martes, 9 de diciembre de 2014

Castillazuelo - El Pueyo 2014

Cuando una carrera cae en un puente, en diciembre, la zona de meta está en una plaza que no le toca el sol y hace un frío del demonio y aún así te apuntas para participar y la disfrutas pues debe de ser que todo lo demás es bueno y esas pequeñas contras mencionadas merecen ser "sufridas".

Insisto, para mí el resto de lo que envuelve a esta carrera es bueno. Aquí es donde entramos en las quejas del resto de la gente, que si transcurre por caminos, que si hay subidas... lo cual para mí es gloria ya que donde esté un buen camino que se quite el asfalto y donde haya una buena subida después habrá una buena bajada.

Así es que partiendo con estas premisas, y después de un puente bastante cargado de pequeñas lifaras, me encuentro el lunes por la mañana en la plaza de Castillazuelo dispuesto a participar en la carrera. Igual que el año pasado han sido unos buenos días de hidratar y alimentar el cuerpo como se merece, ya saben: pulpo, robellones, tostada de foie, torrijas, albóndigas de longaniza con salsa de almendras, patatas con salsa roquefort, huevos rotos con morcilla... todo ello regado con cerveceta y vino del Somontano a lo largo y ancho de los establecimientos taperiles y culinarios del pueblo. Y alguna salida en bici amenizada por una emboscada de perros de la que a lo mejor hablo un día de estos.

El viernes pasado en la piscina haciendo largos (como excusa para después merendar como es debido) se me enganchó el pie un par de veces. Y no fue ni por nadar muy deprisa ni por nadar mucho rato, cosas que me ocurren en la piscina de vez en cuando.  Así pues no tengo la menor idea de cómo pueden responder las patetas en carrera y si es posible que tenga que dar media vuelta en algún momento.

El caso es que acudo al ayuntamiento a recoger el dorsal, lugar donde veo a mi hermano Jesús, que no participa este año, y está repartiendo los dorsales de los críos. Él intenta convencerme de que vaya a buscar mi dorsal a la mesa de los crietes (por favor, los pequeños por esta otra mesa) y yo intento convencerle de que corra (venga, corre, cobarde). Nos mandamos fraternalmente a la mierda sin que ninguno logre convencer al otro y marcho a la plaza.

Volvamos a la carrera como tal. Dan el pistoletazo de salida y para mi sorpresa hago los dos primeros tercios de la subida del castillo corriendo y paro a caminar para hacer la última rampa. Pues tan mal no debe de estar el pie. Nos plantamos en el camino y la historia del año pasado se repite. Llevo por detrás a mogollón de gente que en otras circunstancias deberían ir por delante y voy acoplado al ritmo de uno de los Gemelos del Entremuro. El frío de la plaza se ha pasado y hace un sol bien bueno.

El garmin canta el primer kilómetro. Lo sé porque pita, no porque lo mire ya que lo llevo en la muñeca de adorno, no pienso hacerle caso para nada. Llevo un año bastante anárquico en ese sentido y corro más por sensaciones que no por lo que dicta el relojito. Pero el caso es que el paso de los kilómetros los sigue cantando y en ese momento justo se empieza a entumecer la rodilla derecha. No le hago ni puñetero caso y sigo zumbando, ya que si es algo por lo que tenga que parar ya me enteraré y si no pues adelante.

Al poco vemos a Goyo caminando en sentido contrario. Que dice que va roto. A este por desgracia sí que la molestia, cualquiera que sea, le ha debido ir a más y marcha cabizbajo de regreso a Castillazuelo. Con el Gemelo seguimos devorando kilómetros sin darnos cuenta hasta que llegamos a la zona del sembrado que da acceso a la placeta del Sol donde se oye una escandalera considerable por la gente que se encuentra congregada animando.


Antes hemos visto muy poca gente dispersa por el recorrido, entre ellos el sr Ornitorrinco apostado tras un repecho sacando fotos a los corredores y descansando tras hacer marca el domingo en maratón; suyas son las fotos que hay en esta entrada. Gracias, Orni. La animación en el último kilómetro de la subida está muy bien, mejor que otros años. Al llegar a la carretera para enfilar las últimas rampas de acceso al Monasterio pierdo al Gemelo pero engancho a Manu, uno de los hermanos del mencionado sr Torrinco, con quien nos vamos picando para que no decaiga el ritmo.

Vamos hasta la curva, venga, ahora hasta la farola, venga un poco más. El caso es que a base de arreones nos hacemos toda la subida excepto la última rampa corriendo. ¡La de años que hacía que no subía tanto trozo de esa subida a la carrera! Arriba hay un tropel de gente entre los que se encuentra Agus. Es una alegría verle allí animando, a ver si poco a poco vuelve a la actividad camina-corre-almuerza después del año sabático que se ha tomado. El Muñecas de Famosa World Tour necesita a Barriguitas encarecidamente.

Arriba, nos cruzamos con Pedro a quien ya había perdido en la rampa del castillo, echamos un traguico de agua y enfilamos la bajada. Las vistas allá arriba por cierto, son espectaculares con el Turbón y Cotiella cubiertos de un buen manto de nieve. Manu va más fuerte en la bajada y empiezo a perder contacto al llegar a la placeta del Sol justo cuando nos cruzamos con el Enano el cual va subiendo a la marcheta haciendo de coche escoba. Este tío es muy grande. Lleva toda la mañana en zona de meta preparando cosas, se ha comido las carreras de los críos haciendo labores de juez y ahora está corriendo y replegando gente por la cola para acompañarla a meta. 

En la trialera de los Alparraces se demuestra la habilidad del clan Ornitorrinco sorteando carrascas (o mi torpeza en esas lides o ambas cosas) y termino por quedarme solo. El caso es que llego al camino de regreso y pita el km 6 quedando 4 para volar hasta meta. Consigo engancharme a un zagal y una zagala de Huesca a los cuales veo en la distancia y que se escapan en los repechos. No tengo ni idea de a qué ritmo vamos pero voy cómodo a su ritmo y ya sólo queda bajada.


Llegamos al castillo y este año la bajada no está helada así es que se puede bajar a toda mecha, o al menos a toda la velocidad que permitan los cuádriceps sin reventar. Ya está hecho, queda menos de 1 km y la gente anima ese tramo. Un breve callejeo por el pueblo y recta de meta a tope. Paro el crono en 57', dos minutos menos que el año pasado. A pesar de haber estado todo el puente, como vulgarmente se dice, en un pienso comiendo y bebiendo (o quizás gracias a haber estado en un pienso, comienzo a considerar seriamente esa posibilidad) va y encima me lo paso en grande corriendo y rebajo tiempo. Y dos de las sobrinas ganan sus respectivas carreras ¿Qué más se puede pedir?

Pues que hiciera menos frío en la plaza a lo mejor, pero al final este se convierte un detalle intrascendente cuando uno se encuentra charrando en buena compañía y degustando la longaniza a la brasa que el pueblo de Castillazuelo nos ofrece por haber pasado la mañana de este lunes de puente correteando por los caminos. Por cierto, el año pasado en la clasificación tuve un regalo de unos dos minutos que este año los señores jueces se han encargado de cobrarse en mi contra. Un año por otro, aunque al final lo que cuenta es lo que dice el garmin. Con independencia de esos dos minutos, por segundo año consecutivo vuelvo a hacer mejor tiempo en la 10K de Castillazuelo que en la 10K de San Ramón. Mejor en caminos que en asfalto, mejor con subidas y bajadas que en llano. No sé si habrá muchos casos similares.

Haciendo cola para la longaniza viene el Gemelo y me pregunta qué tal la subida. Pues hombre, al ritmo que has puesto muy bien, gracias. Y es entonces cuando él, uno de los autores de frases tan memorables como "entre semana hay que salir a correr muy suave y los fines de semana sin forzar", suelta que sí, que hemos llevado un ritmo para no sufrir o al menos para hacerlo de manera tolerable. Y doy fe de que así ha sido. Caminos, solete, bajadas y longaniza en la meta, así fueran todas las carreras.


2 comentarios:

  1. Solo un "Famosa" puede hacer mejor tiempo en Castillazuelo que en el 10K; sois unos craks. Os irian bien unos huevos rotos con morcilla para celebrarlo. Nos vemos en la Sansilvestre

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    1. Pues sí, es una hazaña tan sólo al alcance de los "Famosa", Kilian Jornet y para de contar. Y mira que no hagamos récord en la San Silvestre también y los primeros nos doblen dos veces!

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