miércoles, 27 de mayo de 2015

Alea iacta est

La suerte está echada. El sábado toca zampar los raviolis de las abuelas de Graus con una de las cervezas más reconfortantes y merecidas del año. Para ello antes habrá que darse una vuelta por la Ribagorza con el velocípedo de andar deprisa y repostar haciendo aprecio a las zagalas del avituallamiento de Graus y a las gentes del Turbón en la paradeta de Serrate.

Para que la vuelta no se haga demasiado cuesta arriba este mes de mayo ha habido una serie de salidas algo más serias de las que se venían celebrando durante la primavera. En solitario, en grupo, con almuerzo, sin almuerzo y a cara de perro entre semana haciendo contrarreloj con el sol. A continuación se muestra lo más destacado.


Torreciudad-Graus

Ruta realizada en solitario el 9 de mayo por la mañana. Fresquete hasta el stop surrealista del cruce a Salas de la Cabañera, rebasado después sin ningún tipo de clemencia por un grupo de abuelos en el tramo de pavé ascendente que lleva a Hoz.

Sol de cara en el tramo de sube-baja de Coscojuela y rodando un poco mejor en dirección a El Grado. Avituallamiento en donde la presa del embalse y primera tramada muy cómoda hacia Torreciudad disfrutando del paisaje.

Atragantamiento del repecho criminal que viene tras la fuerte bajada y parón obligada en la explanada de entrada al santuario a descansar piernas, pulmones y cabeza. Desde allí ascenso mucho más agradable por la carretera que lleva a lo alto del todo, a pesar del lastimoso estado del asfalto.

Lastimoso estado que se convierte en deplorable al coronar y pasar al otro lado. Todo queda compensado con las inmejorables vistas de Ubiergo y Bolturina, Cotiella y el Turbón. Además como bajo pisando huevos tanto me da que el asfalto esté hecho una mierda, todo hay que decirlo.

Falso llano hacia La Puebla y descenso a Graus a buscar agua a la fuente puesto que voy seco. Saco un plátano que guardo para zampármelo pero con el calor se ha convertido en papilla y se ha malmetido, la culpa es mía por no haberlo envuelto en papel de aluminio y meterlo tal cual en la bolseta multiusos junto con la chaqueta. Así es que tengo que tirar de rosquillas de la señá Angelita, mi madre, que llevo en el bolsillo y esperar que me duren el resto del camino. En Puyet no paro porque si no haré tarde para llegar a casa a comer.

Durante el ascenso a San Roque noto como el sol empieza a achicharrar pero no subo mal, por si acaso al llegar arriba termino con las existencias de rosquillas para que no me pegue el pajarón y continúo cara abajo hacia El Grado. Una vez allí decido continuar todo recto hacia casa en lugar de volver por Coscojuela o por Naval porque ya no estoy para florituras. Empieza a cascar el aire de cara y aunque avanzo deprisa empiezo a tener ganas de plegar.

¿Plegar? aún queda una buena, la subida del Ariño que para bien o para mal era la primera vez que la subía en bicicleta (de hecho era la primera vez que bajaba por esa carretera desde El Grado). Qué sufrimiento con las piernas ya maduras y con el sol cayendo a plomo, un kilómetro y medio recto y con pendiente constante se hace muy largo y por momentos se hizo más duro que el tramo de las galerías del Tourmalet o la rampa del Campeón del Mundo en el Soudet. Qué dolor...

Por suerte bajando al hoyo del Barranqué recuperé detrás de un tractor y aún giré hacia Burceat para hacer media subideta y cuadrar los kilómetros hasta los 100. Al salir de casa llevaba idea de llegar hasta Torreciudad pero la cosa se lió y no estuvo nada mal, aunque la próxima vez con tal de no volver a sufrir en el Ariño soy capaz de venir por la Boquera.




La vuelta de Coscojuela

Tres días después de hacer la salida de Torreciudad y un día después de hacer 40 km para soltar piernas me llama mi hermano Jesús para ir a dar una vuelteta. Incauto de mí pienso que esa vuelta se limitará a subir a Salas y bajar a Castillazuelo a echar una cerveza. Dos importantes factores me llevan a pensar en esa posibilidad. El autoproclamado mal estado de forma de Jesús debido a sus tareas de jardinero tarde sí y tarde también en su casa, y segundo factor, que hace un calor de tres pares de cojones.


Al hacer un recto en el cruce de la Cabañera enfilando Hoz en lugar de Salas ya me da un mal pálpito. Tras llegar de trabajar apenas he merendado y llenado el botellín de agua por decencia. No quiero preguntar a dónde pretende ir Jesús y continuamos parlamentando acerca del Giro de Italia, sus peculiaridades y sus azafatas, pero me temo lo peor, espero que la ruta sólo llegue hasta Salinas pero me huelo la tostada.

Al llegar a Salinas se confirman las terribles sospechas y Jesús espeta el fatídico "tira, tira" (la última vez que le escuché decir eso en Salinas, de camino a Naval nos cayó una granizada que se jodió la perra). Pero tira, ¿a dónde tiramos? ¿a Naval y volver?

No, no, a El Grado. ¿Pero a El Grado y volver por el Enate y el Ariño?. No, no, volvemos por Coscojuela. Que nos dará tiempo. Bueno, pues tira. En ese momento supe que estaba bien jodido pero por no quitarle la ilusión a Jesús me callé. Que 50 km pasan deprisa aunque no lleves comida, apenas agua, haga un calor del demonio y te duelan las patetas, la espalda y el cuello de las últimas salidas.

Por El Grado ya me romancia bastante la espalda y subiendo a Coscojuela no sé ni como ponerme porque empieza a molestar la planta del pie. Afección que me mantuvo mosca no fuera a ser que mi querida metatarsalgia hubiera vuelto a visitarme pero que pasados unos días puedo decir que, de momento, se debía a la acumulación malsana de kilómetros.

Aparte empiezo a sentir hambre y llevo la boca seca. Rechiro por la bolseta multiusos y encuentro una chocolatina Ritter. De hecho es un gel de chocolate porque está derretido. Me lo apreto y el chocolate no hace sino acrecentar la sensación de llevar la lengua como un gatete. Jesús empieza a ir jodidillo y se queda en las subidas aunque luego tiene que esperarme en las bajadas porque me molesta bastante el pie. Esta carretera nos está matando.

Subiendo a Hoz echo cuentas y nos va a ir justo para llegar a Barbastro con luz. Llegamos como podemos arriba a coronar y tras el tramo pavoroso de Hoz al cruce de Salas alcanzamos la carretera que baja a Montesa y Cregenzán y que nos parece una autopista. Al llegar a casa de Jesús nos apretamos tres vasos de Seven Up en dos minutos. Salida sencilla pero que se nos hizo dura y con la que Jesús se dio cuenta de que la Treparriscos dentro de un mes la hará sin problemas.




Rodellar

El sábado 16 de mayo nos marcamos esta ruta Héctor, Abizanda (honorable barbastrense residente en Sabi) y yo. Por la desierta Nacional 240 y la carretera de Azara a Abiego transcurre la primera parte de la etapa entre conversaciones psicodélicas de la época de Zaraguay en las que la velocidad de crucero es bajísima para poder ir charrando y no estozarnos en alguna margen a causa de las risotadas.

Parece que la etapa se acelera en algunos descensos pero tras pasar Bierge y coger la carretera que lleva a Rodellar la cosa se frena de nuevo y no coge velocidad hasta iniciar el revirado descenso a Las Almunias. Un descenso que de no ser por la cantidad de coches que van o vuelven a Rodellar sería una gozada debido a que transcurre entre un tupido bosque.

Tras unos falsos llanos de lo más incómodos en los que nos golpea con violencia el viento llegamos a uno de los templos de la escalada de la provincia. Héctor tiene que hacer uso del timbre que lleva instalado en la bici (este zagal es una caja de sorpresas) para que el nutrido grupo de franceses y francesetas que atestan la estrecha carretera de entrada al pueblo se hagan a un lado y dejen pasar a los esforzados de la ruta. "Allez, allez".

En la plaza del pueblo buen almuerzo tomando el sol ante la mirada atónita de algún turista y lo que es más grave, de algún cicloturista. Algún turista pregunta en inglés macarrónico si no nos ha dado miedo venir por semejante carretera. Uno de los cicloturistas, que venía de un lugar más alejado que el Barranqué, se apreta un gel de esos esperando a sus compañeros de ruta. Cuando llegan, nos saluda alguno con gesto de extrañeza por ver a tres tíos en maillot comiendo dos huevos fritos y marchan por donde habían venido con sus bicicletas de carbono. Y con sus geles. Nosotros somos más de fierro y longaniza.

La vuelta se hace muy cómoda ya que el descenso antes mencionado se convierte en una apacible subideta a la sombra de los pinos, hay incluso otro conato de brincar la margen debido a las incesantes carcajadas motivadas por la conversación. Una vez coronado el puerto el descenso a Bierge es muy rápido. Abi se nos descompone en Alberuela y llega a Adahuesca despotricando de un pueblo con semejantes subidas y que encima te marca el cartel de entrada tan abajo y se sale de él tan arriba.

Tras descender de Adahuesca, contrarreloj desde Huerta con Héctor en plan poderoso dando relevos criminales dejándonos de rueda y ajusticiando en las subidas, para llegar al Barranqué a la hora de comer.




Aguas

Sábado 23 de mayo. Pablo, Juanlu, David y yo partimos por la carretera de Castillazuelo sin rumbo muy definido. A hacer 100 km "ó 130 ó más" según lo hablado en wasap el día de antes. Mucho potro desbocado este año en la sección Tuercepedales. 

Llegados a Huerta seguimos hasta el cruce de Colungo para ascender a Adahuesca por la vertiente norte. Desde allí sube baja hasta el salto de Bierge para comenzar el asalto a Morrano. Como la cosa pinta mal ya que me he juntado con el sector pro de los Tuercepedales y eso de parar a lifarear no lo acaban de controlar me voy apretando un bocadillo de jamón york y secallona en las primeras estribaciones de la subida. 

Total, Pablo va delante marcando ritmo muy pausado y Juanlu y David atrás en atribulada conversación que se presta a ir zampando de manera sosegada mientras pedaleo. Tras coronar y contemplar las maravillosas vistas de La Hoya y el Tozal de Guara nos encaminamos hacia Santa Cilia dejando el cruce a un lado y ascendemos a Panzano lugar donde paramos para que Juanlu se eche la cocacola que lleva reclamando desde hace un rato.

Es allí donde sale a colación "el almuerzo encubierto" al que Pablo y Juanlu asistieron el año pasado en Labata en forma de "carrera de BTT" y que este año es uno de los objetivos marcados en el calendario. Una carrera neutralizada con avituallamiento en la salida que se celebra en sábado siendo preludio de otra prueba algo más profesional el domingo y cuyo lema parece ser "el que quiera correr que venga el domingo". Ole, ole y ole.

Desde allí último arreón hacia Aguas y descenso por la mencionada Labata hacia Angüés donde cae el segundo bocadillo de secallona mientras esperamos a Juanlu al que se le está haciendo un poco cuesta arriba su primera, sí, primera, salida de la temporada en el velocípedo de andar deprisa. Un comisario UCI con gorreta de Multicaja va dando las referencias a la llegada al pueblo "tus compañeros están aquí a la derecha, en la fuente", "gracias, buen hombre".

Entre Angüés y el puente sobre el Alcanadre hay cinco kilómetros de auténtico gozo en los que rodamos cual treno de la Panasonic a endiablada velocidad y luego ya viene el kilómetro al 8% más surrealista del mundo. El que lleva del puente a la rotonda de la autovía y que yo por lo menos lo subo tan campante, casi como el del Ariño que se atraganta cosa mala.

David se adelanta para cumplir con sus obligaciones familiares y nos quedamos Pablo, Juanlu y yo bregando como podemos con los repechos de previos a la rotonda del Pueyo. A Juanlu se le hacen durillos los últimos kilómetros, algo totalmente lógico tras el parón primaveral que se ha cascado para escaquearse de la BTT Monegros. Bromas aparte, se portó como un jabato. Si a otros nos ponen 100 km en la primera salida con la bici de carretera pegamos una potada de escándalo en el km 60.


Estos han sido en definitiva los prolegómenos de los raviolis de las abuelas de Graus, esperemos que no se atraganten. Alea iacta est.

4 comentarios:

  1. Mucho comisario Ucí por esos pueblos de dios. Jajaja
    Nos vemos el sábado por graus

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A buenas horas contesto... la provincia de Huesca acoge uno o dos comisarios UCI en cada pueblo, son acojonantes!

      Eliminar
  2. ¡¡¡Buenas salidas y muy chulos los perfiles!!! Algunos tramos de tus rutas coinciden con los mios pero empezando desde Huesca o desde Graus ;)

    Espero que nos veamos el sábado, por lo menos a la hora de la cerveza.

    ¡¡Mucha suerte!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al final nos vimos, Juan. A ver si para la Treparriscos también coincidimos. Cuídate!

      Eliminar

Entradas relacionadas

Entradas relacionadas