sábado, 10 de mayo de 2014

100 kilómetros

Bueno, parece que puedo decir que estoy recuperado de la caída con la bici. En lo que a pedalear se refiere, claro está. Para hoy me había propuesto dar una vuelta larga con la bici, de esas en las que hay que llevar provisiones y en las que de vez en cuando hay que parar no tanto a echar un bocado sino a estirar las patas y a dejar que el culo descanse. Y es que nunca comprenderé el motivo por el que los sillines de las bicicletas han de ser tan incómodos, pero es lo que hay.

El objetivo era llegar hasta Aguas, en las faldas de la sierra de Guara, completando de esta forma algo más de 100 km. Para ello puse la alarma del reloj a las 07:45 h con la idea de preparar unos bocadillos y comenzar a dar pedales a eso de las 08:30 h.

A las 07:45 h suena la alarma y como suele pasar los sábados (y más después de hacer una semana completa trabajando después de puentes varios y vacaciones) la apago y sigo durmiendo. A las 08:15 h me incorporo de un salto en la cama y miro el reloj. Mierda.

Deprisa y corriendo, dadas mis posibilidades por las mañanas ya que soy un tío muy lento en esos menesteres, me levanto, me visto de ciclista, desayuno, voy pillando por la nevera sobras para hacer unos bocadillos o envolverlas en albal directamente, relleno botellines, cojo las zapatillas, hago la cama, meo y salgo al garaje para coger la bici. Obligatorio hinchado de ruedas y en marcha.

Por la calle del Hortelano paso justo cuando suenan unas campanas tocando las 09:00 h. Me voy mentalizando de que la tirada larga igual hay que dejarla para otro día. Salgo a la carretera de Castillazuelo y no bien llevo un par de kilómetros aparece a lo lejos en sentido contrario David que baja desde un poco más allá de Huerta.

En principio tenía pensado salir a las 07:00 h para llegar hasta Colungo y de bajada encontrarse conmigo en Huerta para acompañarme hasta Bierge. Pero él también ha salido más tarde así es que los planes se desbaratan. Pero decide acompañarme hasta Huerta. En ese momento me callo y no le digo nada pero ya sé lo que acabará ocurriendo. 

Los kilómetros se suceden sin que nos demos cuenta entre charrada y charrada. Llevar a David de compañero de ruta es como llevar una radio al lado con la particularidad de que tiene un don para que los temas no deriven hacia un monólogo sino hacia conversaciones bien amenas. Y si hay dos minutos de silencio, David enciende otra vez la radio y sin saber cómo ya está liada la charrada otra vez. Como ya he dicho tiene un don.

Llegamos a Huerta y en el desvío para entrar al pueblo y hacer el cambio de sentido David hace un recto. - Te acompaño un rato más, hasta Alberuela o así.
Pues vale, y otra vez sé que "el o así" a lo mejor no termina en Alberuela pero me callo y seguimos charrando.

Al llegar a Alberuela previo paso por Adahuesca, llevo una hora escasa de pedaleada. Es cuando me doy cuenta de que el puertecillo de Adahuesca lo hemos hecho más deprisa de lo normal y sin callar, buena señal. Entonces David dice que me acompaña un poco más. Entonces sí que le dejo caer que a ese paso va a llegar a Bierge. Más que nada se lo digo porque tiene que estar en casa a buena hora para quedarse con los críos un rato...

Entre bajadas más o menos pronunciadas y algunos repechos nos plantamos en las rectas con toboganes que anteceden la llegada a Bierge. Ahí sí ya, David decide dar media vuelta, a escaso medio kilómetro del pueblo. Así es que no me ha acompañado hasta Bierge... pero casi. Y todo por seguir dando pedales y seguir charrando, ¡qué fiera!

Cruzo Bierge y comienzo la cabalgada en solitario. Llevo unos 30 km. Como me parece ir mal de hora decido llegar en principio hasta Morrano, lugar que se encuentra a unos 7 km desde donde estoy. Así es que desciendo hasta el salto del río y comienzo a subir metros por una carretera bastante apartada de cualquier lugar. En algún momento pienso si no me habré equivocado de dirección ya que no pasa ni un solo coche ni me cruzo con nadie. Llego a Morrano y como esos 7 kilómetros no me han dejado muy buen sabor de boca decido seguir un poco más. Llevo unos 37 km.

Cuando llevo 40 km llego a Yaso. Se ve como la carretera serpentea allá a lo lejos hacia las faldas del Tozal de Guara, miro el reloj y se me ocurre una idea, saco cuentas y veo que puedo llegar a casa a comer a una hora decente. Me apreto tres croquetas, pero no tres croquetas congeladas no, sino caseras según la receta de la señá Angelita o sea mi madre y me sientan bien no, lo siguiente. Así es que decido seguir.


A todo esto llevo todo el camino bebiendo el agua mezclada con unas pastillas de electrolitos sabor tropical. Sé que puedo ser lapidado por esta revelación ya que el buen tuercepedales se nutre de huevos fritos y cerveza pero con la calorina que había esta mañana me ha parecido prudente recurrir a esos inventos. Y el de sabor tropical está bueno, sabe a burbanflash azul, no digo más.

Bien, la decisión de seguir parece acertada. Guara cada vez más cerca, la carretera ratonera con curvas y repechos entretenidos, pajaricos que salen al paso desde los barzales e incluso un quebrantahuesos que vuela como en las películas proyectando su sombra sobre el suelo con el Tozal de fondo. Acojonante. Llego al límite con la Hoya de Huesca y saco foto para la posteridad en mi primera incursión en bici por Fatilandia.


Me lo estoy pasando muy bien, aún así al llegar al desvío de Santa Cilia (llevo 45 km) decido llamar a casa a ver si la comida se puede retrasar hasta las 14:00 h o me doy la vuelta. Dan el visto bueno y entonces tengo la jugada clara. Llegar hasta Aguas.

Paso un camping y una serie de repechos que se me hacen más duros que lo que parecían en el perfil, justo lo contrario que la subida a Morrano que se me ha hecho aburrida pero no especialmente dura y por fin tras 52 km llego a Aguas en unas 2 h 30'. Sé que si vuelvo por donde he venido llego a casa a las 14 h sí o sí porque el terreno es rompepiernas y lo que antes he bajado me tocará subirlo y al revés. Y la carretera es ratonera.


Así es que cojo la carretera de Angüés porque me da que será más rápido por allí. Bajando por esa carretera por un par de veces me da la sensación de que estoy yendo en dirección equivocada ya que no me suenan los pueblos. Sieso, Casbas... no sé por qué me da que voy a salir a la N-240 pero no en Angüés sino en Siétamo. Al final salgo al sitio bueno. Llevo unos 67 km en 3 horas y poco.

Me resta coger la nacional que en contra de lo que pudiera parecer es una carretera muy tranquila ya que casi todo el tráfico discurre por la autovía. Sé que hay que bajar a buscar el puente antiguo del Alcanadre el cual ya he cruzado antes ya ni me acuerdo en qué punto y dicen que hay unas rampas duras. Voy un poco con el canguelo de que después de tres horas dando pedales en alguna rampa de esas se enganchen las piernas pero el bocadillo de jamón que llevaba en el bolsillo acude al rescate.

Tras pasar el antiguo puente que ya casi ni recordaba paro a zampar el bocadillo. Con eso sé que llego a casa sobrado. Afronto el temido kilómetro al 7% y me parece un kilómetro muy sobrevalorado y algo que no había que temer. Así es que ruedo y ruedo a ratos a buena velocidad hasta llegar a Peraltilla.

Entre esta localidad y el Pueyo hay dos rampas bastante más pestosas que la rampa del Alcanadre pero chino chano se ha superado. Lo bueno es que tras llegar a la rotonda del Pueyo resta un descenso hasta el Barranqué en el que no hay que dar pedales. Para cuadrar los 100 kilómetros todavía he bajado hasta la Tenpir para dar media vuelta allí y plantarme en casa en 4 h 24'. A una media de 23 km/h.

Unos números muy discretos pero que hechos en solitario y un mes después de una buena caída con la bici me dejan muy satisfecho.

2 comentarios:

  1. Pedazo de vuelta y muy placentera. Así da gusto. Respecto a la incomodidad de las bicis de carretera, mira que es lo que me gustaría probar a mí:

    http://www.okocicle.com/recumbent-bikes/hp-velotechnik

    La primera vez que las vi me parecieron horribles, pero me imagina pedaleando sin dolor de culo y... vamos que si pudiera probar una igual me la compraba.

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    1. Calla, calla. Esas bicis tienen que ser complicadísimas de manejar y las caídas deben de ser terribles

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