martes, 25 de febrero de 2014

Reflexiones de un tuercepedales


El otro día recibí un mail de los organizadores de la marcha cicloturista a la que estoy apuntado para junio. En él se daban una serie de consejos de alimentación así como para los entrenamientos de cara a tan trascendental cita. Tras leerlo un poco por encima pensé que quizá se hubiesen equivocado y que el correo fuese dirigido a los integrantes de algún equipo profesional y que, por azares del destino o debido al intercambio de datos al que nos vemos sometidos empezando por facebook y terminando por wasap, hubiese llegado a mí por error.

Que si verde, que si fruta, que si hidratos y algo de carne y pescado... 
y si acaso un yogur... pero desnatado. 
¿y la tostada de foie y las torrijas del Trasiego dónde están?

Tras comprobar que no, que el correo iba dirigido a los futuros participantes en la prueba, y leerlo con más detenimiento me entró la risa. Se supone que todos los participantes en esas marchas somos humildes tuercepedales, esforzados curritos que después de trabajar (o antes, los turnos laborales son caprichosos a veces) enganchan la bici para desfogarse y orearse un poco. No nos pagan por dar pedales, es más, pagamos nosotros y a veces bastante y aunque no es mi caso un tuercepedales a veces tiene familia, críos... un sinfín de obligaciones que implican que la bici se coge cuando se puede, no cuando se quiere. Y luego está el tema de los cicloturistas extraños que aparte de la bici nos gusta salir a correr o incluso ir a nadar. O cualquier otra afición que se pueda imaginar.

Hechas estas aclaraciones es de suponer que cuando un tuercepedales acaba uno de sus "entrenos" que suelen ser tan arbitrarios como el tiempo deje (el atmosférico y el que marca el reloj), y el resto de obligaciones permitan, al llegar a casa se va a poner a comer como si no hubiera un mañana. Porque, oh sorpresa, resulta que hay gente que no sale con su bicicleta a dar pedales como un autómata para vacilar a sus amigos de que han hecho tanto o cuanto o para en la próxima carrereta ganar a fulanito que le cae gordo. Por extraño que pueda parecer a un, por desgracia, cada vez más amplio estrato de población un tuercepedales tiene el gen de la competitividad atrofiado y hace deporte por una razón poderosa que destaca sobre el resto. Para tener más hambre. Para zampar como si no hubiese un mañana.

El Jabalí de San Caprasio a tope por la carretera Colungo después de haberse zampado medio kilo de judías

Pues bien, uno recibe el correo de marras con los consejos. Habrá determinados caballeros con un exceso de motivación por lo suyo (nótese que digo caballeros y no damas y caballeros, de aquí en adelante haré mención al género masculino por entender que las mozas que se dedican a esto deben de tener bastante más conocimiento) que a estas alturas de año llevan más kilómetros en las piernas que los ciclistas profesionales los cuales seguirán a pies juntillas estos consejos. Pues qué quieren que les diga, no me parece ni sano ni divertido. Sobre todo no me parece para nada divertido. Clavarte un calendario de cuatro o cinco salidas semanales con una media de dos horas entre semana y cuatro/cinco horas el fin de semana en febrero y marzo... eso sale a unos 1.000 km mensuales a ritmo cochinero... miedo me da lo que pueden recomendar para los meses de abril y mayo...
Bien es cierto que algunas de estas marchas cicloturistas son duras y que hay que llegar con un mínimo de kilómetros en las piernas. De no ser así pues a lo mejor a mitad de recorrido hay que echar pie a tierra y esperar al coche escoba o llamar a un taxi. Pero pongamos por caso que uno quiere seguir a rajatabla los consejos de entrenamiento para llegar a la línea de salida hecho un galgo.

En ese caso, has de tener los huevos como el caballo del Espartero. Ese tute no se aguanta fácilmente. No al menos si como he dicho uno trabaja, tiene familia, obligaciones, amistades a quienes que tú te pases horas y horas montado en una bici no le parece lo más divertido del universo.

Los cojones del caballo del general Espartero (Madrid)

Pero bueno, de todo hay en la viña del Señor, en el caso de que tengas los huevos del caballo del Espartero y tiempo libre a mansalva, o en su defecto seas funcionario; NO estoy diciendo que no trabajen los funcionarios, no, entre otras cosas porque en mi familia me pueden canear pero tener las tardes libres ayuda en estos casos, en el caso de que te pases por el arco del triunfo a tu parienta o seas un asocial... en fin, motivos varios por los que uno se puede tirar a la carretera cuatro horas al día cinco días a la semana... Será a lo mejor en las islas Canarias porque en la provincia de Huesca en febrero y marzo o te compras un rodillo o vas a hacer bici muchos días por el forro. Y hombre, hacer bici en un rodillo tiene de divertido lo que para un hamster hacer girar la rueda de una jaula. Todos conocemos las dramáticas experiencias de diversos ciclistas belgas, daneses, alemanes... que de tanto hacer rodillo y salir a entrenar todos los días con frío y lluvia se volvieron politoxicómanos perdidos para soportar ese sinvivir. Si hubieran aliviado sus penas con dos huevos con longaniza en lugar de con sustancias psicotrópicas pues lo mismo no hubieran dado positivo en el control antidoping aunque tampoco hubieran ido tan rápidos. Cuestión de preferencias. Pues eso, el año pasado por primavera estos lares parecían Flandes sólo que algunos lo solucionamos no cogiendo la bici más de lo necesario. Y si este año pasa lo mismo pues en casa nos quedaremos.


Coger la bici con lluvia, un placer indescriptible; 
con viento también mola mazo; con granizo, el éxtasis

Seguimos para bingo, en el caso de que tengas los huevos como el caballo del Espartero, o no trabajes o te haya tocado la lotería o tengas todas las tardes libres, no te ajuntes con gente o te la sople tu familia, no te importe salir con lluvia o aireras o incluso de noche (esto último puede ser un impedimento si te engancha la Benemerita), tienes montado en casa un rodillo de la leche con pantalla de 32' con los puertos del Tour ahí metidos para subirlos virtualmente... en ese caso al terminar tendrás que comer. Y cuando me refiero a comer quiero decir ingerir alimentos salidos de una vaca o un tocino o cualquier otro animal de cuatro patas que pueda ser loncheado. Un pez según y cómo puede valer. Y hasta algo de verde si va con pizcas. O incluso pasta o arroz bien condimentado o con tomate. Una tortilla de patata. Vamos, lo que se conoce como comer, que es diferente al concepto de alimentarse que parece lo mismo pero no lo es. Lo primero es un placer y lo segundo una función para mantenerse vivo. Y comer barritas y geles no entra dentro de la primera categoría ni de chiripa.

Ponerse una tele de esas para entrenar... o es para ver "Juego de Tronos" 
o "Pesadilla en la cocina con Chicote" o si no... ¿para qué sirve?

Porque estos señores organizadores recomiendan hacer cinco comidas al día y no dejar más de tres/cuatro horas entre una ingesta y otra. Y digo yo... se han planteado ustedes que un tuercepedales puede llegar a zampar siete veces al día (sin contar los picoteos). ¿Acaso no es normal que uno haga desayuno, almuerzo, comida, premerienda, merienda, cena y recena? Y los fines de semana la cosa puede subir a ocho ingestas con el vermute. Y si el sábado se trasnocha sube a nueve ingestas con el kebab de las 5 de la mañana.
Entonces, ¿a qué viene recomendar que cenes una ensaladeta con un poco de pescado a la plancha y de postre si acaso un yogur pero, eso sí, desnatado? Este hecho ha causado sería indignación entre el grupo de tuercepedales que vamos a acudir a esa marcha.

Yo el pozal de acelgas no me lo zampo si no lleva pizcas de jamón

Como dice un amigo, somos muchos, o sea que alguien (por desgracia unos cuantos) ha de cumplir las premisas de que... tenga unos huevos como el caballo del Espartero, su vida sea un festival en el que no pega un palo al agua (o lo que es peor, después de 8 horas trabajando se zumbe 5 de bici), se la bufe lo que le diga su parienta, no tiene amigos, sale a pedalear hasta el día de Navidad, tiene un rodillo en casa para echar carreras vía wifi con Contador (y ganarle), come menos que una cardelina, no se zampa jamás ni un chuletón (a no ser que lleve clembuterol) ni unos huevos fritos con longaniza, ni se zumba un buen lamparazo de vino o de cerveza después de un entreno majo... bueno, en ese caso las similitudes con un tuercepedales son ínfimas. En ese caso, no sé, al menos supongo que esa especie de robocops supervitaminizados disfrutarán del paisaje en sus salidas, se mirarán el culo de las zagalas que compiten en las marchas cicloturistas... no sé, algo para alegrar esa vida estajanovista de sufrimiento perpetuo.

Estos mozos entrenan como lebreles, comen arroz y pasta blanca todos los puñeteros días del año, les hacen tragar mil potingues, salen a entrenar diluviando... 
y claro, cuando ven a una chiqueta se les va la mano

Pero ya para rematar, en el caso de que tengas los huevos como el caballo del Espartero, después de trabajar fiches para entrenar como el foro de internet de cuatro estalentados te ordena, tienes amargada a tu mujer y tus hijos en aras de un inquebrantable afán de superación gracias al cual quieres descubrir cuales son los límites de tu organismo (y los límites de tu parienta), los amigos no te soportan, vas más fuerte que algunos profesionales, le quitas el pitorro de plástico de la válvula a las ruedas para rascar algo de peso a la bici, montas una bici que te ha costado 5000 eureles, llevas un régimen de comidas espartano en el que no te permites ni una alegría, has desterrado el alcohol y las lifaras de tu vida pero te chutas cafeína para recuperar de los entrenos, no te has parado jamás a observar un paisaje o a hacer una foto ni te recreas en las mozas que circulan en las marchas cicloturistas bien porque van mucho más atrás que tú o bien porque puedes perder tiempo, no paras en los avituallamientos... bien en ese caso lo políticamente correcto sería desear a ese tipo de gente que fuese un poco más laxo con su régimen de vida, recordarle que segúramente no vaya a ganar la carrera y que se puede disfrutar de todo esto sin que parezca que uno es Indurain y está preparando el asalto del quinto Tour.

Eso sería lo correcto, pero lo que de verdad pienso, y perdonen que sea tan cabrón, es que ojalá este tipo de gente reviente la rueda subiendo el primer puerto y tenga que esperar al coche de asistencia para reparar la avería. Porque imaginen ustedes que uno se ha pegado desde enero comiendo mal; saliendo cinco días a la semana con la bici haga frío, calor, diluvie o venteé; los días con alerta roja por riesgo de temporal se los ha pegado en casa haciendo hora y media de rodillo sudando como un cerdo y empapando toallas a pares o machacando el parquet para que luego su santa madre o su sufrida parienta tenga que fregar el desaguisado; ha sacrificado los fines de semana y en lugar de hacer actividades familiares o con los amigos se ha dedicado a hacer salidas de seis horas; ha pedido un préstamo para agenciarse la bici que lleva Valverde; no se echa una cerveza desde navidades... vamos, uno de estos pincha en el primer puerto y me lo imagino haciendo la de Millar cuando se le salió la cadena a un kilómetro de meta yendo escapado. Tirando la bici por la margen. La bici de 5000 eureles.



Porque a mí si me pasa, igual hasta me alegro. Si voy bufando como una locomotora serán cinco minutos (o diez o qué más da) en los que descansaré un poquico. Con suerte me esperará algún tuercepedales y estaremos allí de charrada un rato mientras cambiamos la rueda. Durante ese rato echaremos mano del bolsillo y nos zamparemos algunas viandas y si por un casual, ojalá, hay un bar enfrente será la excusa perfecta para calzarse unos huevos fritos. O si llegamos al avituallamiento lo arrasaremos durante media hora departiendo con la gente allí presente. Sacaremos alguna foto del lugar si es que merece la pena y jalearemos a todo bicho viviente que nos adelante y mucho más si son zagalas.

Y de lo que para alguno pueda ser un drama, otros haremos un momento memorable.

Alguien puede pensar que no valoro el esfuerzo de una gran cantidad de gente que debido a su afán de superación es capaz de llevar regímenes de vida espartanos para alcanzar sus objetivos. Nada más lejos de lo que quería reflejar en la entrada ya que cada cual es muy libre de hacer con su vida lo que le plazca y tan loable es el comportamiento de quien pretende terminar una marcha de este tipo con el coche escoba pegado en el culo como quien lucha año tras año por rebajar sus tiempos personales.

Pero la peligrosa deriva que está tomando todo tipo de pruebas tanto en ciclismo como en carreras a pie en el que gente normal y corriente que no es profesional se lo toma como si lo fuera anteponiendo esos objetivos antes mencionados al resto de su vida, hace que tenga estas reflexiones con las que creo coincido con un amplio sector. 

Y si aún así no he sabido explicarme ruego disculpas a quien pudiera sentirse ofendido y le invito a que después del próximo entreno se zumbe un par de huevos fritos con longaniza con una buena jarrota de cerveza porque le sentarán de cojón.

6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. A ti lo que te ha gustado es lo de la torrija del Trasiego, jejeje

      Eliminar
  2. http://www.mountainbike.es/preparacion/entrenamiento/articulo/Las-4-cosas-en-las-que-todos-los-entrenadores-coinciden
    la familia tuercepedales crece, lo mejor los comentarios, el articulo mierda de la que hablas en la crónica, la cual me ha encantado :-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya lo dijo el Campeón del Mundo subiendo la Pierre de Saint-Martin: pasar hambre para preparar una marcha cicloturista? una vez y nunca más!!!

      Eliminar

Entradas relacionadas

Entradas relacionadas