vimos venir y es lo que me tiene preocupado. Cuando fuimos conscientes de que la gente que nos adelantaba por todos lados nada más salir no eran mejores que usted, querido lector, o que yo, humilde tuercepedal, y que eran los últimos restos de la serpiente multicolor llegamos a la conclusión tras 3 miserables kilómetros de marcha que estábamos bien jodidos.

Previamente, algo así como unas pocas decenas de metros tras tomar la salida, Juanlu había reventado la cubierta de la rueda. No la cámara, no. La cubierta. ¿Mala suerte? Los cojones. Cuando sales del coche directo hacia la salida y te das cuenta de que te has dejado la brújula (Juanlu no lleva cuentakilómetros, lleva brújula. Y astrolabio) y tienes que dar media vuelta a buscarla, y luego vuelves a ponerte en la salida y cuando dan el pistoletazo te das cuenta de que ¡no llevas los botellines! pues lo normal es que lo siguiente sea petar una cubierta de la bici.

El caso es que allí estamos. Con el coche escoba en la culera. Antes de llegar a las Ventas de Santa Lucía. En esta blog se han descrito penurias montando una bici o calzando unas zapatillas pero habitualmente han ocurrido cuando el depósito de combustible estaba ya vacío y no había de donde sacar. Pero esto era diferente. En la ecléctica grupeta que antecedía a la ambulancia se escuchó aquello de "no se preocupen, señores, que vamos últimos pero alguien tiene que serlo". Pues a mí por una vez no me apetecía serlo. Lo he sido en la Behobia, en la media de Barbastro, en la liga de fútbol 7 o como se contó hace poco en la Monegros. Pero no de esta manera, saliendo entregado desde el principio no.

Así es que me puse a tirar. Me traía sin cuidado reventar antes de llegar a Campo. Estas marchas son para disfrutarlas y eso implica parar en los avituallamientos, echar la charrada y rodar en grupos enormes. Para ir solo con cuatro gatos desde el kilómetro cero ya está el resto del año. La perspectiva de ir a trote cochinero con nadie por delante y nadie por detrás no me atraía en absoluto. Poco a poco fuimos atrapando alguna que otra grupeta pero nada que pudiera parecerse a esos pelotones inmensos plagados de señores vascos sesentones que pedalean como titanes o zagalas alegres y risueñas que reconfortan el alma y el corazón. Tan sólo frenaba un poco cuando Nachete o Truli renqueaban un poco. El uno porque no ha cogido la bici tan apenas este año y el otro porque era novato en estas lides.

Antes de llegar a Campo cogimos a Pablo que transitaba con algunos barbastros y un gacho con el traje rosa del Squalo Nibali a ritmo allegro ma non troppo. Que estaba esperando a Juanlu ya que al final un alma caritativa le había arreglado la rueda y haciendo un Balito Sepúlveda de quince kilómetros al que la organización no se había interpuesto lo habían adelantado en furgona. Así es que nos unimos a este grupo de tuercepedales ya sabiendo que al menos la cosa va cogiendo algo más de forma respecto a ediciones anteriores.

Sin embargo poco después de llegar a Campo alcanzamos a uno de esos grupos a los que a todas luces les han debido de regalar la inscripción ya que visten todos de la misma guisa con los colores de uno de los patrocinadores de la prueba. Me veo venir la jugada y el tiempo me da la razón. Es al llegar a la zona de repechos y curvas con las que comienza el congosto del Ventamillo cuando acontece la jugada. En esas bajadas (señalizadas como peligrosas) en las que el interior de la curva limita con una pared de roca viva, se lanzan como posesos para en el siguiente repecho pararse como si fueran de paseo ocupando todo el ancho de la calzada como si fueran abuelas caminando por la Boquera. Bajan como locos obligando al personal a apretarse contra la pared o el pretil y luego cuando hay que pedalear van a la marcheta. Pues hasta luego.

Por el poder que me otorga la equipación Lotto de Santo Tomas de Gendt demarro del grupo en cuanto se hace un hueco y me jamo el congosto solito. No están Jesús ni David ni tan siquiera Héctor para hacer la jabalinada de rigor consistente en dejar tirado al resto y marchar hacia delante sin conocimiento alguno. Y yo que los he puesto a caldo tantas veces por cometer esas globeradas voy y hago lo mismo. Alguien tenía que hacerlo. Y en el transcurso de la fuga como, bebo y me hecho algún que otro cuesco con total tranquilidad. ¿Que a lo mejor reviento? tanto me da. Allí en mitad del congosto tengo una visión espectral. Un gacho ataviado con un maillot de la Agencia Tributaria. Las huestes de Montoro dándole al pedal. No, es un colombiano vestido de arriba a abajo con la equipación del Café de Colombia-Pilas Varta. Le grito un vamos Colombia con cojonera y sigo la escapada hasta Castejón.

Allí paro porque este año han tenido la sensata idea de montar un avituallamiento líquido aunque siguen teniendo la idea de bombero atómico de poner el primer avituallamiento sólido en el km 70 cuando la gente ya va desganada. Mientras estoy allí bebiendo pato WC aparecen el resto de tuercepedales dando por concluida la primera de las fugas. Llega hasta Juanlu quien transitaba en posiciones traseras de la marcha. Mientras yo emulaba a Tomaser de Gendt estos otros se han chupado el congosto con el colombiano el cual ha sido su particular campeón del mundo, aquel que nos encontramos en la PaxAvant.

Les ha contado que tiene cincuenta y pico años, cinco hijos, seis nietos, una mujer, una novia y una amiga especial. Ellos le han dicho que parece que lleve el maillot de la Agencia Tributaria y él les ha puesto la cabeza como un ternero. Ha existido la sospecha de que se trate de una de aquellas viejas glorias que desembarcó en el ciclismo internacional hace más de treinta años pero pronto nos daremos cuenta de que no.

El caso es que empezamos el col de Fadas otra vez medio mezclados una parte de barbastros, el grupo de tuercepedales y Agencia Tributaria con Squalo Nibali por ahí incrustados. Tras un rato de charleta Pablo y Juanlu se van quedando. El colombiano y el squalo se quedan. Motor Perkins Nachete va gripando el motor y para a mear. La mezcla de sulsimiento y hambre hacen masa en mi cabeza y le pego el segundo serruchazo del día al bueno de Truli y marcho en solitario en pos de la cima de Fadas y lo que está más lejos aún, el jodido primer avituallamiento.

Truli me alcanza en la pequeña bajada de transición, como era de esperar, pero vuelvo a escaparme en el repecho hacia Laspaules. Llevo más hambre que el perro de un ciego. Llego al avituallamiento y me cago en los conejos de madera. No hay salado. ¡No hay salado! El enfado me dura lo que tardo en descubrir que una marcha diferente a la cosa mierdera que estamos perpetrando los tuercepedales es posible y está ahí delante. Pelotones nutridos de ciclistas de esos en los que uno se incrusta para viajar sin dar una sola pedalada e incluso un grupo de mozas todas arregladetas con la misma equipación verde de Scott. Esa marcha diferente que se va escapando ante mis ojos mientras me veo obligado a reponer nutrientes del enorme y vacío depósito que me grita: "¡Detente y dame de comer y de beber, cerdo!".

Cuando el depósito da el visto bueno ya es demasiado tarde. Ante mis ojos no queda nada de lo que había al llegar. Todo parece haberse desvanecido como un sueño o un espejismo. Por contra ha llegado el grueso tuercepedal el cual parece que va a pasar una buena temporada en el avituallamiento el cual por otra parte se encuentra en proceso de desmontaje. Oye, yo me voy bajando si eso, ya me pillareis.

Como era de esperar en la bajada no alcanzo a nadie. Sin embargo a mí me alcanzan Agencia Tributaria, Truli, el resto de tuercepedales... Se da por concluida la tercera escapada del día y comienza el ascenso al col de Bonansa. Truli va haciendo camino y yo paro a pichar. Me alcanza Pablo mientras Nachete y Juanlu penan por detrás. Hace mucho calor y los amagos de calambre van haciendo aparición así es que nos lo tomamos con mucha calma. Agencia Tributaria peta una rueda a tres de cima aunque sospechamos que también lleva petado el motor. Va a ser que este no fue gregario de Lucho Herrera.

Llegamos a cima y al segundo avituallamiento. Aquello es Bonansa pero podría ser perfectamente la playa de Dunkerque en la segunda guerra mundial. Gente tirada en las márgenes como si fueran sacos de estiércol. Un calor del demonio. El avituallamiento en proceso de desmontaje. Los voluntarios sacando los culos de las sandías porque los trozos buenos ya habían volado mucho tiempo atrás. Somos la cola de la cola del pelotón. Al rato llega Juanlu y aún más tarde aparece Nacho quien ha tenido que desmontar de la bici porque tenía calambres. Nacho. El mítico Motor Perkins con una puñetera Luchon-Bayona en sus piernas llega con los ojos hundidos en las cuencas como si hubiera transitado por el mismísimo infierno. Todos vamos con amagos de calambres. Llega Agencia Tributaria después de reparar sus múltiples pinchazos. Vulca contra una margen mientras está frenando la bici.

Oye, yo me voy bajando si eso, ya me pillareis. Me jode muchísimo por Nachete. Lleva mala cara aunque es duro como un tejón. El resto de tuercepedales lo cuidará bien. Debería quedarme a ayudarle como él ha hecho tantas y tantas veces conmigo pero ese escenario de campo de batalla me está poniendo enfermo. Y yo también voy con calambres. O escapo o seré alimento para el hombre del mazo. Si he de reventar que sea con esta gente por detrás.

La idea inicial es hacer el revirado descenso de Bonansa en solitario para no pasarlo mal. Sin embargo cuando llego al cruce de las Vilas y sigo yendo solo el poder que me otorga la equipación del Lotto vuelve a hacer masa en la cabeza y pergeño un pequeño entretenimiento movido por la soberbia. Hasta este momento me he fugado de mis amigos un poco por ira, otro tanto por gula, hasta por un poquito de lujuria. Ahora me ataca la soberbia de llegar a meta sin que ellos me alcancen. Pero en el fondo la culpa es de Truli.

Cierta vez, en una de esas conversaciones de barra de bar que hay que terminar zanjando con alguna imprecación a los cielos o dando la callada por respuesta este hombre afirmó, sin base empírica alguna que era lo que me reconcomía y lo que fue motivo de discusión, que desde el cruce de Las Vilas hasta Graus se podía bajar (en grupo) a una confortable media de 50 km/h. Mi posición era que ni tan siquiera un grupo de trotones conformado por lo más granado del espigado pelotón de gerifaltes centroeuropeos podía rodar a esa media en ese terreno, no digamos ya el participante random de una Puertos, no digamos ya un humilde tuercepedal. La suya era erre que erre que los 50 km/h se hacían facilmente.

De modo que por un lado tenía la opción de esperar en la cuneta a que llegaran estos y por el otro lado tenía la otra opción de seguir en solitario hasta Graus intentando echar por tierra la teoría de Truli. Opté por la segunda. Ante mí tenía más de treinta kilómetros con algo de viento en contra. Sin brújula ni astrolabio, ya que un día se gastó la pila y descubrí que vivía más feliz pedaleando sin ese instrumental. Nadie por detrás, nadie por delante. Ningún coche de la organización. Por momentos pensaba que si había cogido algún cruce mal por equivocación. No lo llamen épica, llámenlo cabezonería por favor.

Más amagos de calambre y sorbos de pato WC para mitigarlos pero allá a lo lejos, después de llevar un buen rato en la más absoluta soledad, veo un grupo de tres jinetes. Miro para detrás y del grupo comandado por Truli que debería bajar a la velocidad del rayo no se ve nada. Así es que sigo adelante a ver si cazo a los tres de delante. Tengo que tomar un gel. Rebajado a la humillación de tener que tomar uno de esos brebajes del demonio porque los amagos de calambre no me dejan tranquilo pero las ganas de desmontar la teoría de Truli son más fuertes que la aversión por los geles. Cuando llego hasta el trío de jinetes el cuadro es esperpéntico. Van los tres en paralelo ocupando todo el ancho. Ni un intento de relevo ni nada, van muertos. Me pongo delante a tirar a ver si se animan y en el primer repecho no hacen ni la intención de seguir así es que vuelvo a estar solo.

Al final llegando a Capella alcanzo a otro grupo que parece que vuelva de la guerra. De cinco gachos tan sólo hay uno que vaya conforme. Los otros cuatro van más jodidos que patabanco así es que tras contarles que yo también voy con calambres me acogen en su seno unos kilómetros. Hasta que llega el primer repecho y allí me doy cuenta de que yo voy jodido pero ellos van muertos, hay un desplome del grupo monumental y tiro para delante. Oye tú, y tus calambres, pregunta el que iba conforme. Hombre, son amagos, mira que pierdes al personal. Tranquilo, ya me quedo con ellos tú tira adelante. Y tiro.

Miro para detrás y del flamenco grupo liderado por Truli que debería estar bajando a 50 km/h dejando una estela de fuego bajo las ruedas no viene ni el tato así es que pedaleo con más furia viendo que mi acto de soberbia va a llegar a buen fin. Llego al polígono y adelanto a gente hasta por la gravilla de la cuneta. Yo peto pero los de atrás no me cogerán. Y así es.

Llego a meta después de una fuga (consentida) de 50 km tras intentarlo otras tres veces en el transcurso de la etapa. Digno de Tomaser de Gendt. Tras esperar cinco minutos empiezan a llegar el resto de tuercepedales. Excusas varias y diversas, es que hemos estado tirados en la yerba mucho rato, es que hemos bajado despacio, es que, es que... la teoría de los 50 km/h tirada por los suelos por el cabezudo que esto escribe y me vienen con que se estaba muy bien tirado en la yerba.

Al final nos zampamos los raviolis de las abuelas de Graus. Ese elemento que nunca cambia respecto a otras ediciones y que espero que no lo haga jamás. Aunque la charrada y la sobremesa esta vez es más corta que otras veces, hace mucho calor. Así es que tras apurar la comida y ver a Agencia Tributaria con su extensa prole disfrutar del ágape, marchamos para casa. Por no hacer no nos hicimos ni fotos del evento de lo cansados que estábamos. Al resto de tuercepedales yo al menos los eché mucho en falta. Ojalá que para otro año volvamos a estar un ciento.

Nota mental para el año que viene. Revisar la bici la semana de antes. Zamparse la Puertos con una de las zapatas de freno rozando cada dos por tres desde el primer kilómetro es un poco molesto. Ir sin brújula no sólo es tolerable sino que es un gozo pero lo de la zapata es molesto. No me pregunten por qué no paré en ningún puesto de asistencia a solucionar el percance. No sabría decirles.

Tomaser de Gendt, el Santo el de verdad, ha ganado este domingo en la primera etapa de la Dauphine Libere tras escapada piteril. Este hombre sí que es épico y todo cojonera. ¡Bien por Tomaser!


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