jueves, 11 de diciembre de 2014

De perros y bicis


La artista israelí Nirit Levav se dedica entre otras cosas a realizar esculturas de perros con material sacado de bicicletas viejas como la que aparece en la foto. Esta quizá sea una de las más divertidas aunque tiene otras mucho más elaboradas. Es una combinación curiosa la de los elementos de la bici para formar a estos, a veces, simpáticos animales ya que por regla general bicis y perros no suelen formar una mezcla muy buena como se demostrará a continuación.

Domingo por la mañana. David y yo enfilamos por el camino Barraón con las bicis de montaña a dar una vuelta por los caminos del Somontano aprovechando que ahora después de las lluvias se han quedado bien blandetes para rodar por ellos.

Tras pasar por Cregenzán y Montesa decidimos acercarnos hasta Hoz y para ello cogemos parte del camino conocido como "el de los árboles singulares". Nada más empezar a circular por él me viene a la mente el encuentro perruno de hace dos semanas por esos mismos parajes. Como si hubiese mentado tres veces a Bitelchus o a Candyman delante de un espejo aparecen al instante nuestros cánidos amigos.

Una vez puede pasar, pero dos ya no es casualidad. Hace dos semanas quien más quien menos pensamos que aquella manada de perros debían de ser de algunos cazadores y que se habían despistado o extraviado. Esta otra vez ya no cuela. Esos perros son de alguien que los tiene en la finca particular libres y sin atar.

Desconozco si el dueño del comando perruno en cuestión ha sufrido algún ataque, robo o percance en su propiedad como para que se haya visto obligado a emplear a estos animales como arma disuasoria pero lo que sí tengo claro es que es ilegal tener los perros sueltos en una finca que no está vallada.

Los seis o siete perros pasan en cuestión de segundos de ladrar en la linde de su propiedad a abalanzarse sobre nosotros en oleadas como si fueran lobos. Nos encorren ladrando por el talud, nos enseñan los dientes, se abalanzan tres o cuatro hacia el camino y enredan por entre las bicis, se retiran y dan el relevo a los otros canes.

Transcurren unos trescientos metros bastante desagradables en los que David y yo pedaleamos lo más deprisa que podemos mirando al frente, rodeados por los perros y esperando en cualquier momento una dentellada en la pierna mientras les gritamos para atemorizarlos aunque estos cánidos están bien enseñados y hasta que no dejamos atrás la linde de su parcela no dejan de incordiar. Unos hijos de perra, y nunca mejor dicho, de marca mayor. Por suerte todo queda en un buen susto pero no pasa a mayores.

Por desgracia ninguno de los dos llevamos el GPS activado para poder localizar la finca en cuestión pero sí que podemos decir que ésta se encuentra en la ruta de los árboles singulares en algún punto entre Costean, Montesa y Hoz. Al llegar a Barbastro y parar a echar un café casualmente nos encontramos a la Guardia Civil y al explicarles el caso nos piden que otro día les llamemos porque si se presentan allí ellos la denuncia la interponen directamente ante el dueño de los perros. Que a fin de cuentas es el culpable de todo este berenjenal porque los perros hacen lo que su instinto y adiestramiento les impulsa a hacer.

Por mi parte no pienso pasar por allí en una buena temporada, no al menos hasta que sepa a ciencia cierta que el comando perruno está atado o bien vallado. Pero al menos que sirvan estas líneas para avisar a quien le pueda interesar y que si se ve implicado en tan desagradable situación tiene el derecho de llamar a la Guardia Civil para que acuda a poner orden a ese sindiós.

Navegando por el youtube he encontrado un vídeo que ejemplifica de alguna manera lo que acabo de contar. Al protagonista, que iba solo, le salen al paso unos cuantos perretes más pero puedo asegurar que los gritos que pega son similares a los que proferíamos David y yo. Y cuando el grupo de cánidos es de más de cinco el miedete debe de ser parecido porque como le dé a uno por pegar un mordisco no te salva ni el Tato.



Al final, la ruta que quedó en un segundo plano... salieron 35 km bajando desde Hoz por la cabañera para coger el camino a Burceat y terminar llegando por la carretera de Castillazuelo. En 2h 10' y con un buen susto en el cuerpo. Y lo dicho, el próximo día a pedalear por otro camino que por este ya nos han visto el pelo hasta dentro de una buena temporada.

1 comentario:

  1. Gracias por el aviso. Ojalá el dueño se vea en la misma situación que él mismo crea.

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