lunes, 14 de abril de 2014

Un ciclista como los de antes, unos comentaristas como nunca


Ciclismo antiguo. Eso es lo que evoca esta imagen. Si uno no se fija en la publicidad de la gorra y el maillot de este señor se podría pensar que la foto data de hace al menos quince o veinte años pero no es así. Se trata de una instantánea del ganador de la París - Roubaix de este año, el holandés Niki Terpstra que se impuso ayer a lo más selecto del pelotón clasicómano gracias a un arreón a falta de seis kilómetros para llegar al velódromo de Roubaix.

Como todavía arrastro alguna molestia del piñazo con la bici de la semana pasada, el sábado no trasnoché y la salida en bici del domingo fue muy corta y suave así es que fue un domingo de tragar deporte por la tele. Por la mañana la maratón de Londres viendo el debut de Mo Farah en la distancia y por la tarde sesión de París - Roubaix desde que conectaron con el bosque de Arenberg.

El maratón estuvo un poco descafeinado. El vencedor, Kipsang, se quedó a un minuto de su récord mundial, Mo Farah se descolgó de cabeza muy pronto y a partir de la media se hundió perdiendo cada vez más y más tiempo, con una zancada propia de ochocentista más que de maratoniano. Al final ni tan siquiera consiguió batir el récord británico. Un debut demasiado anunciado a bombo y platillo pero menos espectacular que el de Bekele hace una semana, ganador en París con una marca tres minutos mejor. Ambos son campeones olímpicos en cinco y diez mil metros pero creo que queda bien claro quien es un buen competidor sin más y quien es uno de los grandes de la Historia. Y quien está preparado para ir a por el récord mundial. Aparte, el bueno de Pedro Nimo, vencedor de la Behobia 2013 y un muy buen tipo, llegó en dos horas catorce minutos.

Con la Roubaix me lo pasé mejor. Vale, que ya no hace frío, ya no llueve, en lugar de barro hay polvo y a ratos parece que rueden por los Monegros en lugar del norte de Francia. Y vale que a pesar de que la realización de la televisión francesa fue, una vez más, maravillosa (se comieron el sprint por la segunda plaza pero se les perdona) los comentarios de la televisión que emitía el evento en España, esto es, TeleTenis ese canal que pagamos todos, fueron una vez más infames. 

Los comentarios perpetrados por un futbolero irredento y un señor que en su día fue ciclista pero que con todos los respetos no parecía enterarse de qué iba la película en una prueba tan peculiar como es una carrera sobre pavé. Como si pusieran a comentar un partido del Mundial de fútbol a Paloma del Río junto al Tato Abadía. Que la una será una eminencia comentando gimnasia, y de hecho lo es, y el otro habrá sido futbolista pero lo que es experiencia internacional en mundiales y eurocopas... pues eso pasaba ayer. Aunque claro, uno se para a pensar y en las recientes olimpiadas de invierno el comentarista de las pruebas de duathlon era Jou Llorente, exbase del Madrid y la selección de baloncesto, que ya me dirán ustedes qué puñetas tiene que ver esquiar y pegar tiros con una cancha de baloncesto... Y lo hacía bien, o al menos eso parecía, pero así está el nivel del periodismo deportivo en este país que tiene que ir a TeleTenis a comentar un señor que jugaba al baloncesto y que es muy aficionado al esquí de de fondo porque no hay nada mejor. 

Y bien pensado... hombre, Paloma del Río y el Tato Abadía seguramente lo harían mejor que Rivero y sus secuaces porque el otro día también fue de traca. Benzema abandonando el Westfalenstadion con el calzoncillo cagado después de un acoso antológico por parte del Borussia. Los jugadores alemanes le instan a que se dé un poco de prisa para proceder al cambio y poder reanudar el juego lo antes posible. Ante lo cual Rivero espeta que "ningún jugador alemán puede obligar a Benzema que abandoné el terreno de juego rápidamente, es más, ni tan siquiera el árbitro le puede obligar". Sí, Rivero, lo que usted diga. La próxima vez si eso se lea usted el reglamento antes de salir en antena. Aparte del flaco favor que le hace a la audiencia infantil que, incauta ella, escuchase semejante comentario. En fin...

Volviendo a la Roubaix, vale que les habían dado una lista con los tramos adoquinados y donde estaban y era entonces cuando supuestamente iba a haber el tomate según ellos, siempre a cargo de los mismos ciclistas aunque luego atacasen otros y en otras zonas bien diferentes. Vale que a falta de dos kilómetros el que corredor que iba a ganar llevaba veinte segundos de ventaja y esa pareja aún aventuraba que "los de detrás o hacen algo o se les va la carrera". Ya me explicarán como recuperar veinte segundos en dos kilómetros a no ser que el que va delante se pegue un piñazo. Como decía, comentaristas futboleros que se piensan que lo del gol de Nayim es posible en otros deportes.

Pero a mí lo que me produjo un severo cabreo y donde se notó que esa pareja no tenía ni pajolera idea fue el siguiente detalle. Cualquier aficionado que haya tragado etapas del Tour de Francia sabrá debido a que los rótulos se ponen en francés que cuando anuncian

Chuté: esto quiere decir caída

Y cuando anuncian

Crevaison: esto quiere decir pinchazo

Esto son un par de cosas que uno sabe a fuerza de ver retransmisiones o de hablar francés. Posiblemente dado el nivel de ambos comentaristas ni una cosa ni la otra y esto es que uno de los favoritos después de pinchar dos veces sufre una chuté. Ambos comentaristas empecinados en que había hecho un crevaison otra vez. Cinco minutos más tarde cuando las redes sociales debían echar humo poniéndolos a caldo o alguna becaria que estuviese de guardia en Torrespaña poniendo cafés y a la que se le exigió para el puesto saber inglés, francés y alemán les sacó del error y rectificaron. En definitiva, unos comentarios paupérrimos.

Sin embargo la carrera estuvo muy bien. Hubo ataques, contraataques, caídas, cambios de ritmo entre los favoritos... lo mínimo que uno espera en este tipo de monumentos ciclistas. Al final los favoritos se fueron reagrupando cuando quedaban diez kilómetros y entonces llegó el momento del protagonista de la foto.

Vio la oportunidad y se fue de un grupo de unos diez corredores. Sin mirar atrás y con la boca abierta apurando todo el aire que pudiese meter en los pulmones. Bien es cierto que detrás no se entendieron para salir a cazarle pero eso no le resta mérito. Además esta primavera ya cazó otra clásica belga de manera parecida aunque en esa ocasión manteniendo las diferencias con sus perseguidores durante 25 km rodando como una locomotora.

Me alegro de que haya ganado este ciclista. Primero porque ha vencido a tipos muy buenos, muy buenos pero también muy sospechosos o directamente implicados en escándalos de dopaje. Segundo porque o mucho me engaño o este ciclista lleva el dichoso pinganillo de adorno y corre más por lo que le dictan las tripas y este año parece que no se está equivocando, aparte de que empezó de gregario y ha ido ascendiendo de nivel paso a paso. Tercero, porque dejó con un palmo de narices a los comentaristas que tan sólo apostaban por la terna de favoritos que se habían aprendido de memoria. Y cuarto y no menos importante, porque subir al podio con una de esas gorretas clásicas como las que llevaban los ciclistas hace veinte años dice mucho de este tipo. No es un ciclista moderno supervitaminizado. Es un ciclista noble. Y antiguo.


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