martes, 1 de noviembre de 2016

El ágape de Tierz

ágape
nombre masculino
  1. 1.
    Comida a la que asisten muchas personas y en la que se celebra un acontecimiento.
    sinónimos:banquete
  2. 2.
    Comida fraternal de carácter religioso que se celebraba entre los cristianos.
    "se encontraban los fieles reunidos en un ágape al anunciarse que iba a consagrarse obispo al reverendo"

Numerosos tuercepedales tuvieron que echar mano del diccionario de Google para saber a qué puñetas se habían apuntado el pasado domingo. Que había que pedalear por la Hoya de Huesca se sabía y que como debe de ser costumbre por esas tierras los avituallamientos iban a ser floridos y hermosos también se daba por hecho. Sin embargo, eso de que la llegada a meta los participantes tendrían un ágape no quedaba muy claro. Si era la definición 1 cuadraba con lo que buscábamos mas si era la definición 2 estar zampando mientras un cura repartía bendiciones con el hisopo nos parecía un tanto surrealista.

Una ruta bien entretenida por variedad de terrenos

Al llegar al pabellón de Tierz donde se repartían los dorsales imaginamos que la definición 1 sería la ganadora después de contemplar unos murales en las paredes en los que se representa una especie de soldado con casco y máscara antigás que se parece a Darth Vader sosteniendo a una moza en brazos. Al lado una viñeta en la que un perro de esos que parecen bulldogs de miniatura con una sonrisa de oreja mientras un bocadillo desvela el porqué de su alegría ya que el perré está pensando en tetas.

Nos dan los dorsales, un maillot y un botellín. Encima nos dan de desayunar. A las 9.30 bajo una espesa boira partimos pedaleando dirección Huesqueta. Antes de partir la organización adivierte: "esto no es una carrera, es una marcha conducida, no se puede adelantar a la gente de la organización que va en cabeza, el que quiera correr que marche para casa, si alguien adelanta a la cabeza de la marcha se le expulsa de la misma". El súmum del tuercepedalismo.

Congregación de tuercepedales. De izqda a dcha; Ettorino, el Menda, Jesús, David, Lemus petit y Perkins Nachete; Juanlu estaba apuntado a la marcha pero se puso pachucha la heredera, cachis!

Por una senda bien estrecha y con curvas y contracurvas la serpiente tuercepedal avanza a trompicones. Las trincheras que dan nombre a la marcha al parecer se encuentran al otro lado de Tierz en un alto, pero bien se vale que esta senda parece una puñetera trinchera de lo estrecha y revirada que es. Al salir de ese laberinto se gira en dirección sur dejando Huesca a mano derecha. Se alternan buenos caminos con otros repletos de charcos y la niebla sigue sin escampar. Se cruza alguna carretera siempre bajo el control de la benemérita y de la organización y así chino chano vamos avanzando por Lascasas o Albero Alto.

La marcha se adentra en una zona repleta de promontorios de arenisca denominados torrollones que envueltos en la niebla parecen moñacos gigantes, castillos o pirámides cortadas a tajo por la punta. Resulta agradable pedalear por estos paisajes tan diferentes a los acostumbrados. Por momentos parecen esos llanos que se atraviesan en la marcha de los Monegros. El primer avituallamiento se encuentra en Piracés y para llegar hasta él es necesario ascender la rampa que conduce al pueblo con la visión de uno de esos imponentes promontorios que lo protege, la peña del Mediodía.

Todo parecido con un biker es mero accidente

Allí en la plaza hay reparto de bocadillos de jamón, frutos secos y ositos Haribo. Cerveza y acuarius. Por un megáfono se explica en qué consistirá el siguiente tramo. Según Juan AB, sufrido lector de la blog que no pudo estar presente en la marcha, ahora es cuando viene lo peor de la ruta según comentó en la entrada del almuerzo encubierto, y veremos que no se equivoca. Una senda estrecha tipo trialera que va a buscar una calzada medieval que surca alguno de los torrollones antes mencionados. Se advierte que habrá que bajarse de la bici en más de una ocasión así es que los tuercepedales nos animamos a ir. El resto puede continuar por la carretera hasta salir al encuentro del resto.


La trialera baja hasta un barranquizo como se aprecia en el perfil para después ir ascendiendo pegada a la calzada en un tramo muy complicado de subir pedaleando. Algunos dicen que bajando se haría mejor, omito opinión al respecto dadas mis fantásticas condiciones para el descenso. Al llegar arriba se alcanza un camino que puede ser llamado como tal y mientras se desciende se va a buscar el cruce de la carretera en la entrada de Novales. Escampa la boira y sale el sol.

Tras otro cruce de carretera controlado se asciende por un camino amplio, primero de forma pronunciada y más tarde de manera más sosegada. Los torrollones desaparecen pero al frente aparece una de las joyas de la corona del despilfarro provincial durante la última década. El aeropuerto. Se rodea la vacía y tranquila instalación para acometer la mayor dificultad orográfica del día, un rampote prácticamente recto al 12% como de 1 km tras el que aguarda el segundo avituallamiento.

Los hombres de la Lotto Soudal, Monfort y Wellens, degustando el bocadillo

Como han sobrado del anterior, hay nuevo reparto de bocadillos de jamón que por supuesto son ajusticiados junto al panizo y las gominolas. Con 8 km por delante nos adentramos en el peor tramo de toda la marcha. El terreno está duro y botoso y se pedalea por un falso llano que lleva hasta lo alto del término de Tierz. Desde allí se divisa tanto el pueblo como la cercana capital. Desde allí rápido descenso y llegada a meta.


Jarrota de cerveza en el bar y de inmediato sin perder tiempo al fin nos enteramos de qué es eso del ágape. Pues es ni más ni menos que unas mesadas largas dispuestas en el polideportivo donde vigilan Darth Vader y el perré. En las mesas hay empanada gallega, patatas fritas, aceitunas rellenas, aceitunas encurtidas, tortilla de patata, chorizo, salchichón, empanadillas y buñuelos de bacalao. Cocacola, agua y vino. Los platos no eran escasos precisamente y conforme se iban devorando se iban sacando más. Tras llenar la andorga de manera francamente positiva huímos, no sin antes saludar a los artífices de esa comilona, temiendo que una vez se terminaran las últimas porciones de empanada alguien sacara a la mesa platos de comtessa o de tarta al whisky para rematar.

Así es que resumiendo, por 12 € nos llevaron de paseo por una zona totalmente desconocida para los tuercepedales, nos dieron de desayunar, de almorzar dos veces, nos agapearon y encima nos dieron un botellín y un maillot. ¡Qué más se puede pedir! Que al año que viene haga un poco más de sol para ver los torrollones a lo lejos y podamos estar los tuercepedales al completo.

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