domingo, 19 de enero de 2014

Perdidos


Perdidos es una serie de televisión estadounidense que fue estrenada en España en 2004 y que está compuesta por 6 temporadas. El tramo final de la serie fue tan extraño como descafeinado para la legión de seguidores que la seguían por todo el planeta, aunque los cinco minutos finales se veían venir desde el principio. Para mí, que la seguí capítulo a capítulo desde su fecha de estreno hasta su final, si bien la temporada final tuvo menos luces que sombras el resto de serie me pareció una de las más entretenidas y atrayentes que haya podido presenciar.

Los protagonistas de Perdidos caían en una isla aparéntemente desierta tras sufrir un accidente aéreo. Muy pronto se daban cuenta de que esa enigmática isla poseía unas características impropias al resto y los personajes se dedicaban a deambular por sus terrenos boscosos buscando una salida o una respuesta que les aclarase dónde o cuándo estaban. En aquellas incursiones a menudo llovía, los personajes oían extraños sonidos, aparecían extraños animales a su paso y sentían la presencia invisible de Otros habitantes.

A mitad de la serie conseguían saber dónde y cuándo estaban aunque la cosa seguía liándose más y más hasta alcanzar cotas un tanto rocambolescas y uno se podía imaginar el final de la serie aunque la forma de llegar hasta él era inimaginable.

Pues bien, el sábado por la mañana hubo momentos en los que Carlos, Agus y yo mismo pudimos sentirnos como los protagonistas de Perdidos dando más vueltas que un trompichón.


Se suponía que partiendo de Barbastro debíamos llegar al Pueyo, desde allí enfilar a Castillazuelo, todo ello por caminos, y una vez allí volver por la carretera al punto de inicio. Marcado en verde en el mapa aparece el tramo Barbastro-El Pueyo que todo el mundo que corre o va en bici o sale a andar conoce en este pueblo. Sin embargo, tuvimos la feliz idea de dejar el coche en el puente de Hierro y comenzar la ruta allí con dirección a Granja Aventura. Lo de Aventura ya sonaba premonitoriamente aunque todavía no lo sabíamos.

De modo que seguimos por el camino marcado en amarillo tal y como se muestra en la imagen. Ya en el tercer kilómetro tomamos el desvío equivocado y en lugar de ir por el camino azul, seguimos por un bonito sembrado de ordio. Un vórtice extraño similar al del triángulo de las Bermudas o el de la isla de Perdidos  comenzaba a arrastrarnos a la perdición. El cielo marcaba lluvia y empezaban a oirse ruidos extraños.

Por fortuna retomamos el camino que queríamos seguir y llegamos hasta la intersección en el que se puede ir hacia el Pueyo o seguir hacia Castillazuelo. La primera opción hubiera supuesto seguir el tramo vertical verde de la imagen para luego desandar los pasos bajando a Castillazuelo. Nosotros nos ahorramos ese tramo y continuamos en dirección Norte hacia Casti. En el primer cruce conflictivo tomamos dirección Este cayendo en el vórtice de lleno. En azul, lo que deberíamos haber hecho, en amarillo el despropósito.

Por un terreno descendente y más o menos en buen estado corríamos raudos y veloces viendo que nos dirigíamos directos a la carretera. Nadie reparó en dos hechos fundamentales. 
  1. Justo antes de llegar a la carretera está el río Vero.
  2. Entre Barbastro y Castillazuelo no hay puente, pasarela, vado o barca que cruce el río.
Cuando nos topamos con el río de frente fuimos conscientes de estos hechos. Había dos opciones, cruzar el río y llegar a la carretera o volver por donde habíamos venido. Para cruzar había que descalzarse, arremangarse las mallas hasta las rodillas y después de meterse en el agua bien fresqueta, en la otra orilla trepar por barzas y arbustos hasta la carretera que estaría como cinco metros más arriba. Sin embargo al otro lado no se veía un sitio decente por donde trepar.

Volvimos hacia atrás y entonces comenzó a llover, y los sonidos extraños que no eran sino escopetazos a cincuenta metros de cazadores disparando a conejos o jabalís o a saber qué se intensificaron. Comenzamos a dudar, si volvíamos para atrás o nos pegaban un tiro o entresacábamos un jabalí y nos embestía. Solución, comenzamos a caminar en paralelo al río por unos viñedos buscando otro camino o un tramo despejado para cruzar a la otra orilla, llegando al final del viñedo y con él al final de la senda. Comenzaba a rondar por nuestras cabezas el siguiente titular del Diario del AltoAragón en la edición del domingo, "Tres gilipollas son rescatados por el helicóptero de la Guardia Civil a dos kilómetros de sus casas".

Cuando estábamos decididos a caminar campo a través hacia el centro del vórtice vimos a uno de los Otros que se dirigía hacia nosotros. Le comunicamos que nos habíamos perdido y que cómo (cojones) podíamos volver a casa. El muy granuja y ladino nos embaucó de mala manera aduciendo que estábamos muy lejos. O estaba más perdido que nosotros o le habíamos espantado la caza porque nos indicó la dirección correcta pero de aquellas maneras...

El vórtice volvió a hacer de las suyas y en la intersección crucial para devolvernos a casa la volvimos a cagar. Cuando ya nos veíamos regresando hasta el Pueyo mientras la lluvia arreciaba y los escopetazos continuaban un buen hombre vino de frente en un Patrol. Riéndose por nuestra situación nos hizo una explicación para tontos "tirad para abajo, por este camino no que está cortado (porque al dueño de la finca le ha salido de ahí), por el siguiente, a quinientos metros cogéis el de la izquierda, a doscientos metros comienza el asfalto y de allí a la Virgen del Plano, y de allí... ¿sabréis llegar?"... Sí, muchas gracias, eso es una indicación, buen hombre.

Al final conseguimos volver a donde habíamos dejado el coche y desde allí, al igual que en la serie Perdidos, el final de la aventura estaba claro. Almuerzo de dos huevos fritos con panceta y buena jarra de cerveza. Para la próxima aventureta de este tipo o llevamos la ruta metida en el garmin o unas chancletas de río en la mochila para vadear superficies acuosas porque si no esto no es serio.

6 comentarios:

  1. Jajaja. Muy bueno. Habéis sido capaces de perderos al lado de casa... ¡con gps y todo!. En vuestra defensa hay que decir que eso es un puñetero laberinto.

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    1. Sí, ya... Habla el artista con el que casi nos perdemos por las trincheras de Naval...
      Un GPS en muchos casos sólo sirve para cerciorarse de que uno se ha perdido pero no para encontrar el camino correcto. Y en mi garmin hasta que no se descarga la ruta el mapa completo no se ve, tan sólo aparece en la pantalla una línea negra sobre fondo verde. NO ES UN TOMTOM y que yo sepa por esos caminos no hay rotondas para retomar el sentido correcto. Y vuelvo a repetir que la opción de desandar nuestros pasos existía pero bajo riesgo de recibir un escopetazo (parece que los cazadores nos hicieron una envolvente sigilosa y nos rodearon)

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  2. ¡Que coño!
    La siguiente repetimos y bajamos por el rio. Eso si, pa primavera o por ahí.

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  3. ....me lo perdi !!!...uffff...¡¡ QUE ALIVIO !!

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    1. Rafa, con tu móvil repleto de aplicaciones una de dos:

      - O hubiéramos encontrado los caminos correctos a la primera
      - O gracias a la aplicación de "Busca mi iphone", el Runtastic, la báscula wifi y demás a la que hubieran detectado que estábamos perdidos teníamos al helicóptero de la Guardia Civil, el Seprona y la Policia Nacional viniendo al rescate

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